11 de enero de 2000
Hylobatidae
Los gibones son el epítome del mono, el animal que tenemos en mente cuando imaginamos a simios balanceándose graciosamente de rama en rama a través de la selva tropical.
Estos mamíferos acrobáticos, endémicos de las densas selvas sureñas de Asia, están perfectamente adaptados a la vida arbórea por lo que muy pocas veces descienden al suelo. Estos primates tienen fuertes manos en forma de gancho para aferrarse a los troncos de los árboles, con brazos extremadamente largos para alcanzar ramas lejanas con patas largas y potentes para mayor impulso y agarre. Las articulaciones de sus hombros están especialmente adaptadas para admitir un mayor rango de oscilación giratoria cuando se balancean de rama en rama.
Su dramática forma de locomoción arbórea, denominada braquiación, permite a los gibones desplazarse mediante el balanceo a través de la jungla a una velocidad de hasta 56 kilómetros por hora, salvando espacios que pueden llegar hasta los 15 metros de longitud con un solo salto pendular. La braquiación también les proporciona la ventaja única de balancearse y alcanzar frutas en los extremos de las ramas, lo que limita la competencia por su alimento preferido.
Cuando los gibones caminan, bien sea andando por las ramas o en las pocas ocasiones en las que descienden al suelo, lo hacen de forma bípeda, lanzando los brazos sobre sus cabezas para mantener el equilibrio. Son los animales de mayor tendencia bípeda de los primates no humanos y a menudo son objeto de estudio, para obtener más pistas sobre las presiones evolutivas que impulsaron al ser humano a caminar.
Existen 15 especies reconocidas de gibones, desde el noreste de la India al sur de China hasta llegar a Borneo. No tienen cola y su largo pelaje puede tener varias tonalidades que van desde un color crema pálido, pasando por el marrón hasta llegar al negro. Muchos ejemplares tienen marcas blancas en la cara, las manos y los pies. La especie más voluminosa se conoce con el nombre de Siamang, y puede llegar a crecer hasta los 13 kilogramos. Las especies más pequeñas alcanzan sólo los cuatro kilogramos de peso.
Los gibones prosperan en los abundantes árboles frutales de su medio tropical y son particularmente adeptos a los higos. En ocasiones complementan su dieta frutal con hojas e insectos.
Los gibones son monógamos (una característica poco habitual entre los primates) y viven en grupos familiares que consisten de una pareja adulta y sus crías jóvenes. La familia vigilará un territorio concreto y lo defenderá mediante fuertes e inquietantes aullidos que pueden resonar a través de kilómetros en la jungla. Las parejas, e incluso familias enteras, pueden llegar a cantar acompasadamente canciones complejas en grupo. Algunas especies han incluso desarrollado grandes papadas en la garganta para amplificar el sonido de sus aullidos y chillidos.
Estos representativos moradores de los árboles están entre los primates con mayor peligro de extinción de toda la faz del planeta. Su hábitat está desapareciendo a una velocidad vertiginosa y a menudo son capturados y vendidos como mascotas o masacrados para uso en la medicina tradicional. Todas las familias de gibones, menos una, aparecen en la lista de especies amenazadas o en grave peligro de extinción.