Cómo las nutrias marinas protegen las praderas submarinas
Estos depredadores en peligro fortalecen la diversidad genética de las zosteras, haciendo que los entornos de las praderas marinas amenazas sean más resistentes.
Una nutria marina sobre una roca cubierta de algas en Prince William Sound, Alaska (Estados Unidos). Este mamífero en peligro tiene muchos efectos saludables en su medio ambiente.
Cubiertas por un lustroso pelaje, el más grueso del mundo animal, las nutrias marinas viven toda su vida en el océano, alimentándose profusamente de animales del suelo marino como conchas y crustáceos.
En la Columbia Británica, Canadá, las nutrias marinas a menudo comen almejas, que se entierran en las praderas de zostera marina (Zostera marina), una extendida especie de planta marina. Las nutrias usan sus sensibles bigotes y garras delanteras para sentir las almejas en el suelo marino blando. Cuando encuentran una, la desentierran y la abren haciendo palanca, o usan una roca para romper la concha, antes de devorarla.
Las praderas de zostera en las que viven las nutrias marinas están parcheadas y fileteadas ahí donde los animales han escarbado, mientras que las praderas sin animales tienen una densa manta de vegetación. Dicho así, parecería que lo que hacen las nutrias es más destructivo que constructivo, pero nada más lejos de la verdad.
Resulta, que las praderas con nutrias como inquilinas son más resistentes, con unas zosteras con mayor diversidad genética, según un nuevo estudio publicado el 14 de octubre en la revista Science. Eso se debe a que, mediante el forrajeo, y suave distorsión, del suelo marino, las nutrias fuerzan a las plantas a florecer y producir semillas. Es más, sus excavaciones aportan más espacio y luz para que las semillas se asienten y germinen.
El descubrimiento es un gran ejemplo de cómo los depredadores como las nutrias influyen en sus ecosistemas más allá de la predación, normalmente de un modo invisible y poco conocido, dice la directora de el estudio Erin Foster, una investigadora asociada del Hakai Institute, una organización no gubernamental dedicada a los estudios costeros y de conservación con base en la Columbia Británica.
También significa que las nutrias marinas, una especie en peligro, son vitales para sus medios y le dan a las praderas de zostera mayores posibilidades de estar sanas y sobrevivir. La zostera y otras plantas marinas están en peligro a nivel mundial, en parte debido al calentamiento de las aguas provocado por el cambio climático, Jane Watson, co-autora del estudio y profesora emérita de ecología marina en la Universidad de Vancouver Island (Canadá).
Las praderas marinas también son importantes maternidades para muchos peces y crustáceos, aportan comida a muchos animales como las ballenas grises y tortugas marinas, absorben gases de efecto invernadero y filtran contaminación dañina y bacterias del agua.
"La diversidad genética suele aportar resistencia ante el cambio y considerando los retos a los que nos enfrentamos... esto será importante para las praderas de zostera", dice Foster, que realizó este estudio mientras terminaba su doctorado en la Universidad de Victoria (Canadá).
La gran caza de la nutria
En su día, las nutrias marinas se extendían por las aguas costeras que iban desde el extremo sur de la península de Baja California (México), subiendo hasta Alaska y las Islas Aleutianas y llegando hasta Rusia y Japón. Pero, tras la colonización europea, fueron un gran objetivo para los cazadores por su piel, especialmente en el siglo XIX. Esto redujo su población de unos 300 000 ejemplares a menos de 2 000 a principios del siglo XX. Por suerte, unas pequeñas poblaciones de nutrias sobrevivieron en Alaska y California y, hoy, han vuelto a ciertas partes de la costa oeste de Norteamérica.
En Norteamérica hay dos subespecies, la nutria marina del sur (que encontramos en California) y la nutria marina del norte. Es bien sabido la afición de las nutrias marinas a comer erizos de mar, que puede devastar los bosques de quelpos si su población no se controla o sus depredadores desaparecen. Los científicos han demostrado que la introducción de nutrias marinas y su expansión a zonas en las que la población del erizo de mar morado del Pacífico está descontrolada restablece el equilibrio en el ecosistema, y por esa razón se conoce a las nutrias tanto como especie clave e ingenieros del ecosistema.
Pero Foster y su equipo tenían curiosidad por saber qué impacto tenían las nutrias en las praderas marinas, un elemento menos estudiado de su biología.
La caza extinguió localmente a las nutrias en Columbia Británica a principios del siglo XX, y todos los animales que se encuentran ahora en la región son descendientes de 89 nutrias marinas reintroducidas en la región entre 1969 y 1972 de poblaciones de Alaska. Una de las introducciones consistió en un grupo de nutrias marinas de la isla de Amchitka, que fueron evacuadas antes de un ensayo nuclear que se hizo allí en 1972.
Desde entonces, la población en Columbia Británica ha crecido hasta los casi 8 000 ejemplares, dice Watson, aunque apenas ocupan la mitad del territorio que ocupaban hace dos siglos.
Esta distribución desigual permitió a Foster y su equipo a comparar con precisión las praderas de zostera con y sin estos depredadores. Para ver el impacto de los animales, observaron la riqueza de los alelos, una medida de la diversidad genética de las zosteras, en lugares con y sin nutrias de mar. Descubrieron que las praderas con nutrias tenían una riqueza de los alelos un 30 por ciento superior a las praderas sin nutrias.
Las zostera y otras plantas marinas se pueden reproducir clonalmente o sexualmente. Con el primer método, la planta suelta rizomas, o ramas subterráneas que producen nuevas plantas, parecido a como se expande la hierba en los césped urbanos. Pero todas las plantas nuevas son genéticamente idénticas. El estudio demuestra que algunas praderas consisten solo de un clon genético, haciéndola, en su conjunto, más débil y más susceptible a las disrupciones, dice Watson.
Aun así, estas plantas también se reproducen sexualmente, mediante la floración y producción de semillas, exactamente a lo que incitan las nutrias con su forrajeo. Esto es preferible a largo plazo porque crea descendencia diversa.
Resistentes al cambio
La diversidad genética fortalecida causada por las nutrias marinas podría hacer a las zosteras más resistentes a amenazas presentes y futura que, en el caso de la zostera, son muchas.
El calentamiento y la acidificación asociadas al cambio climático son especialmente problemáticas, ya que las praderas de zostera son especialmente sensibles a cambios de temperatura y acidez. Estos ecosistemas también se ven asaltados a nivel mundial debido al desarrollo, vertido de nutrientes y fertilizantes, la colmatación y la disrupción por los dragados y el arrastre de las anclas de los barcos.
Brent Hughes, un ecologista marino de la Universidad de Sonoma State de California (Estados Unidos), dice que el impacto que están teniendo las nutrias es bastante significativo, y cabe destacar lo rápido que se empieza a notar este impacto: a las pocas décadas de su reintroducción.
"Es sorprendente que pueda ocurrir tan rápido, pero también es posible, y creo que sus datos también lo demuestran", dice Hughes.
Es solo un ejemplo más de lo útiles que pueden ser la nutrias para el medio ambiente en el que viven. "Dónde quiera que vivan las nutrias marianas, la vegetación parece realmente sana", añade.
El estudio también señala lo que se puede perder cuando desaparecen grandes animales, como por ejemplo "un montón de interacciones genéticas que seria bastante interesante de estudiar si empezamos a fijarnos en ellas", dice Foster.
"Una persona normal cree que la pérdida de una especie es triste porque perdemos un animal, pero también perdemos todas las interacciones que el organismo controla", cierra.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.