Los problemas cardíacos tras las vacunas son muy raros y a menudo se resuelven rápidamente

Nuevos datos de los CDC estadounidenses sobre la miocarditis tras una segunda dosis de una vacuna de ARNm sugieren que los beneficios todavía superan con creces los riesgos.

Por Emily Sohn
Publicado 25 jun 2021, 13:00 CEST
Un sanitario coloca una tirita a una paciente vacunada

Un sanitario coloca una tirita a una paciente tras administrar una dosis de la vacuna anticovídica de Pfizer-BioNTech en el Centro Médico de Boston, en Massachusetts, el 17 de junio de 2021. La primera ola de la pandemia inundó el Centro Médico de Boston de pacientes con coronavirus: 229 en el último pico primaveral, que han llenado casi dos tercios de sus camas. Esta semana, el recuento de pacientes con COVID-19 llegó a cero.

Fotografía de Adam Glanzman, Bloomberg via Getty Images

El adolescente llegó al Hospital Universitario de Ciencia y Salud de Oregón a finales de abril con dolor torácico que había comenzado de forma repentina. Una resonancia magnética mostró miocarditis: la inflamación del músculo del corazón. Es algo que los médicos del hospital de Portland ven en gente joven varias veces al año, señala Judith Guzman-Cottrill, pediatra de enfermedades infecciosas.

Pero el momento le llamó la atención: solo unos días antes de que empezaran los síntomas, el chico había recibido la segunda dosis de la vacuna anticovídica de Pfizer. Un par de semanas después, Guzman-Cottrill recibió una llamada de un colega en Atlanta que le habló de un paciente similar con miocarditis que había empezado dos días después de su segunda dosis de Pfizer. Ese mismo día, se enteró por correo electrónico de otros dos casos iguales en Connecticut.

«La miocarditis en sí misma no es algo tan raro como para pensar que sea una nueva enfermedad», afirma. «Pero cuando me enteré de lo que entonces eran cuatro casos nuevos, todos chicos sanos que habían desarrollado torácico, me parecieron demasiados como para ser una coincidencia».

A 11 de junio, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos habían documentado 323 casos confirmados de miocarditis y pericarditis, una afección relacionada, entre personas de entre 12 y 29 años, la mayoría registrados una semana después de que el paciente recibiera una de las vacunas anticovídicas de ARNm fabricadas por Pfizer-BioNTech y Moderna. Esa cifra, anunciada esta semana por el Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización de los CDC (ACIP, por sus siglas en inglés), revisa el recuento anterior para incluir datos de niños de entre 12 y 15 años, un grupo que obtuvo autorización para ponerse la vacuna de Pfizer en mayo.

Hasta la fecha, la miocarditis postvacunación se ha documentado más comúnmente en adolescentes y en personas a principios de la veintena, según el informe del comité. Es más probable que la afección ocurra tras la segunda dosis y se da más a menudo en niños y hombres jóvenes que en niñas y mujeres.

En total, los índices de miocarditis y pericarditis postvacunación son más elevados que los índices observados normalmente por otras causas, declaró Tom Shimabukuro, de la COVID-19 Vaccine Task Force de los CDC, durante una reunión del comité el 23 de junio donde anunciaron los resultados. Pero los casos aún son infrecuentes y la gran mayoría de los pacientes han respondido rápidamente al tratamiento.

«Aún es un fenómeno raro», dijo Shimabukuro. «Algo tranquilizador es que los datos disponibles sobre desenlaces clínicos indican que los pacientes se recuperan de los síntomas».

¿Qué es la miocarditis?

Cuando una persona joven desarrolla miocarditis o pericarditis (la inflamación del revestimiento del corazón), la causa suele ser una infección viral. Los enterovirus como la fiebre aftosa figuran entre los desencadenantes más habituales y dichas infecciones son más habituales en verano, afirma Jeremy Asnes, jefe de cardiología pediátrica en la Facultad de Medicina de Yale en New Haven, Connecticut. También hay evidencias de miocarditis tras la vacuna contra la viruela.

Para comprender mejor el aparente repunte de casos de miocarditis en adolescentes en abril, Guzman-Cottrill y sus colegas analizaron detalladamente las experiencias de siete chicos sanos de entre 14 y 19 años que fueron atendidos por dolor torácico en abril o mayo. En todos ellos, los síntomas comenzaron durante los cuatro días posteriores a la segunda dosis de la vacuna anticovídica de Pfizer-BioNTech. Las pruebas confirmaron miocarditis o pericarditis. Los siete se recuperaron enseguida y tres recibieron analgésicos comunes como el ibuprofeno como único tratamiento, según informó el equipo en un artículo publicado este mes.

Dichos hallazgos se hacían eco de otros informes de casos en Estados Unidos e Israel, que han sugerido que la miocarditis postvacunación se da más a menudo en personas jóvenes, sobre todo en hombres, dice Matthew Oster, cardiólogo pediatra y epidemiólogo en el hospital Childrens's Healthcare de Atlanta y miembro de la COVID-19 Vaccine Task Force de los CDC, que habló en la reunión del ACIP. En dichos informes, los casos habían sido leves, en general, y la recuperación solía ser relativamente rápida, con el alta hospitalaria en dos a cuatro días en lugar de seis, como es más habitual en casos tradicionales.

