El improbable auge de la mirmecología para aficionados

Ha pasado mucho tiempo desde las granjas de hormigas de juguete de la década de 1950. Hoy, los aficionados a este pasatiempo se han vuelto tan buenos que los científicos recurren a ellos en busca de ayuda.

Por Lauren Silverman
Publicado 2 jun 2021, 14:28 CEST
Formicarium

Con casas para hormigas de vanguardia, llamadas «formicariums», como esta hecha a partir de la rama de un fresno, los aficionados a la formicultura han logrado crear colonias más grandes y sanas que nunca.

Fotografía de Martinho GM

Kendrick Nakamura tiene 43 mascotas. Dos son conejos, uno es un gato y el resto son hormigas reinas recién capturadas que espera que creen nuevas colonias. En cuestión de meses, es probable que tenga cientos de hormigas más de las que cuidar, y está impaciente.

«Son como una sociedad en miniatura», dice Nakamura. «Las puedes ver “hablando” entre ellas sintiéndose con sus antenas». En el nido se pueden ver mensajes como “hay comida” o “toma, bebe un poco de esta agua azucarada” mientras comparten entre ellas. Es fascinante».

Por ahora, las hormigas reinas de Nakamura viven dentro de unos tubitos de ensayo de cristal en una gran caja de plástico en la cómoda de su habitación. Aunque ha tenido cientos de colonias de hormigas en los últimos cuatro años, es un pasatiempo económico; Nakamura no suele gastar más de 10 dólares al mes en el alojamiento de las hormigas (varios recipientes) y la comida (principalmente cucarachas).

Nakamura, estudiante a tiempo completo en el condado de Riverside, California, no es el único obsesionado con las hormigas. En la última década, decenas de miles de personas de todo el mundo se han aficionado a este pasatiempo, que ha avanzado mucho desde las granjas de hormigas de juguete de los años cincuenta. Las casas para hormigas más punteras, llamadas «formicariums», facilitan el crecimiento de grandes colonias y la observación de las hormigas mientras ponen huevos y cuidan de las crías. Las comunidades virtuales, muy activas, comparten información y debaten sobre los temas más detallados, desde las dietas ideales para las hormigas hasta los secretos para poner las colonias en hibernación. Algunos aficionados documentan meticulosamente los ciclos vitales de las hormigas raras y realizan observaciones fascinantes de especies poco estudiadas. Ahora, los científicos están empezando a prestar atención y a aprovechar la experiencia de los aficionados.

Hormigas del azúcar anidan en un ladrillo

Para este reportaje, National Geographic pidió a los aficionados que enviaran fotos de sus colonias. Aquí, unas hormigas del azúcar anidan en un ladrillo Hebel pintado con tiza natural y pintura con base de arcilla. A la izquierda, una reserva de agua mantiene la humedad, y a la derecha un tubo conduce a su hábitat más grande.

Fotografía de Riley Taylor

La mayoría de las personas que tienen hormigas están en el instituto o son más jóvenes, según cuentan los aficionados; se concentran en los Estados Unidos, la Unión Europea, Australia y China. Los criadores tienen una gran variedad de especies de hormigas, desde hormigas de pavimento (Tetramorium immigrans) hasta hormigas rojas recolectoras de semillas (Pogonomyrmex occidentalis), pasando por las denominadas «hormigas melíferas», cuyos abdómenes están tan llenos de néctar que sirven de almacén de emergencia para el resto de la colonia.

A diferencia de los diligentes aficionados, los mirmecólogos —el nombre formal de los científicos especializados en hormigas— suelen tener dificultades para mantener las colonias vivas. Naturalmente, esto dificulta sus investigaciones, pero la científica Corrie Moreau concibió una solución. «En lugar de golpearme la cabeza contra un muro intentando de resolver este problema —mientras también trataba de investigar— dije: “¿Por qué no dejar que los expertos que saben cómo cuidar de estos organismos hagan ese trabajo por mí?”», explica Moreau, entomóloga de la Universidad de Cornell y exploradora de National Geographic. «Puedo aprender de ellos».

Los aficionados dicen que colaborar con los científicos es una forma de llevar su pasión al siguiente nivel. Chingiz Shigayev, de 16 años, lleva varios años criando hormigas y documentando especies en su casa de Bakú, Azerbaiyán. Hace poco, empezó a colaborar con un científico, al que ahora ayuda a vigilar la biodiversidad y a publicar investigaciones. «Lo más emocionante para mí sería la oportunidad de ayudar a cambiar el hecho de que nuestra fauna local de insectos está muy poco estudiada», dice Shigayev. «Cambiar eso es un sueño hecho realidad». Además, «mirar hormigas todo el día es el trabajo de mis sueños», añade.

