Descubiertas cinco nuevas especies de la fascinante víbora de pestañas
La víbora de las pestañas de Klebba (Bothriechis klebbai), presente en los bosques nubosos y cafetales de la Cordillera Oriental colombiana, es una de las cinco especies de víboras de las pestañas descubiertas recientemente.
En 2013, el biólogo Alejandro Arteaga acababa de ser coautor de un libro sobre los anfibios y reptiles de Mindo (Ecuador), cuya portada incluía una hermosa víbora de pestañas color lima.
¿El único problema? Cuando enseñó el libro a sus amigos científicos de Costa Rica y Panamá, se quedaron boquiabiertos.
"Todos dijeron: 'Es imposible que esta especie sea una víbora de pestañas. Es tan diferente de las que tenemos aquí", recuerda Arteaga.
No era sólo porque la serpiente fuera verde neón. Las víboras de pestañas son famosas por su policromía, lo que significa que su aspecto puede variar mucho, incluso entre serpientes nacidas en la misma camada. De hecho, tienen un arco iris de colores naturales, como el fantasma, el vino tinto, el café, el turquesa e incluso el llamado "color de Navidad", compuesto por verde, rojo y blanco.
Pero cuanto más observaban Arteaga y sus colegas a la serpiente de la portada de su libro (una "de tipología de bosque nuboso"), más diferencias encontraban. Este espécimen ni siquiera tenía las escamas puntiagudas sobre los ojos que dan su nombre común a las víboras de pestañas.
(Relacionado: ¿Cuál es la diferencia entre una serpiente, una víbora y una culebra?)
Una década de misterio
Más de una década después, Arteaga y sus colegas han resuelto el misterio. Según un estudio publicado en la revista Evolutionary Systematics, el animal conocido como víbora de pestañas, o Bothriechis schlegelii, no es una sola especie, sino varias.
Primer plano de las escamas de la víbora de pestañas ecuatoriana (Bothriechis nitidus). La mayoría de los individuos de esta especie son de color verde esmeralda o de un morfo "navideño": rojo, verde y blanco. Su nombre se debe a las escamas que tienen sobre los ojos.
Las víboras de pestañas tienen muchas tonalidades vibrantes, incluida esta de color rojo vino conocida como víbora de pestañas centroamericana (Bothriechis nigroadspersus), originaria de la isla Escudo de Veraguas, frente a la costa caribeña de Panamá.
Examinando de cerca 400 especímenes de museo, así como 80 serpientes capturadas en la naturaleza, desde México hasta Ecuador, los científicos pudieron utilizar una combinación de características físicas y genéticas para describir cinco nuevas especies: víbora de pestañas de Klebba (B. klebbai), víbora de pestañas de Shah (B. rasikusumorum), víbora de pestañas de Khwarg (B. khwargi), víbora de pestañas de Rahim (B. rahimi) y víbora de pestañas de Hussain (B. hussaini).
"Yo diría que esto no ha hecho más que empezar", afirma Arteaga, director de la Fundación Khamai, una organización ecuatoriana sin ánimo de lucro dedicada a la conservación, y autor principal del estudio.
Y lo dice literalmente. Mientras lees esto, el grupo de Arteaga está reuniendo pruebas de que existe al menos una especie más de víbora de pestañas.
Este descubrimiento es importante por varias razones, no sólo para proteger mejor a las serpientes, sino también para nuestra propia salud.
(Relacionado: Víboras ibéricas: tres especies de serpientes venenosas que habitan en España)
Por qué es importante este descubrimiento
Las nuevas especies son siempre un gran acontecimiento, y lo son doblemente cuando los animales en cuestión tienen más colores que una bolsa de Sugus. Pero el descubrimiento de cinco poblaciones genéticamente distintas de víboras de pestañas podría ayudar a los científicos a comprender mejor las amenazas que se ciernen sobre ellas.
"Estas víboras de pestañas han sido muy apreciadas en el comercio ilegal internacional de animales exóticos", dice Arteaga.
Si sólo hubiera una especie de víbora de pestañas en América Central y del Sur, podría capear esa amenaza. Pero dadas las nuevas pruebas de que en realidad se trata de varias poblaciones distintas de serpientes, aumentan las posibilidades de que alguna de ellas desaparezca.
"Para colmo, muchas de ellas están mucho más restringidas de lo que pensábamos. En 10 000 kilómetros cuadrados o menos, en zonas que han sido casi completamente devastadas en términos de deforestación", afirma; "así que eso, combinado con la caza furtiva, es una mala combinación".
De hecho, Arteaga cree que cuatro de las nuevas especies se clasificarán como vulnerables o en peligro de extinción ante la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, que rastrea y calcula el riesgo de extinción.
El descubrimiento también podría tener implicaciones para el tratamiento de las mordeduras de serpiente. Las víboras de pestañas son venenosas, por lo que podríamos descubrir que el veneno de las serpientes varía entre estas cinco especies tanto como su genética. Y esto podría significar que el antídoto creado a partir de una especie sea menos eficaz para tratar las mordeduras de otra.
Asimismo, cada nueva especie podría esconder un importante potencial biomédico. Por ejemplo, el veneno de la víbora de fosetas ya ha permitido desarrollar un medicamento para la tensión arterial. El veneno del monstruo de Gila ha dado lugar a medicamentos contra la diabetes. Y los analgésicos se han inspirado en el aguijón de los caracoles cono.
"Yo diría que es una oportunidad fenomenal para empezar a estudiar esas composiciones y ver si podemos dar con un nuevo tipo de analgésico, por ejemplo", dice Arteaga.
(Relacionado: Anacondas: el gran secreto de la serpiente más pesada del mundo)
Un paso importante e impresionante
Como experto en genómica de serpientes de la Universidad de Texas Arlington (Estados Unidos), Todd Castoe, que no participó en este estudio, dice que no le sorprende del todo saber que hay una cantidad sustancial de diversidad no descrita en las víboras de pestañas.
"Pero sin este exhaustivo muestreo y análisis, este grupo había permanecido en el misterio por una buena razón", escribe Castoe en un correo electrónico.
Aunque Castoe afirma que el estudio habría sido más sólido si hubiera podido utilizar ADN nuclear en lugar de ADN mitocondrial, dadas las restricciones a la recogida y exportación de tejidos y el gasto que suponen estos enfoques, "el trabajo representa un paso importante e impresionante para desentrañar la verdadera diversidad que existe en estas fascinantes serpientes."
Castoe espera que el estudio lleve a reevaluar y volver a priorizar las medidas de conservación para garantizar la protección de cada nueva especie.
Además, la investigación es una clara señal de que nos queda mucho por aprender sobre estas serpientes. Para empezar, aunque los científicos sospechan que la gran variedad de colores permite a las serpientes mimetizarse mejor con los entornos multicolores que habitan, nadie puede asegurarlo. Del mismo modo, sigue siendo un misterio por qué algunas especies tienen esas pestañas que les dan el nombre.
"Creo que este estudio es un ejemplo clave de lo mucho que queda por descubrir de la biodiversidad del planeta", afirma Castoe.
Los mejores vídeos de serpientes de 'National Geographic'
El orden natural del desierto australino es complicado
La taipán de interior tiene el veneno más potente de las serpientes, pero cuando acaban de salir del nido eso puede no ser suficiente. Imágenes de la serie 'Depredadores...
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.