Descubre la miel medicinal (o "líquido milagroso") de estas abejas sin aguijón

En la Amazonia peruana, las abejas nativas sin aguijón ayudan a los apicultores y a sus comunidades produciendo miel y polinizando las plantas locales.

Por Douglas Main
Publicado 4 abr 2022, 14:34 CEST
Abejas sin aguijón, también conocidas como abejas meliponas, rodeando un bote de miel dentro de sus ...

Las abejas sin aguijón, también conocidas como abejas meliponas, rodean un bote de miel dentro de sus colmenas. Su miel se utiliza para curar heridas y tratar infecciones, y supone un alivio económico para los criadores de la Amazonia peruana.

Fotografía de Ana Elisa Sotelo

Las hay de muchos colores: dorados, ónix macizo o a rayas de diente de león y canela. Sus ojos pueden ser de color negro, gris pizarra o incluso verde azulado. Su cuerpo puede ser tan pequeño como una lenteja o tan grande como una uva de vino. Pero lo más sorprendente de las abejas sin aguijón son las mieles que producen, cada vez más buscadas como alimento y medicina.

En la Amazonia peruana, la gente está empezando a criar algunas de las 175 especies diferentes de abejas sin aguijón de la zona, que prometen ayudar a los apicultores y a sus comunidades. Históricamente, esta miel se ha cosechado en la naturaleza, lo que destruye las colmenas.

Pero en los últimos años, científicos como César Delgado, del Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP), están enseñando a la gente a criar y mantener los insectos de forma sostenible.

La bioquímica y exploradora de National Geographic Rosa Vásquez Espinoza colabora con Delgado y sus colegas para comprender mejor a las abejas, lo que polinizan y el contenido bioquímico de su miel medicinal.

La bioquímica Rosa Vásquez Espinoza sostiene el fruto de la planta del achiote, que se utiliza ...
El agricultor Heriberto Vela Córdova, en San Francisco, Perú, abre una colmena de abejas sin aguijón ...
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La bioquímica Rosa Vásquez Espinoza sostiene el fruto de la planta del achiote, que se utiliza como tinte natural, para cocinar y para tratar el estreñimiento. Como muchas otras plantas nativas, algunas de ellas de importancia comercial, el achiote es polinizado por abejas sin aguijón.

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El agricultor Heriberto Vela Córdova, en San Francisco, Perú, abre una colmena de abejas sin aguijón en su propiedad. Los apicultores crían estos insectos en cajas de madera que les permiten extraer la miel con un daño mínimo para las abejas.

fotografías de Ana Elisa Sotelo

Además de sentirse fascinada por los propios insectos y sus productos, quiere ayudar a defender la apicultura sin aguijón por todos los beneficios que las abejas aportan a las comunidades que las crían, muchas de las cuales se han visto muy afectadas por la pandemia de la COVID-19.

"Las abejas sin aguijón están devolviendo la vida al Amazonas", dice Espinoza, al proporcionar miel medicinal, ingresos y beneficios de polinización a una región que necesita ayuda.  

"Líquido milagroso"

El uso de la miel como medicina tiene una larga y rica historia, sobre todo en la antigüedad. Algunos registros muestran que la gente ha utilizado la miel como bálsamo, como embriagante, como sustancia psicoactiva o como veneno. Numerosos estudios contemporáneos sugieren que las mieles de las abejas melíferas y de las abejas sin aguijón tienen propiedades antimicrobianas, antiinflamatorias y cicatrizantes.

Las abejas sin aguijón fabrican miel con sustancias químicas que impiden el crecimiento de microbios y hongos, una adaptación para evitar que la sustancia se estropee en los trópicos. Dada la gran variedad de biodiversidad vegetal del Amazonas y la increíble gama de productos químicos botánicos que las abejas mezclan en sus mieles y ceras, no es de extrañar que tenga valor medicinal. De hecho, algunos consideran que esa miel es un "líquido milagroso".