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    Colonia de hormigas

    Esta colonia de dos años tiene un nido tallado a partir de hormigón aerocluso y un hábitat musgoso lleno de objetos impresos en 3D.

    Fotografía de Eden Hertz

    Las hormigas son entretenidas en gran medida porque son criaturas sociales. Puedes ver cómo se comunican entre ellas, salvan a sus camaradas heridas en la batalla, entierran a sus muertas e incluso cooperan para construir estructuras o granjas.

    Influencer de hormigas

    Nakamura se topó con el mundo de las hormigas del mismo modo que mucha otra gente. Vio un vídeo en YouTube de Mikey Bustos, un cantante filipino-canadiense que publica bajo el nombre de usuario AntsCanada. Los hormigueros y mirmecólogos de todo el mundo consideran que los vídeos de Bustos han contribuido a popularizar la cría de hormigas. Con cuatro millones de seguidores y más de 500 vídeos publicados desde 2009, los vídeos de AntsCanada en YouTube son historias coloridas y rápidas de aventuras que tienden a antropomorfizar las colonias para ayudar a la gente a entender mejor —e incluso a enamorarse— de estos insectos de seis patas.

    El vídeo más popular de Bustos, con más de 41 millones de visualizaciones desde 2016, es «Mis hormigas de fuego están planeando una fuga». Tiene una trama más acorde con Ocean's Eleven que con Nuestro Planeta. «Oh. Dios. Mío. ¡Mirad esto!», dice Bustos al principio. «Tengo un problema muy grave». En la pantalla, miles de hormigas de color marrón anaranjado corretean por una roca decorativa gris dentro de un formicarium. «Estas hormigas de fuego tropicales pueden ser el sueño de un criador de hormigas», Bustos hace una pausa dramática, «o... pueden ser la pesadilla de un criador de hormigas».

    Mucha gente detesta a las hormigas de fuego porque aparecen en grandes cantidades y su picadura es dolorosa, pero algunos criadores de hormigas no se cansan de estas colonias de crecimiento rápido. Las hormigas de fuego tropicales (Solenopsis geminata) son una de las varias especies invasoras de hormigas de fuego. Según Bustos, el reto de esta especie es saciar su voraz apetito y evitar sus intentos de huida. En el vídeo, un primer plano muestra varias docenas de hormigas de fuego congregadas alrededor del borde de la cubierta del nido. «Cuando las encuentro merodeando por la parte superior, es una especie de alarma para mí», explica Bustos. El secreto para mantenerlas contentas es darles más espacio y duplicar las raciones de comida. «Cuando estas chicas quieren escapar, simplemente les doy de comer más cucarachas», dice en el vídeo. La cámara se acerca y suena una música cinematográfica mientras un enjambre de hormigas devora una cucaracha.

    Al proporcionar consejos prácticos y contar datos interesantes sobre las hormigas —como que las hormigas cortadoras de hojas empezaron a cultivar millones de años antes que los humanos, o que las hormigas reinas pueden vivir durante décadas—, Bustos ha acumulado seguidores e inspirado a muchos niños y adultos a experimentar con este pasatiempo.

    La ayuda de los mirmecólogos aficionados

    Hasta hace poco, la mayoría de los científicos no habían prestado mucha atención a la comunidad de mirmecólogos aficionados. Pero recientemente son más conscientes, confían más en la calidad de las investigaciones de estos aficionados y se sienten más cómodos trabajando con ellos. «Los aficionados se dan cuenta de los matices; tienen trucos y consejos bajo la manga que yo desconozco por completo», dice Moreau. Ella lleva más de una década trabajando con las hormigas Cephalotes, una especie arborícola de cabezas grandes y aplanadas y cuerpos acorazados. Pero dice que sus colegas y ella siempre han tenido problemas para mantener las colonias de hormigas Cephalotes en el laboratorio.

    Las hormigas Camponotus pennsylvanicus rodean a su reina

    Las hormigas Camponotus pennsylvanicus rodean a su reina, cuidando de la nidada. Esta incluye los nuevos huevos bajo ella, que parecen granos de arroz, y las pupas que están listas para eclosionar.

    Fotografía de Luke Doyle, Buckeye Myrmecology
    Una hormiga reina de la especie Myrmica punctiventris

    Una hormiga reina de la especie Myrmica punctiventris en un tubo de ensayo se come un gusano pequeño.

