5 de septiembre de 2010
El cocodrilo americano se considera una especie en peligro en casi todas las regiones de América del Norte, Central y del Sur. A excepción de en Estados Unidos, los estudios realizados son escasos o inexistentes, pero los conservacionistas están de acuerdo en que la caza ilegal y la pérdida de su hábitat han reducido la población de este reptil tan extendido a niveles críticos.
En el sur de Florida queda una pequeña población, pero la mayoría se encuentran en el sur de México, América Central, el Caribe y el norte de Sudamérica. Su hábitat predilecto son las aguas dulces o salobres de los estuarios fluviales, las lagunas costeras y los manglares.
Esta criatura de aspecto prehistórico se distingue de su primo, el caimán americano, por su morro más alargado y fino, su color más claro y los dos largos dientes de la mandíbula inferior que sobresalen cuando tiene la boca cerrada.
Esta especie de cocodrilo se encuentra entre las más grandes del mundo. Los machos de América Central y Sudamérica alcanzan los seis metros de longitud. Sin embargo, los machos de la población de Estados Unidos rara vez superan los cuatro metros.
Su dieta se compone principalmente de pequeños mamíferos, pájaros, peces, cangrejos, insectos, caracoles, ranas y, ocasionalmente, carroña. Aunque consta que han atacado a personas, lo más probable es que huyan al ver a humanos.
La mayoría de países con presencia de cocodrilos americanos han aprobado leyes protectoras, pero, por desgracia, pocos gobiernos ponen los medios para su debido cumplimiento.