3 de julio de 2015
Los monos capuchinos del Zoo de Edimburgo fueron grabados restregándose cebollas y limas por el cuerpo como antiséptico y repelente de insectos. Las mariposas monarca infectadas por parásitos suele depositar sus huevos en plantas tóxicas para los parásitos, mientras que las mariposas no infectadas no muestran ninguna preferencia. En las ciudades, los pájaros ponen colillas en los nidos porque las sustancias químicas que contienen repelen a los parásitos.
Y como éstos, hay muchos otros ejemplos que merece la pena seguir de cerca.
Mark Hunter, que participó en el estudio sobre las mariposas monarca, afirma que podemos aprender mucho observando cómo los animales hacen uso de la naturaleza como si de una enorme farmacia se tratara. De hecho, probablemente nuestra especie hizo lo mismo en su momento.
«No es la única forma, pero me parece que observar cómo los animales aprovechan los recursos naturales ayudaría mucho a la industria farmacéutica», añade.
Hunter estuvo una temporada conviviendo con los miembros de la tribu Shangaan, en Sudáfrica.
«Todas las plantas que encontrabas tienen un significado cultural o medicinal, y muchas las conocemos gracias a los animales». Por ejemplo, la corteza de un tipo de acacia se utiliza como medicina para el estómago, algo que sabemos gracias a haber observado el comportamiento de los elefantes.
Hasta hace poco se pensaba que los primates eran los únicos animales suficientemente inteligentes para automedicarse. Mark Bowler, autor del vídeo de los capuchinos, afirma que los chimpancés utilizan una gran variedad de plantas medicinales. «Se tragan manojos enteros de hojas peludas, que parecen 'peinar' los parásitos del estómago. Lo he probado con chimpacés del Zoo de Edimburgo y lo hace de forma espontánea, sin ningún proceso de aprendizaje».
El hecho de restregarse plantas no es exclusivo de los monos. En la actualidad, Bowler se encuentra estudiando si este comportamiento en otros primates está relacionado únicamente con el olor o responde a otra cosa. En cualquier caso, afirma que la finalidad de los capuchinos es medicinal.
También podría tratarse de una forma de defensa: las marmotas, por ejemplo, mastican la piel de serpientes de cascabel y luego se lamen el pelaje, un truco que parece ahuyentar a posibles depredadores.
Los insectos también se automedican con frecuencia. Pensemos por ejemplo en la mosca de la fruta, que utiliza el alcohol para protegerse contra un tipo de avispa. Ésta deja sus huevos en las larvas de la mosca, y cuando las larvas de la avispa se desarrollan, lo hacen dentro de las de las moscas, devorándolas.
Las larvas que consumen altas dosis de alcohol de frutas fermentadas no suelen ser «invadidas», y si lo son, las avispas tendrán una muerte muy desagradable, con sus órganos saliendo por el ano. Además, las moscas de la fruta, si ven a estas avispas cerca, protegen a sus larvas dejando los huevos en zonas con presencia de alcohol.
«No está mal como mecanismo de defensa», declara Hunter, y añade que «el coste que estamos dispuestos a pagar por un medicamento depende de las consecuencias de no tomarlo».
El alcohol no es necesariamente bueno para las moscas, aunque algunas especies, como la Drosophilia melanogaster, han desarrollado resistencia, pero lo que está claro es que les merece la pena recurrir a él, porque de lo contrario, serán víctimas de las avispas.
Las abejas se automedican protegiendo su hogar: utilizan resina que cogen de las plantas y que contiene componentes antimicrobianos. Al mezclar resina y cera se obtiene propóleos, que se ha utilizado en medicina durante siglos.
¿Aprenden los animales a automedicarse o es algo instintivo? En el caso de la mariposa monarca, Hunter defiende que estos animales no esperan a ver qué les ocurre a sus crías, por lo que no es algo que aprendan de la experiencia. «La única posibilidad es que se trate de un comportamiento genéticamente determinado. Es instintivo».