¿Podría este gusano «devorador» de plástico ser la solución a la contaminación?
Los científicos han descubierto que los gusanos de la cera pueden comer bolsas de plástico. ¿Podrían ayudarnos a reducir la contaminación por plástico?
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Cada año producimos 300 millones de toneladas de plástico a nivel mundial, siendo éste en su mayoría resistente a la degradación y contaminando cada rincón del planeta. Un equipo de científicos europeos podría haber dado con una solución única al problema del plástico: han descubierto un insecto común que puede mordisquear una bolsa de plástico y reducirlo considerablemente en cuestión de unos 40 minutos.
«Este estudio supone otro hito en la investigación sobre la biodegradación de los plásticos», explica Wei-Min Wu, ingeniero medioambiental en la Universidad de Stanford.
La responsable de este hallazgo es Federica Bertocchini, bióloga del desarrollo en la Universidad de Cantabria. La primera vez que se dio cuenta de esta posibilidad fue hace dos años, mientras limpiaba las colmenas de abeja que tiene en su jardín.
Extrajo algunas larvas de polillas de la cera (Galleria mellonella) que vivían en la colmena y las colocó en una bolsa de plástico vieja. Cuando comprobó la bolsa una hora después, descubrió pequeños agujeros en la parte de la bolsa en la que estaban las larvas. Aunque Bertocchini no es entomóloga, enseguida averiguó lo que había pasado.
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Los gusanos de la cera, que son la forma larvaria de una pequeña polilla, reciben su nombre porque viven en la cera de colmenas de abejas. Al igual que el plástico, la cera es un polímero formado por una larga cadena de átomos de carbono unidos entre sí, con otros átomos que se ramifican desde los lados de la cadena. Tanto la cera como el polietileno en la bolsa de plástico de Bertocchini tenían una estructura de carbono similar.
«Dado que comen cera, podrían haber evolucionado para obtener una molécula que la pueda desintegrar, y dicha molécula podría también funcionar con plásticos», dijo Bertocchini.
Resolviendo el misterio
Bertocchini formó un equipo de investigación con los científicos Paolo Bombelli y Christopher Howe, para averiguar cómo estos gusanos de la cera conseguían atiborrarse de plástico.
Cuando colocaron a los gusanos en plástico de polietileno, descubrieron que cada gusano creaba una media de 2,2 agujeros por hora. De la noche a la mañana, los 100 gusanos habían degradado 92 miligramos de una bolsa de plástico. A este ritmo, estos gusanos tardarían casi un mes en degradar completamente una bolsa media de plástico de 5,5 gramos.
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Para descartar el proceso de masticado como fuente de dicha degradación, el equipo aplicó en el plástico una mezcla espesa de gusanos que habían muerto recientemente y esperó. En efecto, descubrieron que las larvas líquidas también podían agujerear el plástico. Esto condujo a Bertocchini y sus colegas a pensar que una enzima en los gusanos o en las bacterias que viven dentro y sobre sus cuerpos era la responsable de disolver el plástico.
Dicha enzima convertía el polietileno en etilenglicol, un compuesto químico que normalmente se usa en anticongelantes. Bertocchini espera poder identificar las enzimas exactas que descomponen el polietileno en futuras investigaciones.
En busca de una solución
Los científicos han buscado una forma de biodegradar los plásticos durante décadas, según Uwe Bornscheuer, bioquímico de la Universidad de Greifswald en Alemania.
«La contaminación por plástico es un gran problema a nivel global», afirma Bornscheuer.
En 2014, Wu y sus colegas de la Universidad de Stanford descubrieron que una bacteria intestinal de otra especie de gusano de la cera podía descomponer polietileno, aunque generaba subproductos diferentes. Un estudio de 2016 identificó las enzimas en una especie de bacteria, capaces de descomponer un tipo de plástico llamado tereftalato de polietileno.
«Probablemente existen muchas otras especies de gusano que pueden degradar el plástico», afirmó.
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Para el biólogo marino Tracy Mincer, del Woods Hole Oceanographic Institute, la solución a la contaminación por plástico necesita estar centrada en producir menos y reciclar más.
«El polietileno es una resina de alta calidad que puede ser reutilizada de muchas formas y puede venderse a 500 dólares (457 euros) la tonelada», explicó en un email. «En mi opinión, aunque se trata de una impresionante historia natural y un gran ejercicio académico, no se trata de una solución ya que deshacerse del polietileno significa tirar el dinero».