¿Es el humo de los incendios forestales perjudicial para ballenas y delfines?
Con los incendios de la costa oeste de Norteamérica, los científicos temen que los mamíferos marinos sufran lesiones por inhalación de humo, un fenómeno que no se ha estudiado.
El humo envuelve Mondos Beach, cerca de Ventura, California, en 2017. Los delfines y las marsopas que nadan en el mar son muy vulnerables a la inhalación de humo.
Se ha investigado muy poco cómo afecta a los mamíferos marinos la exposición prolongada al humo y las sustancias químicas liberadas durante los incendios, pero si las consecuencias de la explosión de la plataforma petrolera Deepwater Horizon en el golfo de México nos han enseñado algo es que podrían sufrir graves consecuencias para la salud en los próximos años.
Hace 10 años, cuando era trabajadora de primeros auxilios en Nueva Orleans, la veterinaria Cara Field vio con sus propios ojos las repercusiones del peor vertido de petróleo de la historia de Estados Unidos en la fauna salvaje de la región. El vertido liberó hasta 757 millones de litros de petróleo en el océano, gran parte de los cuales ascendieron a la superficie. Como parte de la limpieza, los equipos lo quemaron. Solo cinco años después, la investigación demostró que los delfines mulares que respiraban el humo cargado de sustancias químicas desarrollaron enfermedades pulmonares graves, eran más propensos a las infecciones y había un mayor índice de mortalidad entre sus crías.
Field, que ahora es la directora médica del Centro de Mamíferos Marinos, una organización de conservación sin ánimo de lucro en Sausalito, California, teme que los mamíferos marinos de la costa oeste de Norteamérica afronten un destino similar durante una temporada de incendios forestales desastrosos que han arrasado casi tres millones de hectáreas.
El humo de los incendios forestales está compuesto de una serie de gases, como el monóxido de carbono, el dióxido de nitrógeno, hidrocarburos aromáticos policíclicos (o HAP) y partículas peligrosas, que incrementan los riesgos de enfermedades respiratorias y cardiovasculares en humanos.
Como los delfines, las ballenas, las marsopas y otros mamíferos marinos están adaptados a vivir en el mar, donde hay menos contaminantes atmosféricos que en tierra, «sería de esperar que fueran más susceptibles a las lesiones por la inhalación de partículas», afirma Field. Esto podría tener graves consecuencias para especies como las nutrias marinas y las orcas, cuyas poblaciones ya están disminuyendo en la región.
Como no se conocen los efectos del humo de los incendios en los mamíferos marinos y corren un grave peligro potencial, Field insta a los científicos de la costa oeste a empezar a recopilar datos sobre cómo afectan los incendios forestales a la salud de los mamíferos marinos. Aunque no se han comunicado varamientos de mamíferos marinos que sufrieran inhalación de humo durante esta época de incendios, aún es posible, señala Field.
«Ahora toca obtener los valores de referencia, escoger qué muestras buscar y empezar a identificar a las especies o las poblaciones que podrían ser candidatas a estudio», explica.
Una anatomía vulnerable
Field apunta que la anatomía de las ballenas, los delfines y las marsopas los hace más vulnerables a los efectos dañinos del humo de los incendios. Como intercambian grandes bocanadas de aire rápidamente por los espiráculos, pueden inhalar con facilidad las partículas de humo.
Un lobo fino de Guadalupe u oso marino de Guadalupe en una piscina entre el humo de los recientes incendios forestales de California en el Centro de Mamíferos Marinos de Sausalito. El animal fue rescatado antes de que comenzaran los incendios.
También carecen de sinos y otras estructuras nasales presentes en animales terrestres, barreras físicas que atrapan partículas en el moco y permiten que los animales las expulsen estornudando o tosiendo para que menos partículas alcancen los pulmones, explica Stephen Raverty, patólogo veterinario del Ministerio de Agricultura de la Columbia Británica.
Afirma que «con una inhalación y una exhalación más rápidas, la carencia de estas estructuras protectoras y un gran volumen de intercambio pulmonar con cada aliento, las ballenas, los delfines y las marsopas corren un mayor riesgo» de exponerse al humo.
Field indica que las necropsias de los 46 delfines que aparecieron muertos en el litoral tras el vertido de petróleo de BP también ofrecen información sobre las lesiones por el humo de los incendios en mamíferos marinos.
Los delfines muertos padecían enfermedad pulmonar grave y degeneración de las glándulas suprarrenales, los órganos que regulan las hormonas, el sistema inmunitario y las reacciones al estrés, entre otras cosas. Los científicos concluyeron que esto podría haber sido causado por la exposición a los hidrocarburos del humo, ya que en animales de laboratorio la exposición a HAP puede provocar atrofia suprarrenal similar y daños en el aparato reproductor. En humanos y animales, estas sustancias químicas se han vinculado a varios tipos de cáncer.
Señales de humo
Es imposible determinar qué es lo que perjudicó más a los delfines del golfo de México: inhalar el humo cuando se quemó el petróleo vertido, ingerir petróleo por la cadena trófica o la combinación de ambas, afirma Field.
Sea como fuere, los delfines y las marsopas son más propensos a sufrir irritación en las vías respiratorias y absorber más hidrocarburos que las ballenas, ya que suelen quedarse más cerca de la orilla y respirar con más frecuencia que los mamíferos que se sumergen a gran profundidad.
«Como sabemos que es probable que las vías respiratorias de los delfines sean más susceptibles a la inhalación de estas partículas, es muy probable que inhalar ceniza y partículas provoque daños», expone.
También se han estudiado las repercusiones del humo y las sustancias químicas en nutrias marinas, una especie en peligro de extinción en California.
Un estudio de 2014 de 39 nutrias marinas de California desveló que la exposición al humo y la escorrentía de los incendios —una mezcla tóxica de sedimentos, metales y sustancias químicas que desemboca en masas de agua adyacentes a los incendios forestales— había debilitado sus sistemas inmunitarios. Un estudio de seguimiento demostró que, 15 meses después, los sistemas inmunitarios de las nutrias parecían haberse recuperado.
Sin embargo, Field apunta que la cantidad de animales estudiados era pequeña y que aún se desconocen las repercusiones a largo plazo para la especie.
Los retos de la investigación
Investigar esta cuestión es difícil por la razón obvia de que los científicos no pueden estudiar animales vivos en pleno incendio forestal, señala Raverty.
«No podemos salir y capturar animales vivos por varios motivos éticos y logísticos, así que solo podemos basarnos en animales muertos varados», afirma. Por ejemplo, los científicos de la Columbia Británica han examinado más de 6000 marinos mamíferos varados a lo largo de una década como parte de un proyecto a largo plazo que ha revelado datos sobre la salud general de los animales, como los niveles y los tipos de contaminantes hallados en el tejido de un animal.
Debido al cambio climático, las épocas de incendios forestales en el oeste de Estados Unidos serán cada vez más extremas y Raverty prevé que los científicos pondrán en marcha estudios similares para investigar cómo afecta el humo a los mamíferos marinos.
La clave, según Field, es seguir a los animales —muchos de los cuales son especies longevas— durante décadas.
«Los incendios forestales suelen tener efectos acumulados», afirma. «Puede que las cosas no resulten obvias durante años, así que hay que contar con la longevidad para continuar con esos estudios».
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.