Los descubrimientos más recientes de la ciencia española en la lucha contra el cáncer
La proteína Myc, que frena el crecimiento metastásico, es protagonista de uno de los mayores hitos recientes de la ciencia. ¿Qué otros avances vanguardistas han llegado de las manos de los científicos españoles?
Los centros científicos españoles se sitúan a la vanguardia mundial en la investigación contra el cáncer y están desarrollando algunos de los proyectos más prometedores.
El cáncer es una de las patologías que más preocupan a nivel mundial, tanto a la población general como a los científicos. Su incidencia en el mundo supera los 18 millones de casos por año y resulta en 9,5 millones de muertes anuales. Se prevé que estas cifras aumenten un 62 por ciento en los próximos 20 años, según la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer.
Por el momento, las terapias estándar incluyen cirugía, radioterapia, quimioterapia y, en algunos cánceres, medicina de precisión. Pero la investigación oncológica no deja de lograr nuevos avances y cada año hay nuevos hitos en esta lucha de la que podríamos beneficiarnos todos.
Ahora, un reciente estudio publicado en la revista Cancer Communications ha identificado nuevos marcadores de riesgo para el cáncer de colon, una investigación que abre la puerta a la utilización de dos proteínas implicadas en el proceso de inflamación crónica, factor de riesgo para este tipo de cáncer.
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Relación entre inflamación y cáncer
Este nuevo hallazgo, realizado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en colaboración con la Universidad Técnica de Dinamarca y la Universidad de Stanford (Estados Unidos), ahonda en la desconocida relación entre cáncer e inflamación.
“El abordaje en esta investigación ha sido integral”, destacan Ana Cuenda, investigadora del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC) y Juan José Sanz-Ezquerro, investigador del CNB-CSIC.
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“Hemos utilizado muestras humanas de plasma sanguíneo, se han analizado diferentes bases de datos de ARNm de pacientes humanos y hemos generado órganos miniaturizados u organoides derivados de tumores de pacientes, en colaboración con un equipo del Instituto de Investigaciones Biomédicas Alberto Sols (IIB-CSIC-UAM)”.
Organoide de colon generado a partir de tumores de ratón.
Dada la alta mortalidad de este tipo de cáncer, disponer de estos marcadores de riesgo en etapas tempranas podría contribuir a mejorar las tasas de supervivencia.
Avanzando contra el cáncer de mama
A finales de febrero otro grupo de científicos españoles logró otro hito en la medicina: un nuevo fármaco desarrollado en el hospital Vall d'Hebron Instituto de Oncología mostró resultados prometedores contra el cáncer de mama. La Omomyc, una proteína terapéutica utilizada contra los tumores que también es efectiva para evitar la metástasis en el cáncer de mama.
Omomyc es una proteína inhibidora de MYC, un grupo de genes que codifican proteínas del núcleo de la célula, que se unen al ADN y facilitan su transcripción, regulando por lo tanto la actividad de otros genes.
Hace décadas que la investigación oncológica ha puesto de manifiesto que el gen MYC tiene una importante función en el desarrollo de casi todos los tumores sólidos. Por tanto, los investigadores tienen a esta proteína como uno de sus objetivos prioritarios, pero la controversia sobre cómo puede afectar al desarrollo de las metástasis sobrevolaba el debate, y algunos estudios incluso sugerían que inhibir a MYC podría potenciar la metástasis.
Este nuevo trabajo arroja, por primera vez, luz sobre esta cuestión. En concreto, se ha analizado la eficacia de para controlar la progresión del cáncer de mama metastásico, y los resultados obtenidos han sido muy positivos.
MYC, eficaz también en la metástasis
“Hasta el momento habíamos demostrado que Omomyc era eficaz controlando muchos tumores primarios. Ahora, además, hemos visto que también es un fármaco eficaz al bloquear la invasión, el establecimiento y el crecimiento de las metástasis en el cáncer de mama”, añade Laura Soucek, codirectora de Investigación Traslacional y Preclínica y jefa del Grupo de Modelización de Terapias Antitumorales del VHIO, profesora investigadora de ICREA y cofundadora y directora ejecutiva de Peptomyc, una empresa centrada en el desarrollo de una nueva generación de péptidos de penetración celular (CPP) dirigidos a la oncoproteína Myc para el tratamiento del cáncer, quien también participó en esta investigación junto con su grupo del Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO).
Aunque en los modelos in vitro se examinaron los resultados de esta proteína en todos los tipos de cáncer de mama, el estudio en modelos animales se centró en el cáncer de mama triple negativo, el tipo de cáncer de mama con peor pronóstico, en el que también logró importantes resultados.