«Parece desaparecer más rápidamente que la miocarditis típica», declaró Oster en la reunión. «Por eso soy optimista».

Los nuevos datos coinciden con las pruebas anteriores. De los 323 casos confirmados hasta ahora, 309 fueron hospitalizados, señaló Shimabukuro. De ellos 295 han sido dados de alta y 218 se han recuperado de todos los síntomas. Nueve siguen hospitalizados y dos están en la UCI. La mayoría de los casos de miocarditis ocurrían en los primeros días posteriores a la vacunación, sobre todo tras la segunda dosis. Muchos de los casos se dan en personas en la veintena y van disminuyendo tras los 50 años.

Las cifras de los CDC también coinciden con lo que observan los médicos en sus propias instituciones. En su hospital en New Haven, Asnes dice que su equipo ha atendido a 10 pacientes con miocarditis postvacunación de menos de 21 años y casi la misma cantidad con más de 21 años. Stuart Berger, cardiólogo pediatra de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern en Chicago, afirma que su grupo ha visto seis casos confirmados de miocarditis, la mayoría en niños de más de 16 años. Todos han sido leves e incluían dolor torácico que desaparecía rápidamente.

«Esta ha sido la experiencia descrita por los CDC», dice Berger, que también es portavoz de la Academia de Pediatría Estadounidense. «Y ha sido la experiencia que han descrito nuestros colegas y otras instituciones».

La detección de efectos secundarios raros

Utilizando datos del Sistema de Notificación de Eventos Adversos de las Vacunas (VAERS, por sus siglas en inglés), que permite que cualquiera informe de cualquier posible problema relacionado con las vacunas, y el Vaccine Safety Datalink, que emplea datos sanitarios electrónicos de nueve organizaciones sanitarias de Estados Unidos, el equipo del ACIP calculó un índice de 12,6 casos de miocarditis o pericarditis por millón 21 días después de la segunda dosis de una vacuna de mRNA en personas de entre 12 y 39 años.

Los CDC siguen investigando los informes subidos al VAERS y Shimabukuro advierte que es mejor no centrarse demasiado en la tasa de prevalencia estimada para guiar la toma de decisiones en entornos clínicos. Pero en entrevistas, los expertos afirman que el riesgo parece ser bajo comparado con el número de vacunas administradas.

A 22 de junio, más de tres millones de adolescentes de 16 y 17 años habían recibido al menos una dosis de una vacuna en Estados Unidos, y más de cuatro millones de adolescentes entre 12 y 15 años habían comenzado la vacunación. «Ese denominador resulta muy reconfortante», dice Guzman-Cottrill, cuyos hijos de 16 y 13 años han sido vacunados, uno de ellos con una enfermedad autoinmunitaria.

Los índices de miocarditis no se han disparado, añade, aunque hayan aumentado las vacunaciones. «Nuestras urgencias no están hasta arriba de adolescentes con dolor torácico».

El vínculo entre las vacunas y la miocarditis

Los científicos no saben cómo la vacuna podría causar miocarditis. Una teoría, dice Oster, implica una tormenta de citocinas, la reacción de las moléculas inflamatorias que organizan a las células inmunitarias para la lucha. Esto podría explicar por qué la afección aparece tan rápido tras la vacunación. Los ensayos clínicos han mostrado índices elevados de efectos secundarios como fiebre, dolor muscular, escalofríos y fatiga en personas jóvenes comparadas con los adultos mayores, y esos síntomas se deben a la inflamación, señala Guzman-Cottrill. Así que tendría sentido que la miocarditis sea otra reacción inflamatoria del extremo más grave.

El mecanismo después de la vacunación es diferente de lo que ocurre en reacción a los enterovirus, añade Asnes. En lugar de la invasión directa del virus en el tejido cardíaco, es el propio sistema inmunitario el que afecta al corazón después de la vacunación.

«Debe de haber algún tipo de reactividad cruzada en algunos pacientes entre la respuesta inmunitaria a la vacuna y los músculos cardíacos», afirma.

Los centros sanitarios han adoptado enfoques diferentes para tratar la miocarditis postvacunación, que oscilan desde los analgésicos de venta sin receta hasta los esteroides y las medicaciones intravenosas. Una mayor claridad respecto a los mecanismos, así como los estudios de seguimiento a largo plazo, deberían ayudar a aclarar cuáles son las mejores estrategias de tratamiento. Estudios futuros podrían explicar por qué la afección es más común entre hombres y cuánto tiempo cabe esperar que lleve la recuperación. Guzman-Cottrill planea volver a analizar a sus siete pacientes en agosto, tres meses después del diagnóstico inicial.

Teniendo en cuenta las últimas cifras y el riesgo real de complicaciones graves de la COVID-19 entre personas jóvenes, como el síndrome inflamatorio multisistémico, los expertos aún recomiendan la vacunación para los adolescentes.

«En los pacientes de este grupo de edad que vimos que se vieron afectados negativamente por la COVID, hubo algunos casos muy graves, por lo que sigo pensando que la vacunación es adecuada», afirma Asnes. «Como con cualquier tratamiento nuevo, tenemos que seguir atentos. Y eso es lo que estamos haciendo».

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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