Entendiendo la improbable supervivencia de estos monos milenarios arrastrados por el océano Atlántico

Nuevas pruebas sugieren que un antiguo linaje de primates viajó con seguridad de África a Sudamérica en una balsa de vegetación. Fue una posibilidad entre un millón, y ocurrió más de una vez.

Por Riley Black
Publicado 20 jul 2023, 11:15 CEST, Actualizado 21 jul 2023, 14:22 CEST
Ashaninkacebus simpsoni es un primate extinguido que vivió en Brasil hace más de 30 millones de ...

Ashaninkacebus simpsoni es un primate extinguido que vivió en Brasil hace más de 30 millones de años.

Fotografía de Image by Diego J. Barletta and Jorge A Gonzalez

Durante décadas, los paleontólogos se han preguntado cómo llegaron los primates a Sudamérica. Los monos araña, capuchinos y titíes del continente forman su propio grupo de primates, separado de los de África y Asia. La teoría más extendida es que los antepasados de estos monos cruzaron el océano Atlántico en balsa hace entre 40 y 32 millones de años.

Sin embargo, a medida que se han descubierto nuevos fósiles, la historia se ha vuelto mucho más compleja. Sudamérica albergaba una variedad de primates mayor de la que se conocía hasta ahora, lo que apunta a una época prehistórica clave en la que las balsas de vegetación arrancadas por intensas tormentas arrastraron a los antiguos monos a través del mar. Esto parece haber ocurrido al menos dos veces, y quizá más.

La última prueba de estas antiguas excursiones transatlánticas es un diminuto diente fósil descubierto en unas rocas de la Amazonia brasileña. "Inmediatamente, cuando uno de mis colegas brasileños me mostró este diminuto diente emergente, mi corazón empezó a latir muy deprisa", afirma Laurent Marivaux, paleontólogo de la Universidad de Montpellier, Francia. El diente de 34 millones de años, descrito por Marivaux y sus colegas en la revista PNAS, no parece proceder de un mono sudamericano, sino que se asemeja a los dientes de los primeros monos llamados eosimiidos encontrados en el sur de Asia.

La nueva especie no es el primer animal extraño que aparece en la prehistoria de Sudamérica. En 2020, el paleontólogo Erik Seiffert y sus colegas anunciaron el descubrimiento de un mono en Perú llamado Ucayalipithecus que tenía vínculos ancestrales con la antigua África, en lugar de formar parte del linaje sudamericano moderno. Los primates debieron hacer el viaje de África a Sudamérica al menos dos veces, y el nuevo diente podría indicar que un tercer grupo también atravesó el antiguo océano.

Marinos prehistóricos

Llamado Ashaninkacebus simpsoni por Marivaux y sus colegas, el nuevo primate fósil sólo se conoce por un único molar superior hallado en el río Juruá de Brasil. La disposición de las cúspides del diente lo identifica como primate y posiblemente como eosimio. Basándose en los fósiles de eosimíidos hallados en otros lugares, Marivaux y sus colegas creen que Ashaninkacebus era una especie pequeña, del tamaño de un tití común y con un peso aproximado de medio kilo, que se alimentaba principalmente de insectos y frutas.

Aunque el molar es sin duda el de un primate, otros expertos no están del todo seguros de su parentesco. Los eosimios estaban presentes tanto en África como en Asia. "Como tal, este es otro ejemplo de un linaje primitivo de África que aparece en Sudamérica", afirma la paleontóloga Mary Silcox, de la Universidad de Toronto (Canadá), que no participó en el nuevo estudio.

Si Ashaninkacebus es un eosimio, representaría un tercer grupo distinto de primates que navegaron entre los continentes. Pero existe otra posibilidad, una que conecta el nuevo hallazgo con los monos que viven actualmente en Sudamérica, conocidos como platyrrhines.

"Mi sospecha es que Ashaninkacebus podría ser un platyrrhine de tallo", dice el paleontólogo de la Universidad del Sur de California (Estados Unidos) Erik Seiffert, que no participó en el nuevo estudio. En lugar de representar a un grupo de primates que llegó a Sudamérica para luego extinguirse, afirma, el molar podría documentar cuándo llegaron los primeros antepasados de los monos del continente. "Si este resulta ser el caso, entonces sólo habría pruebas de dos dispersiones", dice Seiffert.

