Pesca del atún con caña y sedal

Pescadores estadounidenses del Atlántico noroccidental pescan con caña y carrete.   Según cifras de la National Oceanic and Atmospheric Administration correspondientes al año 2011, los pescadores de caña y carrete capturaron unas 640 toneladas de a

Por Redacción National Geographic
Pesca de atún con caña y sedal.
Pesca de atún con caña y sedal.

28 de junio de 2012

Hay muchas técnicas y aparejos para pescar el atún rojo —como la línea de mano, el arpón, el cerco y el palangre— pero casi todos los pescadores estadounidenses del Atlántico noroccidental pescan con caña y carrete.

Según cifras de la National Oceanic and Atmospheric Administration correspondientes al año 2011, los pescadores de caña y carrete capturaron unas 640 toneladas de atún rojo, en contraste con 74 toneladas pescadas con el arte del palangre y 29 toneladas extraídas con arpones. Los palangres dirigidos a otras especies capturaron accidentalmente miles de atunes que después se desecharon, tal vez en número semejante a las 120 toneladas que se descartaron en 2010. En cualquier caso, las capturas con caña y carrete suponen casi el 75 por ciento de todas las capturas de atún rojo en los Estados Unidos.

La proporción de pescado que se pesca con caña y carrete es llamativa, sobre todo si tenemos en cuenta que, a diferencia de los pescadores que utilizan redes de cerco, los pescadores de caña capturan los atunes de uno en uno, y los atunes rojos son peces que luchan y se resisten mucho tiempo para evitar que los icen al barco. A pesar de que no conocemos la existencia de estadísticas acerca del tiempo medio que se necesita para pescar un atún, en un artículo de 1936 para la revista Rotarian, un pescador deportivo que había capturado un atún rojo de 246 kilos escribía que había necesitado tres horas y cuarenta minutos para cobrar la pieza.

La historia de la pesca del atún con caña y carrete arrancó a principios del siglo xx, gracias al invento del carrete pesado con freno de disco y con una manivela que no giraba hacia atrás, según el libro de Dave Preble The Fishes of the Sea: Commercial and sport fishing in New England (Los peces del mar: pesca comercial y deportiva en Nueva Inglaterra). Antes de la introducción de este carrete, los pescadores que intentaban capturar atunes rojos con caña y sedal terminaban casi siempre con los nudillos magullados o rotos.

El atún rojo más grande que se ha capturado en el Atlántico Norte con caña y carrete fue un ejemplar que se pescó en Nueva Escocia en 1979, y que pesaba 678 kilos. En el estado de Massachusetts (EEUU) el récord está en un increíble pez de 557 kilogramos que se capturó en 1984.

El equipo necesario para pescar estos atunes es relativamente caro, ya que una caña y un carrete suelen costar unos 1.200 dólares, según la publicación New England Sportsman. Hasta hace poco, lo más habitual entre los pescadores profesionales de atún rojo era utilizar líneas y anzuelos extrafuertes. El libro de 2001 Tuna: Physiology, Ecology and Evolution (El atún: fisiología, ecología y evolución), editado por Barbara Block y Ernest Donald Stevens, apunta que «se emplea el aparejo más pesado que esté dispuesto a morder el atún», y describe el equipo habitual como una línea de veinte kilos con anzuelos circulares. No obstante, a lo largo de los últimos años los pescadores se han ido inclinando cada vez más hacia un equipo más ligero –—llamado «equipo tímido» en la jerga del mundillo—, un cambio que según ellos era necesario debido a que los atunes han aprendido a no morder el equipo que usaban antes. La Massachusetts Division of Marine Fisheries (una especie de departamento de pesca del estado de Massachusetts) recomienza utilizar un carrete de calidad combinado con línea que tenga una resistencia de 90 kilos.

Según una página web dedicada a la pesca deportiva, un atún rojo grande puede llevarse enganchados unos ciento ochenta metros de línea en su intento de alejarse del barco. El cometido del pescador consiste en ir frenando paulatinamente el pez, cuya velocidad varía entre los cinco kilómetros por hora y los sesenta y cinco, cuando nada a toda velocidad.

A veces sucede que los barcos que pescan rabil y otras especies en el Golfo de México capturan accidentalmente atunes rojos que desovan en esa zona, lo que pone en peligro la viabilidad de la especie. En los últimos años, los pescadores del Golfo han comenzado a usar unos anzuelos especiales, llamados «débiles», desarrollados en parte por la NOAA (La Asociación Nacional Oceánica y Atmosférica), que tienen una forma circular y son más ligeros que los que se venían utilizando. La idea es que estos anzuelos se aplanen o se enderecen con el peso de los atunes rojos, mucho más pesados que el rabil y demás peces, permitiendo así que se liberen. En las pruebas que se han llevado a cabo durante dos años estos nuevos anzuelos ayudaron a reducir en un cincuenta y seis por ciento el número de atunes rojos víctimas de la captura fortuita.

Es difícil hacerse con estadísticas precisas, pero los pescadores de atún rojo aseguran que la mayoría de los atunes que pican, al final consiguen soltarse. En un artículo publicado por la página web de New England Sportsman, Mike Christy escribe que la pesca del atún rojo es «un noventa por ciento preparación, un nueve por ciento decepción, y un uno por ciento éxito».

Las capturas de atún rojo en los Estados Unidos mediante los conocidos como «aparejos de mano» —es decir, caña y carrete, arpón y líneas de mano— alcanzaron su punto álgido en 1966, con 3.615 toneladas, según la Asociación Americana del Atún Rojo. La imposición de cupos ha reducido drásticamente las capturas en el país. En 2010, el último año para el que disponemos de datos, las capturas con aparejos de mano ascendieron a aproximadamente 725 toneladas.

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