En la investigación, cuyos datos acaban de ser publicados en Cancer Research Communications, una revista de la Asociación Americana de Investigación del Cáncer (AACR), se han realizado diferentes experimentos tanto in vitro como in vivo para conocer de qué manera Omomyc impactaba en las metástasis del cáncer de mama. Este avance supone uno de los grandes hitos en la lucha contra este tipo de cáncer, que con más de 33 300 casos diagnosticados es el más prevalente en mujeres, según la Sociedad Española de Oncología Médica.
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“La respuesta ha sido muy positiva y en todos los casos se ha podido comprobar que Omomyc tiene una importante actividad antimetastásica, en contra de lo que se había especulado”, explica Daniel Massó, investigador de Peptomyc y primer autor del artículo.
“Así, pudimos ver que, en ratones modificados genéticamente, Omomyc era capaz de hacer que el tumor primario creciera menos pero también observamos que impactaba en el crecimiento de las metástasis y en algunos casos las hacía desaparecer. Cuando administramos Omomyc por vía intravenosa, los resultados también fueron positivos ya que vimos que se producía una disminución del crecimiento del tumor y que se alargaba significativamente la supervivencia de los ratones”, afirma Massó.
Combatiendo la metástasis
Se calcula que alrededor de una cuarta parte de los pacientes con cáncer está en riesgo de tener metástasis en cerebro, una incidencia que está en aumento especialmente entre aquellos que sufren recaídas después de haberse sometido a distintos tratamientos oncológicos. Esto, sumado a que no hay tratamientos específicos curativos contra este tipo de metástasis, convierte esta enfermedad en un grave y creciente problema de salud pública.
Para hacer frente a esta situación, el equipo liderado por Manuel Valiente, jefe del Grupo de Metástasis Cerebral del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), ha diseñado la plataforma METPlatform, que permitirá testar fármacos para su posible uso en metástasis cerebral.
“El cáncer no es sólo un tumor, si no el tumor y su contexto, y este sistema nos permite investigar con muestras de pacientes en un contexto real en el que las células metastásicas crecen en el microambiente tumoral que las rodea, en este caso el cerebro”, afirma Valiente.
En un primer cribado con METPlatform, los investigadores han confirmado la capacidad de esta plataforma para identificar nuevas dianas terapéuticas, así como biomarcadores de mal pronóstico que identifican las metástasis cerebrales con más agresividad. En una siguiente fase buscarán expandir esta herramienta a “avatares” de los pacientes, donde probar los tratamientos para trasladar el que mejor funciona al paciente.
Biomarcadores, una nueva diana para el cáncer de mama
El año anterior, en 2021, las instalaciones del mismo centro albergaron uno de los galardones del tercer premio M. Chiara Giorgetti, por el proyecto el grupo de terapias experimentales del VHIO por una iniciativa de la Asociación cáncer de mama metastásico. El proyecto busca identificar nuevos biomarcadores que logren predecir la respuesta del cáncer de mama a un anticuerpo y fármaco.
“Los fármacos inmunoconjugados están revolucionando los tratamientos oncológicos y es crucial entender qué pacientes tienen más probabilidades de beneficiarse de estas nuevas terapias. En ensayos clínicos, el nuevo fármaco inmunoconjugado contra HER3 está demostrando resultados prometedores en pacientes con cáncer de mama. Con esta colaboración se integra experiencia clínica, preclínica y traslacional, lo que hace que el proyecto premiado sea muy sólido y tenga el potencial de identificar biomarcadores de respuesta a este nuevo fármaco para una óptima selección de pacientes”, afirma Fara Brasó, investigadora del Grupo de Genómica Traslacional y Terapias Dirigidas en Tumores Sólidos del IDIBAPS.
El cáncer de mama suele clasificarse en tres grandes tipos: los que son positivos para receptores hormonales (HR+), en los que las células tumorales contienen receptores de estrógeno (ER) o de progesterona (PR); los que son positivos para HER2 (HER2+), en los que las células tumorales sobreexpresan el receptor HER2; y los triple negativos, en los que las células tumorales no tienen receptores ni de estrógeno ni de progesterona y son negativas para HER2.
Las terapias dirigidas contra estos receptores son la principal estrategia para tratar el cáncer de mama y es por esto que es vital identificar qué otros marcadores participan en el crecimiento tumoral, para después poder desarrollar nuevos tratamientos dirigidos que aumenten las opciones terapéuticas contra esta enfermedad.
