Un hombre conduce a su perro en una imagen sobre un sarcófago

¿Cómo evolucionaron los lobos hasta convertirse en perros?

El análisis del ADN, la datación por radiocarbono y las técnicas de medición avanzadas están ayudando a los científicos a saber de dónde proceden los perros y cuándo se convirtieron en nuestros mejores amigos.

Nuestra relación con los perros se remonta a decenas de miles de años. Se cree que el fósil de perro más antiguo confirmado tiene más de 14 000 años. Aquí, un hombre conduce a su perro en una imagen sobre un sarcófago.

Fotografía de Richard Barnes
Por Jackie Brown
Publicado 26 ago 2024, 10:40 CEST

La evolución del perro doméstico se produjo a lo largo de un dilatado periodo de tiempo, durante el cual lobos y perros siguieron cruzándose, algo que supone todo un problema a la hora de analizar los fósiles de cánidos, e incluso su ADN.

Al estudiar los fósiles de cánidos, los investigadores examinan sus características morfológicas, como el tamaño y la disposición de los dientes, el tamaño y la longitud del hocico y las mandíbulas, y la forma del cráneo. A continuación, los investigadores los comparan con perros modernos, lobos modernos, fósiles de perros primitivos confirmados y fósiles de lobos prehistóricos.

Algunas características de los fósiles de perros antiguos son cráneos y hocicos cortos, dientes apiñados y más pequeños (debido a los hocicos acortados), y paladares y cráneos anchos. Además, los científicos pueden utilizar una técnica avanzada de medición ósea llamada morfometría geométrica para analizar las curvas de un cráneo, de modo que los especímenes individuales puedan compararse más fácilmente entre sí.

No siempre es fácil determinar exactamente de qué huesos se trata. Algunos fósiles de lobo-perro de la Edad de Hielo se clasifican como "perros incipientes", lo que significa que se encuentran en las primeras fases de transición de su desarrollo: ni son lobos ni perros domesticados, sino algo intermedio.

Estos fósiles de perros incipientes son más bien híbridos de lobo y perro, los primeros antepasados de los perros domésticos. El más antiguo del que se tiene constancia, un cráneo de gran tamaño, fue desenterrado en una cueva de Goyet (Bélgica) en la década de 1860. Según la datación por radiocarbono, el antiguo fósil tiene más de 30 000 años.

Perteneciente a lo que se considera un perro del Paleolítico, el cráneo del perro de Goyet se parece más a los perros prehistóricos que a los lobos modernos. La datación por radiocarbono y el análisis anatómico de otro cráneo fósil, descubierto en una cueva de las montañas Altai de Siberia en 1975, lo sitúan en torno a los 33 000 años de antigüedad.

Los investigadores concluyeron que este cráneo con forma de perro hallado en Siberia procedía de un perro incipiente en las primeras fases de transición de su desarrollo.

Cráneo de perro moderno. El cráneo de perro de Goyet, hallado en Bélgica en la década de 1860 y datado por radiocarbono en casi 36 000 años (el cráneo de perro más antiguo jamás descubierto), se parece más a un híbrido de perro y lobo.

Fotografía de The Royal Belgian Institute of Natural Sciences

Parte de la familia

Podemos aprender mucho sobre la relación entre los antiguos humanos y los perros analizando los fósiles caninos. Por ejemplo, se cree que el fósil de perro más antiguo confirmado, conocido como el perro de Bonn-Oberkassel, tiene algo más de 14 000 años. Los restos del perro, junto con los de un hombre y una mujer, se encontraron en 1914 en una antigua tumba de Oberkassel (Alemania).

El perro de Bonn-Oberkassel era, de hecho, un cachorro de unos siete meses. Un examen reciente de este fósil concluyó que el perro padecía moquillo, y que fue cuidado por humanos durante episodios de enfermedad antes de que muriera.

Este fósil es también la prueba más antigua confirmada de enterramiento de un perro doméstico con humanos. Tanto si son enterrados solos, con otros perros o con humanos, los enterramientos de perros indican una cercanía entre perros y humanos que va más allá de la tenencia de un animal por sus usos funcionales. Significan un alto nivel de consideración, e insinúan la eventual transición del perro de animal salvaje a mascota mimada.

En la década de 1970, se desenterraron los restos óseos de tres perros domésticos en un yacimiento arqueológico llamado Koster, en el valle del río Illinois, cerca de la frontera entre Illinois y Misuri (Estados Unidos). Los huesos se hallaron en fosas poco profundas, lo que sugiere que fueron enterrados deliberadamente. Como no se encontraron marcas de herramientas en los huesos (lo que indicaría que fueron asesinados por humanos), se cree que los perros murieron por causas naturales. La posterior datación por radiocarbono reveló que los huesos de perro de Koster tenían 10 000 años.

