12 de septiembre de 2016
Los jaguares de la Riviera Maya y los animales son todavía objeto de leyenda entre la gente que los investiga hoy en día. Es extremadamente raro ver a un jaguar en estado salvaje. Por supuesto, esta capacidad para evitar a los humanos hace que sean difíciles de estudiar, así que los científicos y conservacionistas de México han decidido solucionarlo: hacen un seguimiento de la población con cámaras que se activan con el movimiento.
La Reserva Ecológica del Edén tiene una de estas redes de cámaras. La reserva, fundada en 1991, protege cerca de 3.000 hectáreas de bosque en Quintana Roo, un estado mexicano en la costa noreste de la península de Yucatán. A solo 35 kilómetros al oeste de Cancún, El Edén comprende varios ecosistemas sensibles. Además del jaguar, alberga a otras especies vulnerables como pavos ocelados, cocodrilos americanos y buitres rey.
El Edén instaló su primera cámara trampa en 2005. Desde entonces ha expandido la red para incluir 36 cámaras en 27 staciones. Combinadas, vigilan aproximadamente 80 kilómetros cuadrados de territorio en el que habitan los jaguares.
Las cámaras proporcionan imágenes de la vida en el bosque, afirma Marco Lazcano, director general de El Edén.
Los jaguares en "El Edén"
Lazcano cree que El Edén tiene a 5 jaguares residentes, tres machos y dos hembras. Sin embargo, el área también sirve como lugar de tránsito para los jaguares, que se mueven por la reserva hacia otras partes de Yucatán.
Debido a la dificultad de catalogar de forma precisa y realizar el seguimiento de estos felinos, los investigadores de El Edén comenzaron a nombrarlos basándose en sus marcas distintivas. Caníbal es un macho con una marca en forma de hueso en su lomo derecho, y Mariposo con patrón en forma de mariposa en su hombro derecho. X'tabay, Eva y Sonriente son algunos de los otros jaguares que se han unido a ellos en la reserva.
"En vez de llamarles jaguar uno y jaguar dos, era más fácil recordarlos con los nombres", explica Lazcano. Los nombres también les ayudan a asociar a los felinos con ciertos patrones y comportamientos.
Por ejemplo, otro macho, Fantasma, fue fotografiado en 2010. Tras haberlo grabado durante años, las cámaras revelaron un nuevo interés amoroso. Fantasma exhibía comportamiento de apareamiento con una hembra sin nombre.
Conservación y amenazas
Históricamente, los jaguares se encontraban en el norte de México, llegando a muchas parte de Sudamérica. Debido a las poblaciones viables de Sudamérica, la UICN identifica a este gran felino con un riesgo bajo dentro de su raza, pero se considera una especie en peligro de extinción en México.
Como todo gran mamífero del mundo, la fragmentación y el conflicto humano amenazan a los jaguares, según afirma Evelyn Piña, bióloga que estudia a los jaguares y pumas en México. Mientras el desarrollo humano invade el hábitat de los jaguares, estos felinos y los humanos están forzados a vivir en proximidad.
Como resultado, cazan las mismas presas en muchos lugares, y cuando la presa es limitada, los felinos matan a los animales domésticos y provocan resentimiento entre la población local. En México, la desigualdad social continua provocando cambios en los usos del suelo, y en algunas regiones la caza ilegal es un problema importante. Considerando todo esto, la relación es compleja.
Pese a todo, los conservacionistas de jaguares se muestran optimistas. Lazcano y El Edén son parte de un censo nacional de jaguares llevado a cabo por universidades, organizaciones no gubernamentales, empresas y el gobierno federal. Este se trata del censo nacional de jaguares más grande del mundo.
Un refugio clave
Aunque es pequeño, El Edén juega un rol esencial en la conservación de los jaguares, según Lazcano. Es un enlace importante con otras áreas de la península de Yucatán. Lazcano espera añadir 1000 hectáreas más a final de año y el crecimiento de la reserva solo ayudará a la conservación en la región.
"El Edén es un buen ejemplo de cómo está la conservación actualmente", afirma Piña. "La realidad es que muchos países como México no tienen áreas protegidas grandes; el paisaje está fragmentado, desprotegido y mezclado con la gente".