31 de agosto de 2011
Para todo aquel que tenga un perro, no hará falta un estudio científico para hacerles creer que sus mascotas saben lo que dicen. Sin embargo, no siempre está claro a qué le presta atención nuestro mejor amigo.
Cuando decimos “buen chico”, los perros escuchan las palabras que decimos, pero también la manera de decirlas, según ha demostrado un nuevo estudio que utiliza escáneres cerebrales. Para las personas, tanto las palabras como la entonación son importantes, pero nadie sabía hasta ahora que este era también el caso entre los cánidos.
En un estudio publicado en agosto en la revista Science, los científicos descubrieron que el cerebro canino también procesa la información de manera similar a los humanos.
“Estoy bastante entusiasmado por este descubrimiento. Es increíble observar un parecido tal entre la actividad cerebral humana y perruna”, explicó Chris Petkov, neuropsicólogo en la Universidad de Newcastle (Reino Unido), que no está relacionado con el estudio.
Unos cerebros muy similares
El autor principal del estudio y amante de los perros, Attila Andics, comenzó a estudiar a los cánidos para encontrar una forma de entender cómo procesa el lenguaje el cerebro de los mamíferos.
El primer paso no fue fácil: tuvo que entrenar a los perros para que permanecieran absolutamente quietos en un escáner IRMf (imagen por resonancia magnética funcional). Transcurrieron varios meses hasta que los adiestradores consiguieron aplicar su magia sobre 13 perros de Hungría, entre los que se encontraban seis border collies, cuatro golden retrievers, un pastor alemán y un crestado chino.
“La parte más complicada fue hacer que entendieran que tenían que estar completamente quietos. Una vez que se dieron cuenta que nos referíamos a estar totalmente inmóviles, funcionó a la perfección”, explica Andics, etólogo en la Universidad de Eötvös Loránd, en Budapest (Hungría).
En 2014, Andics y sus colegas demostraron cómo los cerebros de estos 13 perros respondían a diversas vocalizaciones como gruñidos, ladridos, quejidos y gritos, tanto de personas como de otros perros. Los sonidos que expresaban miedo o felicidad activaban áreas cerebrales similares en ambas especies, según afirmaban en el estudio.
Con el habla, sin embargo, era diferente. “No existe nada en la naturaleza que sea tan complejo como el habla humana”, explicó Sophie Scott, neurocientífica del University College London, que no formó parte del nuevo estudio.
¿Quién es un buen perro?
Así, con este mismo grupo de 13 perros, Andics y sus colegas pusieron grabaciones de sus dueños hablando de cuatro maneras diferentes: una palabra de elogio (como la palabra húngara para “listo” o “así se hace”) en un tono de elogio, una palabra neutral en un tono neutral, una palabra de elogio en un tono neutral, y una palabra neutral en un tono de elogio.
Los resultados de las neuroimágenes demostraron que el hemisferio izquierdo de los cerebros perrunos respondía a la palabra en sí, y que el hemisferio derecho respondía a la entonación.
Sin embargo, hicieron falta tanto el tono de elogio como la palabra de elogio para activar el centro de recompensa de los perros. En otras palabras, tu mascota sabe cuándo la estás alabando y si realmente estás diciendo lo que piensas.
“Para algunos perros, los elogios podrían ser suficientes para conseguir que hagan lo que les dices. En este estudio, tratamos a los perros como voluntarios felices que querían complacernos”, afirma Andics.
Por lo tanto, la clave para un buen comportamiento es hacer que tu mascota sepa que realmente es un buen perro.