Este cráneo casi perfecto de un depredador extinto revela su poderosa "mordedura cortadora de carne"
Algunos eran del tamaño de un perro, otros eran tan grandes como un oso polar; un fósil recién descubierto del feroz 'Hyaenodon' está ayudando a la comunidad científica a comprender un poco mejor a estas misteriosas criaturas.
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Una especie de la familia Hyaenodonta, tal y como la retrató Heinrich Harder en Tiere der Urwelt (Animales del mundo prehistórico), de Wilhelm Bolsche. Un nuevo fósil de este depredador extinguido da pistas a los científicos sobre cómo vivía y cazaba.
Mucho antes que los lobos o los grandes felinos, por la tierra vagaban unas enormes criaturas llamadas Hyaenodones.
A pesar de su nombre, estos carnívoros no eran hienas. Los Hyaenodones eran un antiguo grupo de carnívoros cuadrúpedos que se extendieron desde la antigua Europa por África, Asia y Norteamérica hace entre 56 y 5 millones de años.
La mayoría eran pequeños, comparables a un perro mediano, pero los más grandes pesaban más de 1000 kilos y eran más grandes que los osos polares. Estas especies de gran tamaño eran los depredadores ápice cuando los antepasados de los gatos y los perros aún eran criaturas pequeñas.
Ahora, un cráneo fósil recientemente descrito ha proporcionado a los paleontólogos la mejor imagen hasta la fecha de un Hyaenodon con mordedura carnívora.
Hallado en una roca de 30 millones de años de antigüedad de la cuenca egipcia del Fayum, el cráneo prehistórico representa un nuevo género de Hyaenodon.
"Estaba boca abajo cuando uno de mis colegas se fijó en unos grandes dientes que sobresalían del suelo", explica el autor principal del estudio y paleontólogo de la Universidad de Mansoura, Shorouq Al-Ashqar (Egipto)
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Vista lateral izquierda de Bastetodon syrtos. Por la forma del cráneo y los dientes, los científicos creen que esta especie tenía una poderosa mordedura.
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Cara dorsal (superior) del cráneo del paratipo (MUVP 634) de Bastetodon syrtos.
Cara ventral del cráneo del paratipo (MUVP 634) de Bastetodon syrtos.
A medida que se desprendía la roca del fósil, el equipo de paleontólogos se fue mostrando extasiado. Se trataba de un cráneo completo, con dientes incluidos, conservado en tres dimensiones y no aplastado como una tortita. "Encontrar un cráneo completo y tridimensional es como un sueño para un paleontólogo", afirma Al-Ashqar.
El cráneo resultó pertenecer a un género de Hyaenodon desconocido hasta entonces. Al-Ashqar y sus colegas han bautizado a la bestia con el nombre de Bastetodon syrtos, que significa "dientes como los de la diosa con cabeza de gato", en referencia a Bastet, la antigua deidad egipcia de los felinos, y al afilado de los dientes de la criatura fósil. Los paleontólogos han descrito el carnívoro en la revista Journal of Vertebrate Paleontology.
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Pistas sobre la poderosa mordedura de un depredador
Ya se habían encontrado fósiles similares al Bastetodon en África, y las generaciones anteriores de paleontólogos los clasificaron como otro Hyaenodon de Europa llamado Pterodon. El nuevo fósil, sin embargo, demuestra que el hallado en el Fayum es algo nuevo.
El paleontólogo Lars Werdelin, del Museo Sueco de Historia Natural, que no ha participado en el nuevo estudio, afirma que "el Bastetodon es un género nuevo y distinto".
Al-Ashqar y sus colegas estiman que, en vida, el Bastetodon habría pesado unos 27 kilos. No era uno de los Hyaenodones más grandes, pero tampoco uno de los más pequeños. La masa corporal del mamífero fósil, señala Werdelin, habría sido comparable a la de una hiena rayada o una pequeña hembra de leopardo.
Los dientes del Bastetodon demuestran la capacidad de este mamífero prehistórico para cortar carne.
