15 de febrero de 2017
Encontrar una criatura enroscada en el interior del vientre de una bestia marina ancestral puede no parecer algo muy sorprendente en un primer momento. Después de todo, el fósil en cuestión pertenecía a un reptil acuático con un cuello descabelladamente largo y la habilidad de tragarse a su presa de un bocado.
Sin embargo, cuando los paleontólogos lo estudiaron más detalladamente, descubrieron que la criatura que estaba dentro de su vientre no era comida, sino que este gigantesco animal era en realidad una madre embarazada.
En un nuevo estudio publicado en el periódico Nature Communications, un equipo internacional ha revelado datos sobre este fósil de Dinocephalosaurus con restos de un feto en su interior.
Posición inconfundible del feto
Muchas de las pruebas encontradas en un yacimiento al sur de China, ponían de manifiesto que el feto no era comida. Como su progenitor, el feto tiene el cuello largo característico del Dinocephalosaurus, lo que indica que pertenecen a la misma especie.
Además, el feto estaba colocado hacia adelante. Por el contrario, cuando devoraban presas, lo habitual es que lo hicieran desde la cabeza, y esta posición se mantenía generalmente durante la digestión.
"El embrión estaba enroscado", dice el coautor del estudio Jun Liu, un paleontólogo de la Universidad de Tecnología de Hefei en China. "Si algún animal ingiere a otro, es imposible que se conserve esa forma".
Un árbol genealógico complicado
El Dinocephalosaurus es miembro de la infraclase de los arcosauromorfos, un grupo de reptiles que incluía a los dinosaurios, cocodrilos y pájaros. A diferencia de sus familiares, el Dinocephalosaurus parece que en lugar de poner huevos, daba a luz a sus crías vivas. Como los humanos y los mamíferos.
Se trata, según Liu y su equipo , del primer ejemplo conocido de un miembro de los arcosauromorfos que da a luz a las crías vivas.
Como explica Michael Caldwell, experto en reptiles marinos extintos y presidente del departamento de ciencias biológicas de la Universidad de Alberta, eso puede no ser del todo correcto.
Los Coristoderos, un grupo de reptiles semi-acuáticos, también dieron a luz a crías vivas. Parte del problema, explica Caldwell, es que la categoría de los arcosauromorfos es “un pozo sin fondo” de animales aparentemente dispares. Sin embargo, muchos paleontólogos piensan que los coristoderos pertenecen al clan arcosauromorfo, lo que les daría el derecho a la fama.
De cualquier manera, cuenta Caldwell, vale la pena estudiar a la cría recién descubierta de Dinocephalosaurus, en parte porque puede darnos una idea de cómo evolucionan los animales para hacer frente a los cambios del entorno.
El parto en vivo está asociado con los animales que determinan el sexo de sus crías a través de la genética en lugar de a través de factores ambientales, como la temperatura del nido. Estos rasgos a su vez están asociados a animales que evolucionan de terrestres a acuáticos, una transición que ha ocurrido varias veces durante la historia, generalmente durante períodos de extinción masiva.
"Ahora, el mundo en el que vivimos continúa evolucionando y cambiando", explica Caldwell. Y desde la pérdida de hábitat hasta el cambio climático, los reptiles que existen actualmente están experimentando sus propios empujones hacia la transformación.