¿Cómo andan las arañas boca abajo sin caerse?

Por Redacción National Geographic
Una araña en su telaraña.

12 de junio de 2015

Las arañas pueden caminar por cualquier sitio: suelo, paredes, incluso techo, nada se les resiste.

Ahora, los científicos han descubierto el secreto de su éxito: los pelos que tienen en los extremos de sus patas.

Esos miles de minúsculos pelos crean múltiples puntos de contacto entre la araña y la superficie, permitiéndoles agarrarse con facilidad.

Estos pelos son pequeños y flexibles. Si fueran rígidos, la araña solo podrían tocar algunas partes de la superficie, afirma Jonas Wolff, biólogo de la Universidad de Kiel (Alemania).

A diferencia de animales como los percebes, que se pegan de manera permanente a las rocas o cascos de los árboles, las arañas lo hacen temporalmente, como si se tratara de un post-it en comparación con el super glue de los percebes.

«Los sistemas de fijación permanentes, como el pegamento, son más fuertes y no reutilizables, mientras que los temporales, como estas almohadillas adhesivas, pueden utilizarse varias veces y permiten al animal pegarse con fuerza y soltarse rápidamente y sin esfuerzo», afirma Wolff.

Wolff quería descubrir cómo puede la araña Cupiennius salei agarrarse con tal fuerza como para no caerse y, a la vez, despegarse con rapidez suficiente como para atrapar a sus presas.

Un ataque suele durar menos de un cuarto de segundo y la araña puede recorrer hasta medio metro por segundo, lo que significa que tiene que agarrarse y soltarse con mucha rapidez.

Al principio pensaron que lo hacían gracias a sus peludas almohadillas, pero Wolff sospechaba que había algo más. Él y su equipo midieron la fuerza generada por una araña en un cristal, que resultó ser de 97 milinewtons, es decir, 10 gramos.

«Podría parecer poco, pero es entre tres y cuatro veces el peso de la araña, es decir, que una araña puede sostener el doble de su peso mientras está boca abajo en un cristal y no caerse. En las arañas más pequeñas esa relación es todavía mayor, porque tienen unas almohadillas mayores en relación con su tamaño», señala Wolff.

Para averiguar cómo pueden las patas generar tal fuerza, los científicos utilizaron cera de abeja para impedir que las almohadillas peludas hicieran su trabajo.

Al hacerlo en una pata, en dos o varias, descubrieron que la fuerza generada, por ejemplo, por la pata izquierda delantera y la derecha trasera, les ayudaba a agarrarse.

Al separar las patas, generan más fricción entre los pelos y la superficie, lo que impide que las arañas se agarren con seguridad; y al juntarlas disminuye el agarre y pueden separarse rápidamente.

Por si a alguien se le ocurre, Wolff advierte de que es poco probable que haya un spiderman en la vida real: aunque tuviéramos esos pelos adherentes, somos demasiado pesados como para trepar por paredes.

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