Independientemente de si Ashaninkacebus es un platyrrhine temprano o representa un grupo distinto, todavía queda la cuestión de cómo los primates saltaron entre continentes varias veces.

"Todas nuestras hipótesis y escenarios se basan en nuestro conocimiento del registro fósil", afirma Marivaux. Desde los años setenta, los paleontólogos se preguntaban si los primates podrían haber cruzado el Atlántico en balsas de vegetación flotante. Ninguna otra explicación parecía encajar. No existían puentes terrestres que conectaran Sudamérica y África en la época en cuestión, ni pruebas de que los primates hubieran seguido una tortuosa ruta por tierra.

Y los monos no fueron los únicos animales que hicieron el viaje. Los paleontólogos también han descubierto que los antepasados de los carpinchos y otros roedores, llamados histricognatos, probablemente también viajaron en balsa de África a Sudamérica.

Sobrevivir a un viaje intercontinental sobre una masa de vegetación parece una posibilidad entre un millón. Por ello, los científicos han intentado determinar si hubo un único viaje en balsa con roedores y monos juntos sobre un lecho de plantas enredadas, o varios.

El rompecabezas es casi imposible de resolver mediante pruebas fósiles directas. Sin embargo, Marivaux y sus colegas, tras reconstruir cómo eran los continentes, las corrientes y los climas en el momento de la llegada de los primates a Sudamérica, proponen que hubo un breve intervalo de tiempo en el que se dieron las condiciones idóneas para que los mamíferos se "embarcaran involuntariamente" hacia otro continente.

Los primeros primates de Sudamérica eran pequeños y frugívoros, lo que indica que sus antepasados vivieron en los bosques húmedos de la costa occidental de África hace unos 40,5 millones de años. Los animales que vivían cerca de deltas y sistemas fluviales tenían más posibilidades de ser arrastrados por las inundaciones, agarrándose con fuerza a las partes de los árboles que se desprendían y eran arrastradas al mar.

Este escenario especulativo no es sólo una conjetura, ni exclusivo de los monos de Sudamérica. Los lémures y los tenrecs de Madagascar llegaron a esa isla desde África continental en balsas, y los pequeños lagartos también han saltado de isla en isla por las Bahamas en balsas naturales.

"Todo un ecosistema puede desplazarse a lo largo de estos jirones de ribera", afirma Marivaux. Las balsas modernas de vegetación pueden ser muy grandes, algunas de ellas con árboles erguidos que aún conservan sus frutos, y muchos primates y roedores de la costa prehistórica de África vivían en lugares en los que podían haberse construido balsas capaces de transportarlos durante las tormentas.

Los paleontólogos aún están tratando de averiguar cuándo se produjeron exactamente estas travesías. El nuevo estudio sugiere que las travesías tuvieron lugar hace unos 40,5 millones de años, cuando América del Sur y África estaban separadas por sólo 965 kilómetros, mucho más cerca que el golfo actual, de casi 3000 kilómetros.

Seiffert, sin embargo, se inclina por una época posterior. Hace unos 33 millones de años el nivel del mar descendió, cerrando la distancia oceánica de una forma diferente. "Una importante erosión en entornos cercanos a la costa podría haber provocado el desprendimiento de grandes balsas", señala.

Los futuros hallazgos de fósiles ayudarán a esclarecer la historia, aunque pueden ser difíciles de descubrir. "Los fósiles que se han recuperado en esta parte de la Amazonia son en gran parte dientes aislados debido a la forma en que tienen que ser recogidos", dice Seiffert. Los investigadores suelen coger paladas de sedimentos de las inclinadas orillas de los ríos para lavarlos en agua, un proceso que tamiza los dientes y huesos de la tierra y la roca. Por desgracia, a veces se destruyen los huesos pequeños y sólo quedan los dientes más duros.

Sin embargo, el descubrimiento de tres primates sudamericanos primitivos desde 2015 indica que es probable que haya más por ahí, y el futuro puede revelar nuevos detalles de cómo los primates llegaron y florecieron en América del Sur. "Hace diez años", dice Marivaux, "esto habría sido increíble".

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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