Descubren en Canadá un nuevo tiranosáurido de 79,5 millones de años

El dinosaurio esclarece cómo se convirtieron en superdepredadores el T. rex y sus parientes.

Por Maya Wei-Haas, Michael Greshko
Publicado 11 feb 2020, 10:49 CET, Actualizado 14 abr 2023, 10:24 CEST
Thanatotheristes
Para el ojo inexperto, muchos tiranosaurios parecen idénticos. Pero el Thanatotheristes posee varios rasgos que lo distinguen del resto, como surcos prominentes a lo largo del hocico.
Fotografía de Julius Csotonyi (ilustración)

Jared Voris está familiarizado con la muerte. Para principios de 2018, este estudiante de máster de la Universidad de Calgary había pasado más de un año escudriñando huesos en colecciones de museo para estudiar cómo habían madurado los tiranosaurios. En una visita a las colecciones del Museo Real Tyrrel de Paleontología de Alberta, encontró un armario con fósiles que no pudo identificar.

Tras dos años de investigación minuciosa, Voris y sus colegas han descrito al primer nuevo tiranosáurido canadiense descubierto en 50 años y publicaron los resultados el 23 de enero en Cretaceous Research. El dinosaurio mide ocho metros de largo y se llama Thanatotheristes, que en griego quiere decir «segador de la muerte».

El Thanatotheristes degrootorum tiene 79,5 millones de años de antigüedad y se encuadra en torno a las bases del ascenso al dominio ecológico por parte de los tiranosaurios. Los fragmentos de cráneo desenterrados (que incluyen las mandíbulas superior e inferior, los dientes y un pómulo parcial) esbozan las primeras páginas del ascenso al poder como superdepredadores de los tiranosáuridos, el subgrupo de tiranosaurios que incluye al T. rex.

«Intenté ser lo más meticuloso posible con la identificación de rasgos distintivos. Es interesante tener la oportunidad de nombrar una nueva especie y espero que desde aquí no me vaya cuesta abajo», afirma Voris, que ahora es estudiante de doctorado en la Universidad de Calgary.

Thanatotheristes
Por ahora, los fragmentos del cráneo son lo único que queda del Thanatotheristes. Aunque es posible que se conservaran más en los precipicios grises azulados cerca del yacimiento donde se descubrieron, es probable que las recientes inundaciones se hayan llevado por delante los huesos restantes.
Fotografía de Jared Voris

Cuando aparecieron hace unos 165 millones de años, los tiranosaurios no eran los tiranos que acabaron reinando durante el Cretácico en Asia y Norteamérica. Algunos eran diminutos —de apenas metro y medio de alto— y cazaban a la sombra de los carnívoros gigantescos de aquella época, como los alosauroideos y megalosauroideos.

La desaparición de estos depredadores hace unos 80 millones de años dio a los tiranosaurios la oportunidad de ascender hasta la cima de la cadena trófica y convertirse en gigantes. Hace unos 66 millones de años, justo antes de su extinción, el infame T. rex alcanzó 12 metros de largo y más de nueve toneladas de peso. Pero el Thanatotheristes no parece haber sido tan grande ni corpulento como el T. rex, lo que pone de manifiesto la diversidad de la cima de la cadena trófica de este periodo.

«Parece que los tiranosaurios tuvieron una historia evolutiva dinámica. No todos eran superdepredadores monstruosos como el T. rex, pero existieron muchos subgrupos pequeños que poseían sus propios dominios y tenían tipos de cuerpos particulares», escribe por email Steve Brusatte, paleontólogo de la Universidad de Edimburgo que no participó en el estudio.

Es probable que los tiranosaurios fueran poco comunes en vida y aún menos comunes como fósiles. Con todo, determinar el panorama evolutivo de este grupo a partir de restos óseos no es tarea fácil. Sus compañeros herbívoros desarrollaron una variedad impresionante de crestas y adornos en el cuello que los ayudaban a distinguir a miembros de su especie, a rivales y a posibles parejas. Pero los tiranosaurios carecían de estos rasgos distintivos.