El fósil de perro doméstico más antiguo de Norteamérica es un fragmento de hueso de 10 150 años hallado en Alaska. Aunque en un principio se pensó que el hueso era de un antiguo oso, el ADN demostró que era de un perro doméstico. Análisis posteriores de este fósil revelaron que estaba estrechamente relacionado con un antepasado canino que vivió en Siberia hace 23 000 años. Todo esto sugiere que los cazadores siberianos de la Edad de Hielo podrían haber domesticado perros, y que los humanos (y sus compañeros caninos) emigraron a Norteamérica desde Siberia unos 4000 años antes de lo que se creía, antes de que se derritieran los glaciares. Si rastreamos cómo se desplazaban los perros, entenderemos mejor cómo se desplazaban los humanos.

Mirando aún más atrás, los investigadores analizaron genomas mitocondriales de perros secuenciados previamente y descubrieron que todos los perros americanos antiguos pueden tener orígenes que se remontan a un antepasado canino común que vivió en Siberia hace unos 23 000 años. Los antiguos perros que vivían en Norteamérica prácticamente desaparecieron al cabo de unos miles de años, probablemente a causa de la llegada de los europeos con sus propias razas, que se impusieron rápidamente.

Diversos estudios se han centrado en tres regiones geográficas principales (Asia, Oriente Medio y Europa) para identificar los posibles lugares de origen de los perros domesticados. Algunos científicos creen que los perros podrían haber sido domesticados dos veces, en lugares geográficos diferentes, mientras que otros piensan que la domesticación fue un acontecimiento singular.

La ciencia aún no ha identificado con exactitud dónde se originaron los perros, pero cada nuevo estudio nos acerca un poco más a la resolución del misterio. Los fósiles de perros antiguos hallados en Bélgica y Siberia, así como en la República Checa (todos con una antigüedad estimada de entre 36 000 y 33 000 años) podrían implicar más de un intento de domesticación de lobos, en múltiples ubicaciones geográficas.

Algunos estudios basados en el ADN también han sugerido un linaje dual, incluido un amplio estudio de 2022 que analizó el ADN antiguo del lobo y halló pruebas de que, en Asia Oriental y Oriente Medio, podrían haber tenido lugar dos eventos de domesticación. Otras investigaciones, entre ellas dos publicadas en 2021, han apuntado a evidencias que indican la existencia de un único lugar de origen del perro domesticado: una que remonta los orígenes del perro a la Siberia de hace 23 000 años, y otra que identifica al extinto lobo japonés como la subespecie más estrechamente relacionada con los perros domésticos, lo que sugiere que el antepasado de los perros domésticos podría haber vivido en Asia Oriental.

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    Restos óseos de un perro doméstico de 10 000 años de antigüedad descubiertos en el valle del río Illinois.

    Fotografía de Del Baston, Courtesy of the Center for American Archeology

    Indagando en el ADN canino

    Aunque la comunidad científica ha avanzado mucho en la investigación de la evolución del perro doméstico, gran parte de los estudios son contradictorios. Aún no se sabe con exactitud cuándo los lobos se convirtieron en perros ni hay consenso sobre el origen de los perros domésticos.

    El análisis del ADN mitocondrial, que utiliza una técnica muy sensible para examinar un tipo específico de ADN hallado en fósiles antiguos, ha abierto un nuevo mundo de información para los investigadores que intentan precisar un marco temporal para el origen del perro moderno. Como los perros y los lobos grises comparten el 99,9% de su ADN, los investigadores pueden analizar las variaciones genéticas. Sin embargo, el análisis del ADN no siempre es claro, lo que dificulta llegar a conclusiones definitivas. También es difícil utilizar rasgos observables (como el tamaño corporal, la longitud y el color del pelo, la forma de la cabeza y las patas) dentro de los individuos de una especie (características denominadas fenotipos) para comparar los perros actuales con sus antepasados, una subespecie aún desconocida del lobo gris.

    Aunque las pruebas fósiles apuntan a que la domesticación del perro se produjo hace unos 14 000 años, las investigaciones basadas en el ADN suelen situar la separación entre lobos y perros mucho antes. El estudio de ADN de 2022, en el que se analizaron 72 genomas antiguos de lobo que abarcaban 100 000 años, concluyó que los perros probablemente aparecieron hace 40 000 años, lo que coincide aproximadamente con los periodos de tiempo señalados por algunos estudios anteriores. En 2017, por ejemplo, los investigadores analizaron los genomas de tres fósiles de perros antiguos de Alemania e Irlanda. Tras comparar esos genomas antiguos con datos genéticos de más de 5000 perros y lobos modernos, el equipo estimó que hace entre 37 000 y 41 000 años que perros y lobos se separaron. Ese estudio también determinó que los perros se dividieron en dos poblaciones hace entre 17 000 y 24 000 años: la oriental (los progenitores de las razas de Asia oriental) y la occidental (que se convertirían en las razas modernas de Europa, Asia meridional, Asia central y África). Basándose en estos marcos temporales, estiman que la domesticación del perro tuvo lugar hace entre 20 000 y 40 000 años.

    La ciencia y la tecnología siguen proporcionando nuevos y mejores recursos a los investigadores en su búsqueda de respuestas. Cuanto más investiguemos, más descubriremos sobre los orígenes del perro.

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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