“HER3 es un receptor tirosina quinasa, de la misma familia que HER2, que se encuentra sobreexpresado en entre un 30 y un 50% de todos los cánceres de mama. Esta sobreexpresión se ha visto asociada a una baja supervivencia y a la adquisición de resistencia a otras terapias”, afirma Violeta Serra, quien explica que por esta razón HER3 supone una nueva diana terapéutica de gran interés contra la que desarrollar nuevos tratamientos.
En la actualidad se está comprobando la efectividad de U3-1402 con unos resultados esperanzadores en pacientes con cáncer de mama. “Sin embargo, se ha observado que los niveles de expresión del receptor HER3 en los tumores de las pacientes no se correlacionan directamente con la eficacia del tratamiento. Esto implica que sea necesario identificar otros marcadores que nos permitan seleccionar aquellas pacientes que se beneficiarán del tratamiento con este nuevo fármaco”,
Medicina oncológica de precisión y terapias CAR-T
La medicina oncológica de precisión es un avance que permite ofrecer un tratamiento adecuado a los pacientes de acuerdo a la biología de cada tumor de manera específica, en función de los biomarcadores que se determinan, según explica el doctor Josep tabernero del Hospital Vall d'Hebron. El tratamiento de la medicina de precisión permite en determinados casos no realizar quimioterapia lo que permite que el paciente se encuentre bien durante el tratamiento.
La innovación reciente también ha llevado a este centro a desarrollar as terapias CAR-T -siglas en inglés de Receptores Quiméricos para Antígenos-, que ofrecen una curación a un 40 por ciento de las personas con unos tipos de tumor que antes de estas terapias celulares no tenían tratamiento. Este procedimiento se aprobó en España hace apenas dos años para pacientes de ciertos tumores hematológicos, como la leucemia linfoblástica aguda y algunos linfomas, que no responden a otras terapias; además, este mismo año la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) daba luz verde para su uso en pacientes con mieloma.
Es una terapia personalizada que conlleva un autotrasplante: los linfocitos T del propio paciente son modificados genéticamente para reforzar su capacidad de luchar contra el tumor -los linfocitos T son una de las células que integran el batallón defensivo del sistema inmunitario-.
Según el CNIO, estos linfocitos T se modifican fuera del cuerpo del paciente: se extraen, se manipulan y cultivan en el laboratorio y se reimplantan. Con la modificación genética se consigue que los linfocitos T reconozcan un tipo de moléculas presentes en las células cancerígenas. Estas moléculas, llamadas antígenos, son específicas para cada tipo de cáncer; al reconocerlas, los linfocitos T actúan específicamente contra ellas y las destruyen.
“Hemos tratado ya a 200 pacientes con CAR-T, una tercera parte de los cuales en ensayos clínicos. Somos uno de los centros pioneros y líderes en el Estado en este tipo de tratamientos, que hoy ya están indicados para cuatro tipos de tumores diferentes”, afirma Francesc Bosch, jefe del Servicio de Hematología e investigador principal del Grupo de Hematología Experimental del VHIO. Este tratamiento tiene cierta toxicidad, motivo por el cual requiere la “colaboración de muchos especialistas diferentes y del trabajo en equipo multidisciplinario”.
La inmunoterapia CAR-T es uno de los grandes avances recientes para tratar cánceres hematológicos, pero puede provocar efectos secundarios graves y por ahora solo funciona contra algunos tumores. Otro estudio publicado en 2021, realizado por el equipo de la Unidad de Investigación Clínica de Tumores Hematológicos H12O-CNIO y liderado por el hematólogo Joaquín Martínez, demostró que una terapia similar pero con leucocitos NK puede ser más efectiva contra el mieloma múltiple.
La biopsia líquida y la inmunoterapia
Además, la ciencia española sigue investigando test y pruebas que ayuden a encontrar nuevos tratamientos para los tumores, como la biopsia líquida. “Ha abierto un nuevo horizonte para encontrar nuevos biomarcadores y empezar a plantear nuevos retos dentro de la oncología, una serie de aspectos como por ejemplo la monitorización avanzada de pacientes que antes no se podían considerar”, explica Ana Vivancos, investigadora principal del Grupo de Genómica del Cáncer del VHIO. “Tengo la certeza que la biopsia líquida llegará a implementarse a la práctica clínica para ayudar a los oncólogos a escalar los tratamientos y ajustarlos así evitando el exceso o el defecto de la quimioterapia”.
