El cambio climático se refleja en el tiempo que ha hecho cada día desde 2012

Las personas nacidas en 2012 no han vivido ni un solo día sin verse afectadas por el cambio climático.

Por Alejandra Borunda
Publicado 17 ene 2020, 11:35 CET
Calentamiento global
Con un solo día de observaciones del tiempo atmosférico global, los científicos pueden detectar una señal de cambio climático.
Fotografía de Noaa

La lluvia torrencial un día de junio. El calor desconcertante un día de enero. Una ola de frío a finales de abril. El viento, el sol, la humedad y el resto de los factores que percibimos cuando salimos a la calle cada día: el tiempo atmosférico.

El clima, como llevan años explicando los científicos, es lo que se obtiene cuando se combinan días, semanas, meses y años de tiempo. El clima es una tela tejida a partir de los hilos individuales del tiempo cotidiano.

Durante años, los expertos han advertido que el tiempo atmosférico puede revelarnos mucho sobre cómo cambia el clima. ¿Ese día de enero con 21 grados? Hay muchos motivos que explican por qué ocurre. Nos habían dicho que el cambio climático podría formar parte de esa ecuación, pero nuestras técnicas estadísticas no se habían afinado lo suficiente como para captar la influencia directa del calentamiento global antropogénico en la meteorología puntual.

Esos días han llegado a su fin. El cambio climático ha hincado sus dientes tan profundamente en el planeta que pueden verse sus marcas en el tiempo que ha hecho cualquier día desde 2012. Por consiguiente, un niño o niña de seis años no ha vivido ni un solo día sin sentir la influencia del cambio climático.

Un climatólogo «podría contemplar la Tierra desde la estación espacial y ver la huella real del cambio climático un día cualquiera» solo observando del patrón meteorológico global, explica Reto Knutti del Instituto para la Ciencia Atmosférica y Climática del ETH Zúrich y autor de la investigación, publicada en enero en Nature Climate Change. «Nos hemos adentrado en territorio desconocido en términos de cambio climático porque ahora podemos ver las cosas claras».

La fiebre del planeta sube

Desde finales de los años 70, los científicos han mejorado las técnicas para desentrañar y detectar el cambio climático antropogénico a partir del confuso conjunto de observaciones planetarias. Por otra parte, han desarrollado técnicas para averiguar qué proporción de esas señales podía atribuirse a los cambios causados por la emisión humana de gases de efecto invernadero adicionales a la atmósfera terrestre.

La «señal» que buscan los científicos es la siguiente: qué ha ocurrido en la temperatura y la humedad con el paso de los años, según los registros meteorológicos, frente a lo que prevén los modelos climáticos que habría ocurrido si no hubiera entrado en juego el calentamiento global antropogénico. Cuanto más divergen estos dos factores, más intensa se considera la señal.

En algunos datos no cuesta mucho distinguir las pistas del cambio climático, como las temperaturas medias globales del aire y el océano, que han aumentado de forma más o menos constante durante décadas. En la última década, la temperatura media de la atmósfera terrestre ha sido unos 0,7 grados Celsius más alta que a mediados del siglo XX, más de la mitad del casi 1 grado Celsius que se ha calentado el planeta desde el comienzo de la Revolución Industrial.

Pero como el tiempo atmosférico entraña mucha variabilidad entre lugares o días, los científicos han vacilado a la hora de identificar una señal del calentamiento global en el tiempo que hace a nivel local o cotidiano.

«Es una cuestión de señal y ruido. El cambio climático es la señal. El tiempo atmosférico y factores como El Niño son el ruido. Hasta la fecha, hemos podido descubrir esa señal climática en registros a largo plazo como la temperatura, las precipitaciones y la superficie de la banquisa ártica. Pero cuando se han detectado grandes cambios regionales, lo útil es hablar de lugares locales y de cambios cotidianos», explica Beena Balan Sarojini, climatóloga del Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio.

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    Lo que descubrió este equipo científico dirigido por Sebastian Sippel, investigador del Instituto de Ciencias Atmosféricas y Climáticas del ETH Zúrich, fue un patrón que acechaba entre el caos del tiempo cotidiano global, como una estación de radio a la espera de que la sintonicen. En cualquier panorama global del tiempo en un día cualquiera desde 2012, se observaba claramente la huella del calentamiento global antropogénico a largo plazo.

    «Hoy, lo normal era algo extraordinario en el pasado», afirma Balan Sarojini. «El fenómeno extremo de ayer será la normalidad de mañana».

    Ahora lo vemos con claridad

    Incluso hace diez años, la señal era demasiado débil y confusa como para detectarla. Pero en la última década, según Frederike Otto, director del Instituto de Cambios Ambientales de Oxford, la señal del calentamiento ha roto los esquemas.

    «La última década ha sido más calurosa que cualquier década en la historia. La señal es tan intensa que podemos detectar estos patrones sin necesidad trabajos supercomplejos. La señal ha aparecido y evolucionado mucho en un periodo muy breve», afirma.

    En cierto modo, los climatólogos llevan 40 años trabajando para observar estos resultados. En 1979, un estudio científico referente planteaba que, en última instancia, con datos y calentamiento suficientes, los científicos serían capaces de identificar la señal humana en el conjunto climático de datos sobre el tiempo atmosférico.

    Ese mismo año, el Consejo Nacional de Investigación estadounidense publicó un trabajo llamado «Carbon dioxide and climate: A scientific assessment», una de las primeras evaluaciones que estimaban la sensibilidad de la atmósfera terrestre a las vastas adiciones de dióxido de carbono excesivo. Ese mismo año, la NOAA y la NASA lanzaron una serie de satélites meteorológicos que han tomado datos de forma continua desde entonces, creando un valioso registro continuo de la atmósfera y los océanos conforme la fiebre de la Tierra subía.

    «Como hemos tenido tanto calentamiento global, todo nuestro clima ha cambiado considerablemente y se ha alejado del punto donde debería estar», cuenta Peter Stott, climatólogo del Servicio Meteorológico Nacional del Reino Unido. «Incluso a nivel cotidiano, las temperaturas medias globales han cambiado mucho. Es algo que pensábamos que acabaríamos observando en algún momento y resulta que ese momento ya ha llegado».

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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