Las crías de orca viven más si tienen abuela
Las orcas hembra tienen la menopausia y pueden vivir hasta 90 años, algo que ha sido un misterio durante años. Un nuevo estudio sugiere que existe un motivo.
La orca es uno de los pocos mamíferos conocidos que tiene la menopausia. Durante años, el motivo ha sido incierto, pero una nueva investigación sugiere el porqué: las abuelas fomentan la supervivencia de sus nietos.
Un equipo de científicos que ha analizado décadas de poblaciones de orcas del Pacífico Noroeste ha descubierto que las orcas jóvenes con abuela tienen más probabilidades de mantenerse con vida que las que no, resultados descritos en un estudio publicado el 9 de diciembre en Proceedings of the National Academy of Sciences. Es más, el riesgo de muerte de una cría ascendía drásticamente en los dos años posteriores a la muerte de su abuela. Como las sociedades de orcas son matriarcales, es probable que estas hembras mayores posean conocimientos cruciales sobre los recursos alimentarios que pueden significar la diferencia entre la vida y la muerte para su familia.
«Su mayor saber y su liderazgo, sobre todo en épocas difíciles, ayuda a las crías», afirma Dan Franks, autor principal y ecólogo evolutivo de la Universidad de York en el Reino Unido.
Las orcas, que se distribuyen de las regiones polares al ecuador, viven en grupos familiares muy unidos de hasta 40 individuos. Estos depredadores colaboran para cazar presas diversas —de peces a ballenas— dependiendo de dónde vivan. En general, tanto las orcas macho como las hembras permanecen en su grupo natal durante toda su vida, aunque ambos sexos buscan parejas de otros grupos para evitar la endogamia. Las hembras dejan de reproducirse en torno a los 40 años y pueden vivir hasta los 90, mientras que los machos suelen vivir hasta los 50 años.
Aunque la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza clasifica a las orcas como especie con «datos insuficientes», las poblaciones están descendiendo, incluidas las del Pacífico Noroeste, las orcas más estudiadas del mundo. Hay tres factores que contribuyen a su desaparición: la exposición a sustancias químicas tóxicas llamadas policlorobifenilos (PCB); el descenso de las poblaciones de su presa principal, el salmón real; y la contaminación acústica de los buques.
Por eso este estudio es una prueba contundente para que los conservacionistas protejan a las orcas de dichos peligros, según Franks.
«La muerte de una abuela postmenopáusica tiene repercusiones desproporcionadas en su grupo familiar, lo que las convierte en una herramienta de conservación importante», afirma.
«Es un trabajo importantísimo. Solo hemos arañado la superficie de las funciones que tienen estas abuelas», añade Janet Mann, experta en conducta animal de la Universidad de Georgetown en Washington, D.C., que no participó en este estudio.
La explicación de la menopausia
Los científicos llevan mucho tiempo intrigados por la menopausia en las mujeres. En general, la esperanza de vida de una mujer al nacer es mayor que la de un hombre, pero las mujeres viven durante décadas tras dejar de tener hijos, mientras que los hombres pueden ser padres hasta que mueren.
«Los machos no tienen la menopausia. Aún les quedan nadadores, incluso al final», afirma Mann.
Según Mann, eso tiene sentido desde un punto de vista evolutivo, pero que una mujer viva 40 años más de los que es capaz de reproducirse, no tanto.
Al parecer, la selección natural priorizaría la capacidad de la hembra de tener tantos descendientes supervivientes como fuera posible y dejar de reproducirse mucho antes del final de su vida interferiría con dicha prioridad.
Los biólogos evolutivos han propuesto varias hipótesis para explicar este dilema. Por ejemplo, la menopausia podría impedir que las abuelas y las madres compitan por recursos ya escasos para alimentar a su progenie. Dar a luz a edades más avanzadas también podría entrañar riesgos y poner en peligro a la madre, al bebé y a los hijos que ya tiene esa madre.
También está la hipótesis de las abuelas, popularizada por la antropóloga estadounidense Kristen Hawkes y su trabajo con los hadzas, un grupo moderno de cazadores-recolectores de Tanzania. Esta hipótesis sostiene que las abuelas fomentan la supervivencia de sus nietos porque les proporcionan alimentos y cuidados complementarios.
La idea está respaldada por varios estudios, entre ellos un análisis de 2004 de fineses y canadienses preindustriales que demostró que los niños con abuelas tenían muchas más probabilidades de alcanzar la adultez.
Las abuelas importan
Intrigados por esta investigación en humanos, Franks y sus colegas decidieron comprobar si existía un efecto parecido en las orcas. Escudriñaron 40 años de datos que detallaban nacimientos, muertes y varios acontecimientos en las vidas de dos poblaciones de orcas que viven en las costas del estado de Washington y la Columbia Británica.
En total, el equipo analizó la tasa de supervivencia de 378 «nietos» y determinó que el riesgo de muerte para una cría era superior si su abuela había dejado de reproducirse y si la cría era macho. Franks afirma que es probable que las orcas postmenopáusicas puedan dedicar más recursos a sus nietos, lo que hacía que las muertes de las abuelas fueran particularmente devastadoras. El factor de los machos es un misterio.
También había más riesgo si las poblaciones de salmón eran escasas o moderadas, lo que apunta a que las abuelas son más útiles en tiempos de carestía.
«Sabemos que dirigen su grupo familiar por los terrenos de alimentación, sobre todo en épocas de necesidad, y sabemos que comparten los salmones que capturan con sus parientes jóvenes», afirma Franks. «Pero sospechamos que queda más» por descubrir sobre cómo sacan adelante a sus familias las abuelas orcas.
Mann indica que con el descenso de las poblaciones de orcas del Pacífico Noroeste, quizá nunca lo descubramos.
«Estamos perdiendo la oportunidad de comprender cómo evoluciona la menopausia por nuestras propias acciones», afirma.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.