Según Scott Persons, paleontólogo del College of Charleston que no participó en el estudio, cuesta determinar la aparición de una nueva especie en el registro fósil: «Hay que adentrarse en los pequeños detalles. Tienes que afinar tus observaciones taxonómicas».

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    Cada pedazo de hueso de tiranosaurio contiene pistas fundamentales, incluso los hallados por casualidad, como los restos del Thanatotheristes. John y Sandra De Groot se toparon con los huesos en 2010, cuando su familia recorría las riberas del sur del río Bow en Alberta. La pareja contactó con el Museo Real Tyrrell, que envió a paleontólogos a recoger los fósiles y buscar más. En honor a la familia, el equipo de Voris otorgó al Thanatotheristes el nombre específico degrootorum.

    «Han sido un recurso valiosísimo. Demuestra que no tienes que ser un paleontólogo para ayudar en paleontología», dice Voris sobre los De Groots.

    Casi una década después de que se limpiaran, catalogaran y almacenaran, Voris y sus colegas empezaron a reunir las piezas de este rompecabezas paleontológico. El equipo se centró en las mandíbulas, que poseían bordes prominentes que apuntaban a estructuras faciales perdidas. El pómulo del animal también era ovalado en el corte transversal, a diferencia de otros tiranosáuridos emparentados.

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    En otros sentidos, el Thanatotheristes era parecido a sus parientes, que a todas luces no eran criaturas amables. Los hocicos de los tiranosaurios poseen las marcas de enfrentamientos pasados con otros dinosaurios, entre ellos otros tiranosaurios. El Thanatotheristes no es la excepción. Presenta una cicatriz blanquecina de 10 centímetros de largo en la mandíbula superior derecha. «Es como Scarface», afirma Persons.

    El territorio de los tiranosaurios

    Gracias al fósil puede examinarse en mayor profundidad la diversidad de los tiranosaurios de Norteamérica, muchos de los cuales vivieron y murieron a lo largo de las costas occidentales de un océano interior que ese extendía desde el océano Glacial Ártico hasta el golfo de México.

    El Thanatotheristes se halló en una formación rocosa poco estudiada y, con 79,5 millones de años de antigüedad, los fósiles aportan pistas de cómo se convirtieron en gigantes los tiranosáuridos primitivos. «Es el tiranosáurido más antiguo que se ha documentado en Norteamérica», afirma la coautora Darla Zelenitsky, paleontóloga de la Universidad de Calgary y supervisora doctoral de Voris.

    Con el descubrimiento del Thanatotheristes, los tiranosaurios del oeste de Estados Unidos y Canadá parecen formar dos linajes distintos: un grupo septentrional con hocicos largos y profundos y un grupo meridional con hocicos más cortos, como los de los bulldog. Quizá esta división refleje dos estrategias de alimentación diferentes, determinadas por las presas y los ecosistemas variados de la región.

    Aunque no está claro qué provocó este patrón en Norteamérica, una de las posibilidades es el tamaño de las presas. El grupo de tiranosaurios asiáticos de gran tamaño (del que finalmente descendió el T. rex) vivió junto a dinosaurios herbívoros enormes, como los saurópodos cuellilargos. Es posible que estos tiranosaurios alcanzaran tamaños enormes para derribar a presas tan titánicas.

    Queda mucho por aprender de este patrón. También quedan muchos vacíos en el registro fósil de los tiranosaurios, sobre todo para los Thanatotheristes. Salvo por un pequeño fragmento de mandíbula hallado en otro yacimiento de Alberta en 2018, los huesos del río Bow son los únicos fósiles documentados de este depredador. Las investigaciones en el lugar donde los De Groots vieron los huesos de Thanatotheristes han sido infructuosas y las recientes inundaciones podrían haberse llevado por delante los fósiles restantes.

    Si Voris se sale con la suya, se unirán más especímenes a este grupo. Tiene pensado explorar la misma formación de roca en otras partes del sur de Alberta, con la esperanza de hallar más huesos de Thanatotheristes.

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.
    Tiranosaurio rex olfato

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