El huracán Laura toca tierra en Luisiana y Texas

Miles de personas han tenido que evacuar en plena pandemia ante la llegada de una marejada ciclónica «imposible de sobrevivir».

Por Laura Parker, Sarah Gibbens
Publicado 27 ago 2020, 12:51 CEST
Huracán Laura

El huracán Laura gira hacia la costa del Golfo el 26 de agosto.

Fotografía de Cira, Noaa

Uno de los huracanes más trascendentales en una generación puso rumbo hacia la frontera entre Luisiana y Texas, en la costa del golfo de México. Esta tormenta tiene el poder de desencadenar una «marejada ciclónica imposible sobrevivir» mientras las autoridades de ambos estados luchan por contener nuevos brotes a diario.

Esta descripción llegó el miércoles de la mano del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, cuyos expertos no son de hipérbole fácil. Lo que quieren decir es que el agua marina, impulsada por el viento, inundará la costa ante la llegada del cuadrante derecho-frontal; en otras palabras, a la derecha de la pared del ojo. Prevén que la marejada podría tener dos pisos de alto en la costa.

«La descripción de “imposible de sobrevivir” no es una que nos guste utilizar ni la hemos utilizado antes», declaró el gobernador de Luisiana John Bel Edwards el miércoles en una sesión informativa. «No creo haber dado una conferencia (de prensa) en la que haya intentado transmitir la sensación de urgencia que trato de transmitir ahora. Tengan cuidado con esta tormenta, pónganse a salvo. Nuestro estado no ha visto una marejada como esta en décadas. Tampoco hemos visto velocidades del viento como estas en mucho tiempo».

Laura se ha convertido en una tormenta gigantesca de categoría 4 a lo largo de los últimos días sobre las aguas cálidas del golfo de México, con velocidades de hasta 240 kilómetros por hora y ráfagas de hasta 273 kilómetros por hora.

Edwards pidió a los residentes que no permitieran que este pronóstico grave los distrajera de la necesidad de protegerse de la COVID-19.

«Vamos a vivir una tormenta histórica en un momento en el que vivimos una emergencia de salud pública», declaró, indicando que «decenas de miles de personas» que viven en las zonas con las mayores tasas de infección están desplazándose y han evacuado a otras partes del estado en busca de habitaciones de hotel o casas de parientes donde puedan refugiarse. Asimismo, Luisiana tiene un millón de niños en edad escolar y estudiantes universitarios que han regresado a las aulas en las últimas dos o tres semanas.

Todo ese movimiento podría causar «un huracán de COVID», advierte el Dr. William Schaffner, especialista en enfermedades infecciosas en la Universidad de Vanderbilt. «Todas estas personas desplazándose, yendo a refugios y alojándose con sus parientes, crean un entorno ideal para una mayor propagación del virus de la COVID-19».

Medio millón de personas huyen de la trayectoria de la tormenta

Con una tormenta tan grande, el miércoles hubo un golpe de suerte. La tormenta tropical Marco, que se dirigía hacia la misma zona como posible huracán, se disipó y concedió a la gente un tiempo muy necesario para prepararse.

«La única forma de sacar a la gente de aquí es ampliar el tiempo de la evacuación», afirma John Renne, experto en planificación para casos de desastre de la Universidad Atlántica de Florida. Renne había trabajado en Nueva Orleans, donde dirigió el programa de voluntarios de respuesta en casos de desastre.

Esa tarea comenzó incluso antes de que Laura entrara en el golfo de México. Se ordenó la evacuación de unas 385 000 personas en Texas y unas 200 000 en Luisiana, según Associated Press.

Miles de personas de la zona de Lake Charles han evacuado de forma voluntaria y, según Mike Steele, de la Oficina de Seguridad Nacional del gobernador de Luisiana, al menos mil personas que necesitan evacuaciones con asistencia del estado han sido trasladadas a hoteles de Baton Rouge y Nueva Orleans.

Casi 350 personas están refugiadas en Nueva Orleans, donde este sábado se cumplirán 15 años desde el huracán Katrina, según del Departamento de Servicios para los Niños y Familias. En Texas, se han emitido órdenes de evacuación obligatoria para ocho condados, órdenes de evacuación voluntaria para 22 y se han preparado 225 000 habitaciones de hotel para evacuados en todo el estado. Es probable que algunas partes del condado de Harris, que incluye la ciudad de Houston, sufran daños.

En una conferencia de prensa en Austin, el gobernador de Texas Greg Abbott instó a las personas que se encuentren en la trayectoria del huracán a no perder tiempo, buscar refugio y tomar medidas de precaución contra la COVID-19. En agosto, el estado registró una media de 200 muertes al día por la enfermedad y, aunque la incidencia de casos nuevos había caído de forma continua a lo largo de este mes, el 26 de agosto se notificaron más de 5000.

El miércoles, la Cruz Roja estimaba que había proporcionado refugios a 5000 personas vulnerables de ambos estados. El miércoles, en Luisiana, varios autobuses estuvieron evacuando a la gente durante toda la mañana, pero el servicio se suspendió a primeras horas de la tarde cuando comenzaron las inundaciones y las condiciones de las carreteras empeoraron.

En la zona oriental del estado, llegaron varios tornados a medida que las franjas exteriores de Laura tocaban tierra.

El director de seguridad nacional de Jefferson Parish, Joseph Valiente, indicó que la Autopista 1, la única carretera de la que disponen varias ciudades pequeñas para salir de la región, estaba inundada y era intransitable.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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