5 de septiembre de 2010
A mucha gente le gustan las mariquitas por su color y sus puntos negros. Sin embargo, a los agricultores les gustan por su apetito. La mayoría de las mariquitas comen con voracidad insectos que se alimentan de plantas, como los pulgones, por lo que ayudan a proteger las cosechas. Las mariquitas dejan cientos de huevos en las colonias de pulgones y otros insectos parecidos. Cuando eclosionan, las larvas comienzan a alimentarse rápidamente. Hacia el final de su vida (entre tres y seis semanas) han podido consumir 5.000 pulgones.
A las mariquitas también se les llama mariquillas o, en México, chinitas. Hay unas 5.000 especies distintas de este insecto, y no todas tienen los mismos gustos alimenticios. Algunas no comen los insectos que atacan las plantas, sino plantas. El escarabajo de la judía mexicano y el escarabajo de la calabaza son plagas destructivas que atacan las cosechas que señalan sus nombres.
Las mariquitas parecen semiesferas, como cúpulas diminutas con pequeños puntos. Tienen las patas y las antenas cortas.
Su colorido y sus puntos sirven para mantener alejados a los depredadores. Pueden segregar un fluido por las articulaciones de las patas de sabor muy desagradable. Su colorido puede servir de recordatorio para los animales que han tratado de comer mariquitas antes, parece decir “mi sabor es asqueroso”. Si una mariquita se siente amenazada puede hacerse la muerta y segregar esta desagradable sustancia para protegerse.