Descubre el salvaje (y larguísimo) ritual de apareamiento de estas 122 rayas diablo
Las rayas diablo de Munk (Mobula munkiana) se encuentran a menudo en agregaciones extremadamente grandes de hasta decenas de miles de individuos en determinadas épocas del año en el Mar de Cortés, frente a las costas de México.
Las salpicaduras en la superficie indican la conmoción que se produce debajo. Bajo las olas, un tornado de cientos de rayas diablo se arremolina en una vertiginosa danza que se prolonga durante horas.
Se trata de un "vórtice de cortejo": un comportamiento no descrito hasta ahora entre las mantas diablo de Munk (Mobula munkiana) que ahora ha sido grabado en un estudio realizado por la organización conservacionista sin ánimo de lucro Manta Trust. Las nuevas imágenes grabadas con un dron muestran a 122 ejemplares participando en esta exhibición de cinco horas en Baja California (México), con diferentes grupos de apareamiento entrando y saliendo de la formación principal a lo largo del tiempo.
"Es asombroso ver un vórtice de Mobulas", afirma Marta D. Palacios, cofundadora de Mobula Conservation, cuyo estudio examina los comportamientos de cortejo y apareamiento de tres especies de mobulas: la raya espinosa, la raya bentfin y la raya diablo de munk.
Se sabía que las mobulas forman vórtices cuando se alimentan o descansan, pero es la primera vez que se observan vórtices en un contexto de apareamiento. El movimiento en círculo era más relajado: las rayas se tocaban entre sí y no desplegaban sus aletas cefálicas (los apéndices en forma de cuerno que tienen delante de la cara) para comer. Los investigadores también vieron trenes de cortejo (cuando las rayas mobula macho persiguen a una hembra para intentar aparearse con ella) que entraban y salían del vórtice más grande.
Este comportamiento proporciona a las rayas una forma más rápida de seleccionar pareja, explica Palacios. "Si estás en un tren de cortejo, tienes que perseguir a la misma hembra durante horas o incluso días", pero en el vórtice los machos pueden elegir a su mejor pareja entre 30 o 40 hembras.
"Sabemos muy poco sobre las rayas mobula", afirma Stephanie Venables, científica de la Marine Megafauna Foundation, que no participó en el estudio: "El comportamiento reproductivo es uno de los aspectos más importantes de su historia vital que hay que comprender, por lo que estos hallazgos serán realmente importantes para la protección".
Salto a caballito
El estudio también describe otro nuevo comportamiento, llamado "salto a caballito", que consiste en que el macho que lidera la persecución en un tren de cortejo salta encima de la hembra, levanta la cola y empieza a empujar rápidamente su clíper u órgano reproductor.
Esto le ocurrió a una hembra más de 135 veces. "Imagina que estás nadando en la superficie y alguien salta sobre ti por detrás una y otra vez", dice Palacios.
Antes se creía que los machos tenían que morder la aleta pectoral de la hembra antes de intentar copular, pero eso no se vio aquí.
El salto a caballito deja una erupción en la espalda de la hembra, dice Palacios, un hallazgo que futuros investigadores podrían utilizar para determinar si una hembra es sexualmente madura.
En primer lugar, sin embargo, Venables señala que los investigadores deben ser capaces de distinguir estas erupciones de otras abrasiones (y entender cuánto tiempo duran en el cuerpo) antes de que puedan ser utilizadas eficazmente como un signo de madurez.
Las rayas diablo, que son increíblemente tímidas, no suelen acercarse a los humanos y es fácil ahuyentarlas.
Pero, durante este encuentro, "a los animales no les importó la presencia [de los investigadores], incluso chocaban con ellos", dice Palacios. El frenesí del apareamiento "les hace casi ciegos al mundo exterior", añade, lo que les hace vulnerables a amenazas como el turismo, la pesca y el tráfico de embarcaciones.
Aunque su aspecto sea majestuoso, la tendencia de las rayas diablo de Munk a reunirse en grandes grupos las hace especialmente vulnerables a amenazas como quedar atrapadas en las redes de pesca.
Preocupación por la conservación
Cuando las rayas se juntan en grandes grupos como éste, todas son más vulnerables, dice Palacios, porque una amenaza no afectará sólo a una raya: "Van a ser 10 o incluso cientos de rayas diablo las que queden atrapadas en la misma red o en el mismo arrastrero".
"Piensa en lo fácil que sería para un pescador poner una red alrededor de ese pequeño y práctico ciclón y atraparlas a todas", dice Venables.
El estudio también descubrió que estas aguas del suroeste del Golfo de California son zonas de reproducción de tres especies de Mobula, todas ellas amenazadas: la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza clasifica a las mantas diablo de munk como vulnerables a la extinción, mientras que las mantas diablo de cola espinosa (Mobula mobular) y las mantas diablo bentfin (Mobula thurstoni) están ambas en peligro de extinción.
"Cuando se tiende una red alrededor de la población madura que se aparea, no sólo se está acabando con los animales, sino también con los que están dando a luz", dice Venables, y añade que estos hallazgos ponen de relieve por qué es importante regular la pesca en estas zonas, sobre todo durante la época de apareamiento.
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Historia de éxito local
Esta zona fue antaño una de las principales pesquerías de mantas y rayas diablo, y Palacios recuerda días en los que se veían "cientos, miles de Mobulas [muertas] tiradas en la playa".
Tras la introducción de una nueva ley que prohíbe la pesca, la zona se ha convertido en un centro turístico. En lugar de intentar pescar rayas, ahora las comunidades llevan a los turistas a nadar con ellas.
Sin embargo, sin una normativa adecuada, este turismo también puede suponer una amenaza. Los conservacionistas están enseñando a los guías las mejores prácticas para que los turistas puedan ver a estos animales de forma responsable sin influir en sus actividades naturales, sobre todo en sus comportamientos reproductivos.
"Perturbar la reproducción afecta directamente a la salud de la población", afirma Venables: "El cortejo es lo peor que se puede perturbar".
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.