5 de septiembre de 2010
Las hienas manchadas son unos famosos carroñeros que suelen alimentarse de los restos dejados por otros depredadores. Pero estas fornidas bestias también son hábiles cazadoras, capaces de abatir ñus y antílopes. También cazan y comen aves, lagartos, serpientes e insectos.
En una África cada vez más superpoblada, las hienas y los humanos entran en contacto con frecuencia. De hecho, los Masai de Kenia y Tanzania dejan a sus muertos para que los devoren las hienas. Sin embargo, estos inteligentes y audaces animales saquean despensas y cosechas, y se les achacan numerosas pérdidas de ganado e incluso de vidas humanas. En algunas regiones han sido objeto de intensas cacerías, ya que se les considera alimañas.
La hiena manchada es la más grande de los tres tipos de especie de hiena existentes. Las otras dos son la hiena parda y la hiena rayada. Aunque se parecen a los perros, en realidad están más relacionadas con los gatos. Están presentes en gran parte de África, y más hacia el este, desde Arabia hasta India. Las hienas manchadas conviven en grandes grupos llamados clanes, que pueden contar con hasta 80 individuos, organizados matriarcalmente.
Las hienas manchadas tienen un sentido del oído muy desarrollado, y disfrutan de una excelente visión nocturna. Son rápidas y pueden correr largas distancias sin acusar el cansancio. Los grupos colaboran para aislar a un animal de una manada, a veces uno enfermo o endeble, y lo persiguen hasta matarlo. Los vencedores suelen luchar por el botín, ya sea entre ellos o contra otros animales poderosos, como los leones.
Las hienas manchadas son bastante «parlanchinas», y emiten una amplia variedad de sonidos, incluida la «risa», que durante mucho tiempo se ha asociado a su nombre.