¿Cómo se hicieron amigos este rinoceronte y esta cebra?

Los jóvenes huérfanos Daisy y Modjadji tienen más en común de lo que podría pensarse inicialmente.

Por Cheryl Maguire
Publicado 25 abr 2024, 11:04 CEST
Daisy y Modjadji

Daisy (izquierda) y Modjadji suelen verse juntos en el santuario Care For Wild Rhino de Sudáfrica. Los rescatadores esperan que algún día vuelvan a su hábitat natural, quizá pastando juntos en la sabana.

Fotografía de Care For Wild Rhino Sanctuary

Daisy, una cría de rinoceronte blanco, y Modjadji, una cebra de llanura, suelen ser inseparables en el Santuario Care for Wild Rhino de Sudáfrica, donde fueron rehabilitados. "Es increíble lo adorables que son", dice la fundadora del santuario, Petronel Nieuwoudt, de los dos jóvenes animales que ayudó a criar.

Cindy Ndwandwe, miembro del personal, alimenta con biberón a Daisy y Modjadji.

Cindy Ndwandwe, miembro del personal, alimenta con biberón a Daisy y Modjadji.

Fotografía de Care For Wild Rhino Sanctuary

Modjadji, llamada así por la diosa local de la lluvia, fue encontrada sola y con anemia transmitida por garrapatas en el Parque Nacional Kruger tras una fuerte tormenta. Unos días después, los guardas encontraron a Daisy. Sólo tenía unas 12 horas de vida y aún conservaba el cordón umbilical. Probablemente cazaron a su madre por su cuerno.

Si hubieran estado solos, estos animales probablemente no habrían sobrevivido. Pero emparejados y con la ayuda de los conservacionistas, estos improbables amigos tienen la oportunidad de volver a su hábitat natural.

Ambas especies son capaces de ponerse de pie una hora después de nacer, pero tanto los rinocerontes blancos como las cebras de llanura siguen necesitando la atención de sus padres. Las crías de rinoceronte permanecen con sus madres de dos a tres años, mientras que las cebras pueden alcanzar la independencia al cabo de un año. En ese tiempo, las crías dependen de sus madres para alimentarse, protegerse y socializar.

Aunque estas especies no interactúan estrechamente en libertad, Nieuwoudt colocó a los dos huérfanos juntos para que recibieran de sus madres el consuelo que les faltaba. Dice que a los dos les encantaba tocarse mientras dormían. "Es la sensación de: 'Oh, hay otro pequeño aliento a mi lado y otro pequeño latido a mi lado", dice Nieuwoudt.

Además, los pequeños podían enseñarse mutuamente a jugar. "El comportamiento lúdico es muy importante para desarrollar habilidades sociales, aprender límites y llegar a ser físicamente competentes", dice Terri Roth, científica especializada en rinocerontes del zoo de Cincinnati (Estados Unidos). La socialización con otro animal a una edad temprana "hace que un animal sea mucho más adaptado cuando se convierte en adulto."

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      La rinoceronte Daisy y la cebra Modjadji durmiendo juntos.

      Daisy y Modjadji se acurrucan en el santuario Care For Wild Rhino.

      Fotografía de Care For Wild Rhino Sanctuary

      Proteger a sus congéneres en las llanuras

      En libertad, los territorios de rinocerontes y cebras se solapan: ambos son herbívoros que suelen alimentarse de hierba. "El uso de las sabanas por los rinocerontes blancos y las cebras es bastante similar", afirma Roth. Y ambos animales son perisodáctilos, un grupo de herbívoros ungulados que incluye caballos y burros. "Están taxonómicamente más emparentados que cualquier otra cosa". Esto puede explicar por qué un rinoceronte serviría de compañero sustituto a una cebra, afirma.

      La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés) considera a las cebras de llanura casi amenazadas, y su población está disminuyendo. El cambio climático está provocando grandes sequías que reducen la disponibilidad de alimentos y agua para las cebras, y éstas están siendo expulsadas de su hábitat a medida que la gente cultiva la tierra.

      Los rinocerontes blancos se creían extintos, pero ahora están casi amenazados gracias a los esfuerzos de conservación. La principal amenaza son los cazadores furtivos que buscan cuernos de rinoceronte. Los cuernos, del mismo material que las uñas, se siguen utilizando en algunas culturas como medicina tradicional o para tallarlos. Y aunque hay leyes que prohíben la caza furtiva, no siempre se cumplen.

      Daisy suele llevar una manta para ayudar a regular su temperatura corporal.

      Daisy suele llevar una manta para ayudar a regular su temperatura corporal.

      Fotografía de Care For Wild Rhino Sanctuary

      Hasta luego

      Hay algunas habilidades que ambos compañeros sólo pueden aprender de su especie. Roth explica que, aunque un rinoceronte se revuelca instintivamente en el barro para aliviarse de las picaduras de las moscas, encontrar la ubicación de los lodazales y las fuentes de agua es una habilidad que se aprende de la madre. Daisy tendrá que aprenderlo de otros rinocerontes.

      Modjadji tendrá que aprender la jerarquía de rebaño con otras cebras, explica Shaleen Angwenyi, veterinario de animales salvajes y National Geographic Explorer. Estos animales viven en grupos permanentes con un macho, hasta seis hembras y sus potrillos. Suelen viajar en fila encabezada por la hembra dominante y el resto les sigue según su rango.

      A medida que crecen, Modjadji pasa menos tiempo con Daisy y más con sus compañeras cebras en una zona protegida. Nieuwoudt la ve a menudo merodeando cerca de los rinocerontes adultos de la zona, pero Modjadji sigue volviendo a veces al centro para echar una cabezadita con Daisy.

      Mientras tanto, Daisy sigue viviendo en el santuario, donde trabajan para ayudarla a crecer (ahora pesa más de 450 kilos) y aprender a interactuar con otros rinocerontes huérfanos. Nieuwoudt espera que algún día tanto Daisy como Modjadji vuelvan a ser salvajes, quizá pastando cerca el uno del otro.

      Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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