Descubren un ave rapaz autóctona capaz de depredar los nidos de la avispa asiática
Las poblaciones del abejero europeo podrían significar una oportunidad para frenar la plaga de una de las especies más invasoras del mundo.
La avispa asiática, una de las especies más invasoras del mundo y en expansión en Europa occidental, podría haber encontrado por fin un enemigo que plante cara a la plaga de este insecto. Un equipo de investigación ha descubierto a través de la genética que el abejero europeo (Pernis apivorus) es capaz de depredar sobre los nidos activos de la avispa asiática (Vespa velutina).
Llevado a cabo por el Instituto de Biología Evolutiva (IBE), un centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y la Universidad Pompeu Fabra (UPF), el estudio se ha basado en el análisis de ADN de los avisperos con que la rapaz alimenta a sus polluelos.
A través de este método el abejero europeo se ha descubierto como “la única especie conocida capaz de depredar los nidos de la avispa invasora en el periodo de máximo crecimiento y producción de sus colonias”, tal y como afirma un comunicado del IBE.
“Ya existían indicios y bastantes sospechas de que el abejero europeo podía depredar los nidos de la avispa asiática, pero ahora, gracias a las técnicas genéticas, lo hemos podido demostrar”, explica Roger Vila, responsable del estudio e investigador principal del IBE.
La plaga de la avispa asiática supone una amenaza para la biodiversidad, la salud y la apicultura. “Ahora el descubrimiento del abejero europeo como posible depredador autóctono de la avispa abre muchos interrogantes, dado que la rapaz podría convertirse en un aliado para controlar la población de avispa asiática en aquellas zonas donde nidifica en Europa”, plantean los expertos del IBE.
Técnicas genéticas para identificar la especie constructora del avispero
El abejero europeo debe su nombre a su alimentación, ya que la dieta de esta rapaz se compone principalmente de larvas de avispas. Durante los años entre 2011 y 2018, los investigadores estudiaron los nidos de una población de abejero y recogió los datos de su dieta.
El pasado año, el equipo se sorprendió al encontrar fragmentos de avispero con unas celdas de dimensiones más grandes de lo común. Por el tamaño, estas celdas solo podían corresponder a una avispa autóctona que es muy poco común en la zona estudiada, el avispón o la avispa asiática.
Para identificar la especie constructora se utilizó el código de barras genético, que es “un fragmento muy variable del genoma mitocondrial que generalmente es diferente en cada especie”, explican los autores del estudio. “A pesar de que el ADN de las muestras se encontraba ya bastante degradado, se pudo determinar sin duda que se trataba de fragmentos de un nido de avispa asiática”.
Un año para readaptar su dieta
Según los datos de nidos de avispa asiática y de abejero europeo, y teniendo en cuanta que la plaga de la avispa asiática apenas ha llegado a Barcelona, es sorprendente la rapidez con la que esta ave rapaz ha adaptado su dieta al nuevo escenario. Los investigadores afirman que, como máximo, la rapz ha tardado un año en comenzar a utilizar este recurso para alimentar a sus crías.
“Es una rapaz muy adaptada a depredar sobre los nidos de avispas, con las plumas imbricadas como las escamas de un pez para evitar las picaduras, el pico con la forma perfecta para extraer con velocidad las larvas de los avisperos, y con una habilidad extrema para localizar tanto los nidos de avispas construidos bajo tierra como los de superficie”, explica F. X. Macià, experto en rapaces y primer autor del artículo.
El abejero europeo podría por tanto convertirse en un gran aliado para controlar la población de la avispa asiática en aquellas zonas donde nidifica. A su vez, esta nueva fuente de alimento podría significar una oportunidad para esta rapaz, que se ha demostrado especialmente sensible a los contaminantes y prefiere alimentarse tan solo de aquellas especies de avispa que viven en grandes colonias de larga duración. “Para conservar las poblaciones de esta rapaz tan tímida sería conveniente evitar impactos en los lugares de reproducción”, concluye Macià.