La gente de los trópicos ya utiliza varios tipos de miel y cera de abejas sin aguijón de sus colmenas para tratar infecciones de las vías respiratorias superiores, afecciones de la piel, problemas gastrointestinales e incluso para tratar la diabetes y el cáncer. Aunque la investigación ha empezado a dar un indicio de apoyo a algunos de estos usos, gran parte de ella es todavía preliminar. Se necesitan urgentemente más investigaciones sobre los beneficios medicinales de las mieles, afirma David Roubik, experto en abejas sin aguijón del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales de Panamá.

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    Una abeja sin aguijón alimentándose de la planta del araza.

    Una abeja sin aguijón alimentándose de la planta del araza. Los frutos y la miel de las abejas que polinizan el arazá han mostrado evidencias preliminares de propiedades anticancerígenas.

    Fotografía de Ana Elisa Sotelo

    "Utilizamos la miel como alimento y como medicina", dice Heriberto Vela Córdova, apicultor de San Francisco (Perú), que forma parte de la comunidad indígena kukama-kukamiria. "Para la comida la usamos con el café, el pan. Como medicina la usamos para la bronquitis, la neumonía, las quemaduras, los cortes en la piel, los resfriados, la artritis".

    Magos del bosque 

    Durante miles de años, los pueblos indígenas de los trópicos del Nuevo Mundo han cosechado miel de docenas de especies de abejas sin aguijón, también conocidas como abejas meliponas. Estos insectos sociales forman colonias con una reina y muchas obreras. Como su nombre indica, estos insectos no pueden picar y, por tanto, son menos peligrosos de criar que, por ejemplo, las abejas europeas, que no son nativas del Nuevo Mundo. Sin embargo, muchas abejas meliponas pueden infligir dolorosas mordeduras con sus mandíbulas.

    Como hay tantas especies de abejas sin aguijón, que se encuentran en todos los trópicos y subtrópicos del mundo, la cría de estos animales, también conocida como meliponicultura, puede ser compleja. Aparte de los mayas, que elaboraron sofisticados métodos de cría de abejas sin aguijón en la península de Yucatán (prácticas que sobreviven hasta hoy), muchos pueblos indígenas cosechaban tradicionalmente miel de colmenas silvestres.

    En Brasil, la meliponicultura está muy extendida, es cada vez más sofisticada y popular, pero en Perú la práctica está empezando a desarrollarse y a expandirse, afirma Breno Freitas, investigador de la Universidade Federal do Ceará en Brasil.

    En la actualidad, al menos un centenar de familias de la mitad de los estados de la Amazonia peruana crían abejas sin aguijón, muchas de las cuales han sido instruidas por Delgado. Enseña a las personas a criar abejas sin aguijón en cajas rectangulares que permiten un fácil acceso a las secreciones azucaradas de las abejas, que, a diferencia de las abejas melíferas, no se guardan en panales normales, sino en compartimentos globulares denominados meleros. La cría de las abejas permite a los criadores dividir los nidos y establecer una fuente de ingresos constante, en lugar de depender de la extracción de miel (y abejas) del bosque, que perjudica a estos polinizadores vitales, afirma Roubik.

    Las abejas sin aguijón suelen ser más exigentes que las abejas melíferas en cuanto a las plantas que polinizan. En las zonas donde son autóctonas (que es donde deberían criarse, dice Freitas) son más hábiles para polinizar plantas autóctonas, lo que las hace importantes para la salud del ecosistema. También son beneficiosas para la agricultura. Un estudio realizado en 2020, del que es coautor Delgado, muestra que cuando se mantienen junto a los campos de cultivo, las abejas sin aguijón pueden ayudar a aumentar el rendimiento de un cultivo autóctono, el camu camu, en casi un 50%. 

    Adentrándose en la selva 

    Delgado, Espinoza y la fotógrafa Ana Elisa Sotelo visitaron a Córdova y su familia en diciembre de 2021 para conocer cómo cría las 40 colmenas de su propiedad, que incluyen seis especies nativas diferentes que producen miel. Entre ellas se encuentra la Melipona eburnea, a veces conocida como abeja boca de sapo.

