5 de septiembre de 2010
Para resultar efectivo, el veneno increíblemente tóxico del caracol cono geógrafo tiene que ser lo bastante fuerte para paralizar a su presa al instante. De lo contrario, la víctima iría nadando a morir a otra parte lejos del alcance de este lento gasterópodo, que no vería recompensado su esfuerzo.
Oriundo de los arrecifes del Índico y del Pacífico, el cono geógrafo mide unos 15 centímetros y tiene una caracola con intrincados diseños marrones y blancos, muy apreciada por los coleccionistas de conchas.
El cono geógrafo es la más venenosa de las 500 especies conocidas de esta clase de invertebrados, y a él se atribuyen varias muertes de seres humanos. Su veneno, una compleja mezcla de cientos de diferentes toxinas, es disparado mediante un dardo dentado (una especie de arpón) a través de su trompa extensible.No hay antídoto para la picadura del caracol cono geógrafo. El único tratamiento posible se limita a mantener viva a la víctima hasta que las toxinas se vayan eliminando.
Irónicamente, entre los componentes encontrados en este veneno hay proteínas que, una vez aisladas, tienen un enorme potencial analgésico. Los estudios realizados muestran que algunas de estas proteínas actúan específicamente sobre receptores humanos del dolor y que podrían ser hasta 10.000 veces más potentes que la morfina, sin la propiedades adictivas ni los efectos secundarios de ésta.