De la mano de Enriqueta Felip, seleccionada al premio Vanguardia de la Ciencia, doctorada en oncología por la Universidad Autónoma de Barcelona y vicepresidenta de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), la optimización de la quimioterapia es otro de los campos en los que más ha avanzado la medicina española en las etapas iniciales de la enfermedad, así como la evaluación de nuevos agentes y terapias, la investigación de nuevos enfoques farmacogenómicos, la integración de enfoques inmunoterapéuticos y el esclarecimiento de los posibles mecanismos de resistencia.
Su proyecto, seleccionado como finalista es una innovadora investigación sobre la inmunoterapia en cáncer de pulmón y publicado en la prestigiosa revista The Lancet , aporta una nueva opción de tratamiento prometedora para pacientes con cáncer de pulmón quirúrgico, que conllevaría un claro beneficio clínico y un cambio en el tratamiento actual.
En los últimos años, se están produciendo grandes avances en el uso de la inmunoterapia, un tratamiento que ayuda y estimula las células del sistema inmune del propio paciente para luchar contra el tumor. En algunos tumores se han obtenido grandes beneficios, pero en cáncer de pulmón no se habían logrado mayores avances, todavía. Así, esta estrategia terapéutica con inmunoterapia añadida a la cirugía y la quimioterapia supone una mayor supervivencia libre de recaídas, y se convierte en la primera inmunoterapia para cáncer de pulmón tras la cirugía aprobada por la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos).
"Creemos en el análisis de datos para la mejora de la práctica clínica. Por eso queremos impulsar proyectos de análisis compartido de información", afirma Felip. "¿Y si la SEOM actuase como punto de encuentro de asociaciones y organizaciones interesadas en avanzar en la investigación contra el cáncer?", afirma.
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El papel de la nanomedicina
Sin embargo, en el campo de la oncología, la nanomedicina es la especialización que más ha evolucionado, según los expertos. A día de hoy existen 50 medicamentos que han sido llevados a cabo gracias a la nanotecnología, donde las las nanopartículas de tercera generación ofrecen un tratamiento más personalizado y un diagnóstico más precoz.
Utilizar la nanomedicina contra el cáncer permite trasladar el fármaco hasta las células tumorales, dejando a salvo las células sanas, lo que permite ser especialmente destructivo con las células malignas y dejando de lado por tanto los efectos tóxicos asociados a los tratamientos del cáncer. Además, la nanomedicina contra el cáncer investiga el suministro a la célula tumoral, tratando de lograr una tecnología que corrija su composición genética y dé órdenes a la célula para autodestruirse.
A pesar de que en los últimos años se están desarrollando grandes avances desde la ciencia española, los investigadores afirman que el desarrollo de nuevos tratamientos y métodos de detección son más importantes que nunca, ya que esta enfermedad se puede desarrollar en forma de 200 tipos de tumores diferentes y que se diagnostica, cada año, a 2,5 millones de personas en Europa, cifra que va en aumento por factores como el envejecimiento población o las condiciones medioambientales.
“El cáncer es una verdadera lotería, y solo la investigación nos salvará”, afirmó la directora científica del CNIO María Blasco el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer. “En nuestro país contamos con uno de los centros más reputados internacionalmente en este campo y que, gracias a sus donaciones, nuestro equipo investigador sigue creciendo para combatir esta lotería que nos puede tocar a todos’’.
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Proyectos de futuro contra el cáncer
A la espera de que llegue la ansiada vacuna contra el cáncer (ya sea en España o en cualquier otra parte del mundo), los proyectos de investigación para atajar estas patologías no paran. Entre los proyectos de futuro que se están desarrollando en España destaca, el proyecto de investigación AntiCAFing, dirigido por Fernando Calvo, investigador del Instituto de Biomedicina y Biotecnología de Cantabria (IBBTEC), centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Universidad de Cantabria (UC) y el Gobierno de Cantabria, que afronta uno de los desafíos más importantes en el tratamiento del cáncer, “la posibilidad de que un paciente no responda o deje de responder a los tratamientos”.
En julio de 2022, el proyecto recibió una nueva inyección de apoyo económico por parte del Consejo de Investigación Europeo. El organismo dotó a Calvo y su equipo con dos millones de euros para investigar tratamientos contra el cáncer.
En objetivo final de AntiCAFing es proponer el desarrollo de terapias anti-CAF, capaces de modular específicamente a los fibroblastos en tumores, “lo que supondría un avance terapéutico contra el cáncer novedoso y con gran potencial, siempre y cuando se superen cierto número de obstáculos que han impedido su implantación hasta el momento y que pretendemos afrontar de manera exhaustiva en este proyecto”, avanzó Calvo, en la nota de prensa difundida por el CSIC.