    Fotografía de Max Hike

    Con el tiempo, sus reinas ponen menos huevos sanos y la población de la colonia empieza a disminuir. Puede parecer extraño que las personas cuyo trabajo consiste en estudiar a las hormigas no siempre tengan éxito en la crianza de hormigas en sus laboratorios, pero Moreau ve la lógica. Un científico debe centrarse en los experimentos, no en averiguar cuál es la comida favorita de sus hormigas, pero los científicos no pueden investigar sobre las hormigas si no pueden mantenerlas sanas en el laboratorio. «El año pasado contacté con la comunidad de cuidadores de hormigas para que me ayudaran a descubrir lo que estaba haciendo mal», dice Moreau.

    Cuando Nakamura se enteró de que Moreau buscaba consejo sobre sus colonias de hormigas Cephalotes varians de Florida, corrió la voz entre los cuidadores de hormigas en la plataforma de mensajería Discord. Los aficionados de la misma región de Florida donde viven estas hormigas enseguida propusieron ideas. Le sugirieron que se replanteara su dieta actual de agua destilada y sacarosa, y que rotara entre tipos diferentes de proteínas y azúcares. Un criador de hormigas también le recomendó que filtrara las luces de la parte del nido donde la reina pone sus huevos, porque probablemente eran más brillantes de lo que prefería el insecto.

    «Al principio, fue como, a las hormigas no les importa una mierda», dice Moreau. «Y luego me dije, a ver, los aficionados son los que están criando con éxito estas colonias de miles de hormigas, y yo estoy fracasando. Así que quizá debería callarme y escucharlos».

    Y escuchó, y sus consejos supusieron la diferencia. «Todas las sugerencias que hemos recibido de los criadores de hormigas han aumentado la salud de nuestras colonias», dice Moreau. «Ellos son los verdaderos expertos en cómo criar hormigas».

    Cooperando por la ciencia

    La idea de que los científicos colaboren con aficionados está empezando a ponerse de moda.

    Andrew Burchill, mirmecólogo y candidato a doctorado en conducta animal, recurrió a los cuidadores de hormigas para que le ayudaran a confirmar un rumor que había oído sobre las hormigas araña (Leptomyrmex) en Australia. Se había informado de que estas hormigas se colgaban boca abajo con las larvas agarradas entre las mandíbulas, pero no se había publicado nada al respecto en la literatura académica. Quería averiguar si esto era verdad y, en caso afirmativo, por qué.

    Hormigas melíferas

    Las hormigas melíferas obreras y las hormigas obreras especializadas llamadas repletas —sus abdómenes están hinchados con el néctar almacenado— están a contraluz en un nido de dos caras, lo que crea un brillo anaranjado.

    Fotografía de Yash Saxena

    Como las hormigas araña son difíciles de capturar y mantener en cautividad, Burchill buscó en Internet a aficionados a las hormigas que pudieran tener colonias sanas que observar en persona. Semanas después, estaba observando las cámaras de un nido de hormigas en la casa de Jordan Dean y Nick Atkins, aficionados y propietarios de una tienda que vende suministros para la cría de hormigas en Melbourne. «Fue increíble. Las hormigas parecían murciélagos agrupados en el techo», cuenta Burchill. «Si las observas detenidamente, todas sostienen unas larvas pálidas entre las mandíbulas. Se parecían mucho a vampiros levantando a las crías del suelo».

    Burchill dice que nunca habría visto ese tipo de comportamiento sin las personas que dedican su tiempo a diseñar nidos que imitan fielmente el hábitat natural de las hormigas. Burchill publicó sus observaciones e hipótesis —que las hormigas utilizan el espacio tridimensional para regular la temperatura y la humedad de las larvas en desarrollo— en la revista Ecology en diciembre de 2020, junto con fotos del nido de Melbourne.

    A medida que se amplían las colaboraciones, ambas partes se benefician. En España, el ingeniero informático Rubén Argüeso Vázquez ayuda a aficionados e investigadores a seguir los vuelos de apareamiento anuales de las hormigas con una página web diseñada por él, antflights.com. El Departamento de Agricultura de Estados Unidos recurre a los consejos de los criadores de hormigas para rastrear las especies invasoras que podrían amenazar los cultivos. Y Nakamura está desarrollando una página web que sirva de puente entre la comunidad de los criadores de hormigas y la comunidad científica. La página, llamada Ant Sci Hub, catalogará la información recabada por los aficionados y la hará más accesible a los científicos. «Cualquiera puede contribuir a la ciencia», dice Nakamura. «No hace falta tener una formación adecuada para hacerlo».

    Para este artículo, National Geographic pidió a la comunidad de criadores de hormigas que subiera fotografías personales de sus colonias. La comunidad puede encontrarse en muchas redes sociales, como Discord y Reddit. Visita AntSciHub.com para aprender más.

    Lauren Silverman es escritora y productora del podcast How to Save a Planet.

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

    Fotografía de la hormiga Gigantiops-destructor

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