Si nadie más lleva mascarilla...¿debería ponérmela?
Las normativas del uso obligatoria de mascarillas empiezan a relajarse casi a escala mundial. Pero hay que tener precaución: los expertos explican por qué hay que seguir teniendo las mascarillas a mano.
Personas bailando bajo las luces y el humo en Ritter Butzke el 29 de agosto de 2021 en Berlín, Alemania. Ritter Butzke es uno de los clubes más populares de música electrónica de Berlín. Durante la pandemia todos los espacios cerraron y los empleados se quedaron sin trabajo, pero los clubes con espacio al aire libre fueron aprobados para reabrir al público este verano con nuevas restricciones. Entre ellas, se exige a los clubes que registren el número de visitantes para adaptar la normativa en evolución.
Aunque el final de la mascarilla en España está actualmente en el aire debido al repunte de casos, si echamos un vistazo a lo que está sucediendo en el resto de Europa, hay lugar para la esperanza. Francia decidió la semana pasada eliminar el uso obligatorio de mascarilla en lugares públicos (salvo hospitales y transporte público), así como la obligatoriedad de presentar el certificado de vacunación si era requerido. El país galo ha sido el más reciente en unirse a la lista de países que han decidido relajar sus medidas anti COVID: Reino Unido, Bélgica, Suecia, Países Bajos, Noruega, Dinamarca, Finlandia.
¿Y qué pasa con Estados Unidos? El escenario es similar: una vez que Hawái retire su mandato de uso de mascarilla a finales de esta semana, ningún estado del país exigirá el uso de una mascarilla en interiores para evitar la propagación de la COVID-19. Sin embargo, en muchos supermercados, edificios de oficinas, cines y otros lugares cerrados, algunas personas siguen usándola. La pregunta es evidente: si sólo la mitad (o unos pocos, o nadie) lleva protección, ¿hasta qué punto es útil la mascarilla para el portador?
La pregunta es cada vez más urgente: la tasa de incidencia de COVID-19 está aumentando en Europa debido a la variante Ómicron BA.2, de rápida propagación.
"Es cierto que las mascarillas son más eficaces cuando todo el mundo a su alrededor las lleva. Si alguien está infectado con COVID-19 y no lo sabe, ponerse una mascarilla es como colocar un pulgar en el extremo de una manguera, impidiendo que el virus salga disparado", dice Jaimie Meyer, médico especialista en enfermedades infecciosas de Yale Medicine (Estados Unidos).
Meyer subraya que incluso cuando esa persona infectada no tiene protección, cualquiera que esté a su alrededor y tenga su propia mascarilla reduce la posibilidad de que esas gotitas lleguen a su sistema respiratorio y la enfermen.
Esto es lo que dicen Meyer y otros expertos sobre el enmascaramiento y sobre cómo valorar cuándo es seguro deshacerse de la mascarilla y cuándo no.
¿Cómo está enfrentando EE. UU la transmisión de la COVID-19 en 2022?
En febrero, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. cambiaron su política sobre el enmascaramiento en interiores, recomendándolo para las personas sanas en entornos interiores sólo en las comunidades donde los casos de COVID-19 y las hospitalizaciones son elevados.
Para ayudar a determinar dónde es necesario el uso de mascarillas, los CDC publicaron un nuevo mapa codificado por colores que revela las zonas de baja, media y alta transmisión. Las zonas de bajo riesgo (en las que no es necesario el uso de mascarillas) se indican en verde; desde el 24 de marzo, la normativa está vigente en la mayor parte del país.
Junto con las cifras de hospitalización y UCI, los condados se etiquetan en rojo cuando los nuevos casos alcanzan los 200 por cada 100 000 residentes. Varios condados, especialmente en Montana, Kentucky y Maine, tienen actualmente este color.
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Los habitantes de las localidades etiquetadas en amarillo que corren un alto riesgo de padecer una enfermedad grave tienen instrucciones de preguntar a sus proveedores de atención sanitaria si es necesario el enmascaramiento. Estas localidades también tienen más de 200 casos nuevos por cada 100 000, pero con menos hospitalizaciones y pacientes en la UCI.
Las recomendaciones pretenden ofrecer protección a nivel de población y evitar que los sistemas sanitarios se inunden. No están diseñadas para evitar que ningún individuo enferme, afirma Jill Weatherhead, médico especialista en enfermedades infecciosas del Baylor College of Medicine.
El umbral de 200 casos es "una tasa de transmisión realmente alta", dice Katelyn Jetelina, epidemióloga del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas que escribe en su blog con el pseudónimo "Tu epidemiólogo local". Para sentirse cómoda yendo sin mascarilla, ella prefiere utilizar un umbral más bajo, del orden de 50 casos por cada 100 000. Jetelina, que está vacunada con dosis de refuerzo y, por ello, se despojó recientemente de su mascarilla cuando las tasas en su condado de Dallas cayeron por debajo de esa cifra.
Las tasas de cada condado se pueden encontrar en el sitio web de los CDC.
Cómo saber si es el momento de abandonar la mascarilla
Por supuesto, las mascarillas siguen siendo obligatorias para las personas en determinadas situaciones. Por ejemplo, cuando California abandonó su mandato estatal, mantuvo los requisitos de uso de mascarilla (de forma similar a como lo ha hecho Francia) en centros sanitarios, prisiones y otros lugares de reunión. Algunas empresas privadas y escuelas también insisten en que haya mascarillas en sus instalaciones. Y el gobierno federal sigue exigiéndolas en los vuelos comerciales y otros medios de transporte.
