¿Por qué es de color rosa esta mantarraya?

El tono rosado del pez, avistado hace poco en la Gran Barrera de Coral australiana, no se debe ni a una infección ni a la dieta.

Por Bethany Augliere
Publicado 13 feb 2020, 11:49 CET
Cuando el fotógrafo se dio cuenta de que la manta, fotografiada cerca de la isla Lady Elliot, era rosa, «me quedé boquiabierto», cuenta.
Fotografía de Kristian Laine

Cuando el fotógrafo Kristian Laine practicaba apnea en la isla más meridional de la Gran Barrera de Coral australiana, una mantarraya rosa pasó junto a él. Pensó que el color se debía a que su cámara estaba averiada.

«No tenía ni idea de que existían mantas rosas; me confundió mucho y pensé que el flash estaba roto o que estaba haciendo algo raro», cuenta Laine, cuyas fotografías se han hecho virales esta semana en Instagram. Posteriormente, Laine se percató de que había visto una mantarraya de arrecife macho de más de tres metros a la que han bautizado Inspector Clouseau, el torpe detective de las películas de La pantera rosa. El pez, que nada por las aguas de los alrededores de la isla Lady Elliot, es la única mantarraya rosa que se ha documentado en todo el mundo.

La avistaron por primera vez en 2015 y desde entonces la han vuelto a observar en menos de 10 ocasiones. «Me sentí honrado y muy afortunado», cuenta Laine, que fotografió a la manta en un grupo de siete machos que competían por una hembra.

Los científicos del grupo de investigación australiano Project Manta, que estudian a la manta rosada, han confirmado que su color es real. Al principio, propusieron que el color de Inspector Clouseau se debía a una infección cutánea o a su dieta, como ocurre con los flamencos, que obtienen su coloración del consumo de crustáceos. En 2016, la investigadora del Project Manta Amelia Armstrong hizo una biopsia la piel del famoso animal y los análisis posteriores descartaron la dieta y una infección como causas posibles.

Ahora, según Asia Haines, investigadora adjunta del Project Manta, la teoría principal es que el animal presenta una mutación genética en la expresión de la melanina, o pigmento.

Añade que la mantarraya no solo tiene un aspecto interesante, sino que también podría contribuir a la ciencia: «Comprender el origen de esta mutación genética podría informarnos» sobre la evolución del color en las mantas, dice.

¿Qué mutación tiene la manta?

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    Es improbable que el pez sufra efectos perjudiciales por su tono inusual. Lo han fotografiado de vez en cuando desde 2015.
    Fotografía de Kristian Laine

     

    Solomon David, ecólogo acuático de la Universidad Estatal Nicholls de Luisiana, sospecha que la mutación es eritrismo, que hace que la pigmentación de la piel del animal sea rojiza o, en algunos casos, rosada. Existen otras mutaciones genéticas en la pigmentación de un animal que pueden volverlo melánico (negro) o albino (blanco).

    «Habiendo visto otras mutaciones vinculadas a la pigmentación en peces, no es del todo insólito que exista, pero es muy interesante verlo», afirma Solomon por email.

    Guy Stevens, consejero delegado y cofundador del Manta Trust británico, coincide en que la explicación más plausible es el eritrismo.

    Normalmente, las mantarrayas de arrecife presentan tres colores: negro, blanco o negro y blanco. Este último patrón, que es el más habitual, presenta contracoloración, que consiste en que el pez tiene un lomo negro y un vientre blanco. Desde arriba el lomo negro se confunde con el agua oscura y desde abajo los vientres claros se confunden con la superficie luminosa. Se cree que esta configuración las protege de depredadores como los tiburones.

    Con todo, Stevens cree que el color atípico de la manta no debería afectar a su supervivencia ni a su vulnerabilidad a los depredadores. Esto se debe principalmente al gran tamaño de la manta de arrecife: un ejemplar adulto puede pesar más de una tonelada.

    Estos científicos estudian la vida social de las mantarrayas
    Por primera vez, los científicos han podido observar de cerca la vida social de las mantarrayas de arrecife, desmintiendo la idea falsa de que no establecen vínculos estrechos.

    «Son grandes al nacer y crecen bastante rápido durante los primeros años para ser lo bastante grandes como para que solo puedan atacarlas los depredadores marinos más grandes».

    «Demuestra que la naturaleza siempre nos sorprende», añade. «Ahora nos toca buscar una manta azul».

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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