Mientras que en los cráneos fósiles suelen faltar dientes, el cráneo de Bastetodon incluye una hilera superior completa de dientes hasta el canino. La disposición indicaba que el Bastetodon tenía menos dientes que otros Hyaenodones, faltándole un premolar y un molar que se ven en otras especies. De este modo, el Bastetodon tenía un hocico relativamente corto, ancho y más parecido al de un gato, más adecuado para asestar potentes mordiscos.
Por lo que los paleontólogos pueden deducir de los dientes, el Bastetodon utilizaba sus fuertes mordiscos para morder músculos, vísceras y otras partes relativamente blandas de los cadáveres, en lugar de partes duras del cuerpo como los huesos. La forma y disposición de los dientes del depredador demuestran que eran adecuados para una mordedura cortante, más apropiada para cortar la carne.
Los pómulos del mamífero son robustos y abren una brecha entre el encéfalo y la mejilla. Los fuertes músculos que cierran la mandíbula pasaban por estos orificios cuando el mamífero estaba vivo. En un caso de evolución convergente, los Hyaenodones como el Bastetodon desarrollaron unos dientes cizalladores en las mejillas que funcionaban de forma similar a los que los perros y gatos utilizan hoy para cortar y triturar.
Al-Ashqar y sus colegas proponen que, en conjunto, el Bastetodon era un hipercarnívoro, es decir, un mamífero carnívoro que se centraba en el consumo de músculo, vísceras y partes más blandas del cadáver en lugar de masticar o romper los huesos.
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Reconstruyendo el árbol genealógico del hienodonte
Según Al-Ashqar, cuando el Bastetodon vivió en el Egipto prehistórico, la zona era una selva tropical. En este hábitat vivían monos primitivos como el Aegyptopithecus, antiguos hipopótamos y los primeros elefantes. El Bastetodon probablemente cazaba algunas de las criaturas más pequeñas y se alimentaba de los cadáveres de las más grandes.
Sin embargo, sigue siendo un misterio cómo cazaban los Hyaenodones hipercarnívoros.
"No tenemos suficientes cráneos y postcráneos asociados para estar seguros", afirma Werdelin. En otras palabras, sin cuerpos que se correspondan con los cráneos fósiles, es difícil saber si el Bastetodon y otros Hyaenodones perseguían a sus presas como lo hacen los lobos, las emboscaban como los gatos o hacían algo totalmente distinto.
Tampoco se sabe por qué los Hyaenodones desaparecieron.
Los primeros Hyaenodones evolucionaron hace más de 56 millones de años, cuando la Tierra se recuperaba de la extinción masiva provocada por un asteroide que puso fin a la Era de los Dinosaurios y los bosques cálidos y húmedos se extendían por el planeta. Los hienodontes se contaban entre los depredadores más extendidos, prolíficos y, en ocasiones, de mayor tamaño de su época. Su anatomía era única, pero cumplían funciones ecológicas parecidas a las que acabarían desempeñando gatos, perros, hienas y osos.
Es posible que la evolución de estos carnívoros más familiares provocara el declive de los Hyaenodones.
Al mismo tiempo que el Bastetodon merodeaba por los bosques del Egipto prehistórico, los linajes de carnívoros que incluyen a los gatos y las hienas en un grupo, y a los perros, osos y pinnípedos en el otro, ya se habían dividido. Hace 30 millones de años, los primeros gatos y perros empezaron a diversificarse y a extenderse a nuevos entornos, capturando presas pequeñas mientras los Hyaenodones se centraban en presas más grandes.
Tradicionalmente, los paleontólogos pensaban que la aparición de gatos, perros, hienas y sus parientes había superado de algún modo a los Hyaenodones. Pero no hay pruebas sólidas que apoyen esta propuesta.
De hecho, los paleontólogos han empezado a preguntarse recientemente si otras presiones, como el enfriamiento del planeta y la expansión de las praderas donde antes crecían los bosques, podrían haber hecho a los Hyaenodones vulnerables a la extinción, haciendo que nuestros carnívoros modernos simplemente siguieran los pasos de los Hyaenodones.
El Bastetodon y sus parientes fueron sin duda depredadores poderosos y formidables. Por qué desaparecieron criaturas tan feroces sigue siendo un misterio.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.
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