    Mientras miraba las colmenas, Sotelo recuerda que las abejas volaban alrededor de sus cabezas "con rápidos golpes de ala, zumbando y posándose inofensivamente sobre nuestros cuerpos". Los niños de Córdova recogieron plantas medicinales para examinarlas, como los árboles de sangre de grado, cuyos extractos tratan la diarrea, la diabetes y las infecciones; las abejas utilizan la resina de éstos para construir sus colmenas. También examinaron la planta de achiote, de color rojo brillante, que se utiliza para fabricar tintes y tratar el estreñimiento, y el camu camu, una fruta de delicioso sabor, dice Espinoza, que actualmente está realizando una beca posdoctoral en la Universidad de Michigan (Estados Unidos). Las abejas polinizan todas estas plantas.

    Esta abeja obrera se prepara para abandonar el nido y buscar comida.
    Una larva de abeja sin aguijón dentro de un nido.
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    Esta obrera se prepara para abandonar el nido y buscar comida. Las abejas sin aguijón suelen ser extraídas del bosque para ser criadas, pero los investigadores están fomentando la meliponicultura sostenible, que minimiza (o elimina) la explotación de las abejas silvestres.

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    Una larva de abeja sin aguijón dentro de un nido. Esta larva no se ha desarrollado correctamente y pronto será eliminada por las obreras más exigentes.

    fotografías de Ana Elisa Sotelo

    Córdova prefiere las abejas sin aguijón a las abejas melíferas por varias razones.

    "Las abejas nativas son mejores para criar: son más dóciles porque no pican", dice. "La miel es de mayor calidad dadas sus propiedades curativas... y [a diferencia de las abejas melíferas], las abejas nativas construyen sus macetas con la cera que producen, así como con la resina que extraen de los árboles, algunas de las cuales son conocidas por ser medicinales, como la resina del árbol de la sangre de dragón", que se aplica a las heridas. 

    Durante la visita con Córdova, Espinoza recogió algunas muestras de miel, y tiene previsto volver a Perú para recoger más. De cara al futuro, tiene previsto estudiar la composición química y microbiana de varias mieles, y "le interesará estudiar el microbioma de las propias abejas", dice. También quiere descubrir todas las plantas de las que se alimentan las abejas.

    "Explorar 600 especies de abejas sin aguijón [ofrece] un sinfín de nuevas oportunidades para hacer descubrimientos sobre su comportamiento, la elección de materiales curativos de la naturaleza; el procesamiento en el nido, la elección de asociaciones con microbios; y la entrega de miel farmacéutica, polen y propóleos", una sustancia similar a la resina creada por las abejas, dice Patricia Vit, investigadora de abejas sin aguijón en la Universidad de los Andes en Venezuela. 

    Los Córdova son una de las muchas familias que utilizan parte de la miel y venden el resto: Suelen consumir 20 frascos de miel y vender 30 al año en los mercados locales.

    Estos ingresos tan necesarios (y las medicinas) han ayudado a las familias a sobrellevar la pandemia.

    Es sólo una de las formas en que las abejas ayudan a "preservar la vida y la salud de la selva y su gente", dice Sotelo.

    La humanidad apenas ha explorado la superficie de lo que podrían aportar las abejas sin aguijón, dice Vit.

    De cara al futuro, la investigación sobre el valor bioquímico y medicinal de esta miel es de suma importancia, afirma Roubik. "Seguimos siendo terriblemente ignorantes sobre lo que realmente ocurre cuando hablamos de algo medicinal con la miel de las abejas sin aguijón".

    La National Geographic Society, comprometida con la iluminación y protección de las maravillas de nuestro mundo, financió el trabajo de la exploradora Rosa Vásquez Espinoza. Descubre más sobre el apoyo de la Sociedad a los Exploradores que destacan y protegen especies críticas.  

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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