Una ballena gris bate un nuevo récord tras nadar del norte del Pacífico a Namibia

Una ballena gris macho de 12 metros de largo viajó desde el norte del Pacífico hasta Namibia, y se trata del primer avistamiento de la especie en el hemisferio sur.

Por Heather Richardson
Publicado 9 jun 2021, 13:53 CEST
Una ballena gris nada por el estrecho del príncipe Guillermo

Una ballena gris nada por el estrecho del príncipe Guillermo, en Alaska. La especie suele vivir en el Pacífico, aunque recientemente ha habido avistamientos en el Atlántico.

Fotografía de Nature Picture Library, Alamy

Una ballena gris ha nadado la distancia más larga documentada jamás en un vertebrado marino —más de 26 800 kilómetros— tras atravesar medio mundo.

El cetáceo macho, avistado en la costa de Namibia en 2013, es la primera ballena gris documentada en el hemisferio sur.

Pero han hecho falta varios años de investigación genética para confirmar que la ballena procedía del norte del Pacífico, según un estudio publicado en la revista Biology Letters.

Hay dos poblaciones conocidas de ballenas grises: las ballenas grises orientales, cuyas poblaciones son estables, con unos 20 500 ejemplares, y las ballenas grises occidentales, que se encuentran en peligro de extinción, con una población salvaje estimada en 200 ejemplares, principalmente debido a décadas de caza de ballenas comercial. Las ballenas grises orientales migran desde los mares de Alaska y Rusia hasta sus terrenos de cría en Baja California. Los terrenos de cría de las occidentales son menos conocidos, pero se han documentado alimentándose en el este de Rusia.

Cuando el coautor del estudio Simon Elwen, zoólogo de la Universidad de Stellenbosch, Sudáfrica, se enteró del primer avistamiento de 2013, «fui un poco desdeñoso». «Es como alguien que dice que ha visto un oso polar en París. Técnicamente podría llegar hasta allí, pero no parece muy realista».

Las fotografías confirmaron que era una ballena gris de unos 12 metros de largo. El animal permaneció en Walvis Bay durante dos meses, posiblemente porque sufría desnutrición, lo que permitió que Elwen y Tess Gridley, también zoóloga de a Universidad de Stellenbosch, tomaran muestras de ADN de forma mínimamente invasiva.

El increíble hito de la ballena gris —que supera a la anterior plusmarquista, una tortuga laúd rastreada a lo largo de 20 557 kilómetros por el Pacífico— también ha planteado incógnitas. La principal: ¿por qué viajaría una ballena gris tan lejos de casa?

Los autores especulan que el rápido descenso de la banquisa en el Ártico debido al cambio climático podría permitir que las ballenas grises exploren —o se pierdan— en nuevos hábitats, aunque no hay datos suficientes para sacar conclusiones.

Para una ballena que suele migrar unos 8000 kilómetros, «cuesta mucho viajar [tan] lejos», afirma el coautor Rus Hoelzel, biólogo evolutivo de la Universidad de Durham en el Reino Unido y explorador de National Geographic. «Te hace preguntarte por qué lo haría. ¿En qué circunstancias? Por esos motivos, es científicamente interesante».

Análisis genéticos

Para su investigación, Gridley y Elwen colaboraron con Hoelzel y el biólogo evolutivo de la Universidad de Durham Fatih Sarigol para comparar los genomas de la ballena con los de otras ballenas grises almacenados en Centro Nacional de Información Biotecnológica de Estados Unidos, un repositorio digital de los genomas de más de mil organismos.

Querían descartar la posibilidad de que la ballena procediera de una población atlántica desconocida. Hay evidencias fósiles de ballenas grises en el Atlántico y se han avistado dos ballenas grises en el norte del Atlántico y el Mediterráneo en los últimos años.

«Existen especies de cetáceos de las que sabemos muy poco porque son difíciles de encontrar», afirma Hoelzel. «Pero en el caso de la ballena gris, tienden a ser costeras y relativamente reconocibles, así que la idea de que hay una población oculta en el Atlántico es muy improbable».

Una joven ballena gris nada junto a los bañistas en California

Resulta que los genes de la ballena de Namibia coincidían con los de las ballenas grises del norte del Pacífico almacenados en la base de datos biotecnológica. Sorprendentemente, según los investigadores, la coincidencia más cercana era la población occidental en peligro de extinción.

¿Una ballena descarriada?

A continuación, el equipo analizó las posibles rutas que podría haber tomado el mamífero marino, considerando más plausible que el animal viajara alrededor de Canadá por el paso del Noroeste. Otras opciones —como circunnavegar Sudamérica o nadar por el océano Índico— son menos probables, en parte debido a la falta de avistamientos documentados y porque las ballenas grises suelen alimentarse en aguas poco profundas, por lo que los viajes largos por mar abierto son más difíciles.

Sin embargo, Sue Moore, investigadora especializada en mamíferos marinos del Pacífico en la Universidad de Washington en Seattle, cree que la teoría de que cruzara el océano Índico es la más probable, ya que es la ruta más corta y menos complicada.

«Dicho esto... es probable que esta ballena fuera una vagabunda», añade Moore, que no participó en la investigación, lo que sugiere que esta no era una migración con un destino específico en mente.

«Pero sí nos da algo muy interesante que tener en cuenta sobre la resiliencia de esta especie», concluye.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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