Para las personas que se encuentran en un entorno en el que las mascarillas son opcionales, el cálculo de si llevarlas o no depende en gran medida de las circunstancias individuales y de lo mucho que no se quiera enfermar, además de los índices de transmisión que haya a su alrededor, dicen los expertos. "Mucha gente se ha resignado a aceptar que va a contraer COVID-19, pero no es inevitable", afirma Meyer.
La mayor protección contra la enfermedad sigue siendo la vacunación, subraya Meyer. Según un estudio publicado a principios de marzo en el New England Journal of Medicine, las vacunas de Pfizer-BionTech fueron un 85% eficaces para prevenir las hospitalizaciones y las muertes en los residentes de Carolina del Norte hasta siete meses después de su serie de dos vacunas (los participantes en el estudio no habían recibido un refuerzo, que proporcionaría una protección adicional). Pero el enmascaramiento puede ser la siguiente cosa más importante que se puede hacer, dice.
Las personas que tienen problemas de salud subyacentes o que viven o trabajan cerca de esas personas deben hacer un cálculo de enmascaramiento diferente al de los demás, dice Jetelina. Las personas inmunodeprimidas deben llevar casi siempre una mascarilla cuando están cerca de otras personas en el interior, mientras que las personas con una enfermedad como la diabetes que les hace correr un mayor riesgo de sufrir complicaciones por el COVID-19 podrían considerar la posibilidad de utilizar un umbral más bajo, quizás 10 casos por cada 100 000 en su comunidad, dice.
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Otras personas optan por la mascarilla porque tienen hijos que son vulnerables por ser demasiado jóvenes para ser vacunados. Weatherhead sigue usando mascarillas en las tiendas y en las instalaciones interiores concurridas, en gran parte para proteger a su hijo de 4 años.
Para que sean eficaces, los CDC subrayan que las mascarillas deben llevarse de forma sistemática. Algunas personas que viven en zonas de alta transmisión pueden pensar que están a salvo sin una máscara en interiores cuando permanecen a más de dos metros de otras personas en la habitación. Pero es un error pensar que mantener la distancia en el interior reduce completamente el riesgo de exposición, dice Linsey Marr, profesora de ingeniería en Virginia Tech y experta en transmisión viral. Es cierto que las partículas virales se concentran más cerca de una persona infectada, dice, pero al igual que el humo del cigarrillo acaba por extenderse por toda la habitación, también lo hace el coronavirus.
Por supuesto, cada persona tiene un nivel de tolerancia diferente y eso debe respetarse, dice Weatherhead. "Hay muchos factores en juego, y las decisiones de cada uno serán diferentes", afirma.
Para algunas personas, entre ellas Meyer, "es agotador tener que seguir calculando el riesgo en función de la situación", por lo que ella ha decidido llevar la suya puesta en tiendas y supermercados y en espacios cerrados como los partidos de baloncesto de sus hijos, independientemente de lo que hagan los que la rodean. "Me resulta más fácil ponerme la máscarilla y no tener que decidir cada vez", dice.
Sí que hay un grupo que siempre debería llevar mascarilla: los pacientes con COVID-19 que se han aislado durante el periodo de cinco días recomendado por los CDC. Durante los cinco días siguientes, la agencia indica que, suponiendo que estén asintomáticos o que sus síntomas se estén resolviendo, ya no es necesario que se aíslen, sino que deben llevar una mascarilla cuando estén cerca de otras personas para reducir las posibilidades de propagación del virus.
La importancia de la calidad y el ajuste de las mascarillas
Un estudio de los CDC publicado el mes pasado en Morbidity and Mortality Weekly documenta la protección que proporcionan las distintas mascarillas. Las personas que utilizan habitualmente una mascarilla N95 o KN95 (de protección similar a las FFP2 homologadas en la UE) reducen sus probabilidades de dar positivo en un 83% en comparación con las personas que no llevan mascarilla. En el caso de los usuarios de mascarillas quirúrgicas, la enfermedad se redujo en un 66% y en el caso de las protecciones de tela, en un 56%.
Lo que este estudio y otros similares no registraron específicamente es cuántas personas alrededor de cada usuario de mascarilla se cubrían también la cara. Pero como se llevó a cabo cuando las mascarillas de California estaban en vigor, es probable que mucha gente las llevara, observa Marr, que no participó en el estudio del MMWR. Sospecha que las máscaras habrían sido algo menos protectoras si hubiera habido más personas con la cara descubierta, pero que el contraste entre los que llevan y los que no llevan probablemente seguiría siendo sorprendente.
La investigación del MMWR subraya el valor de utilizar una mascarilla de alta calidad, tipo respirador, como una N95 o KN95, frente a un simple trozo de tela. De hecho, los CDC, señalan ahora que "las mascarillas de respiración que se ajustan correctamente proporcionan el mayor nivel de protección".
"Si hay virus en el aire, tu N95 va a bloquear más del 95 por ciento", una cifra muy alta, dice Marr.
No tires esa mascarilla
Cualquiera que no lleve actualmente una mascarilla debería tenerla siempre a mano, dicen los expertos.
"Quiero ser optimista porque la primavera está aquí. Pero parece que puede ser un momento siniestro" debido al aumento de casos en Europa impulsado por Ómicron BA.2, dice Meyer, de Yale. Aconseja a todos los que no se enmascaren actualmente que presten mucha atención a las tasas de COVID-19 en su zona, por si los casos comienzan a aumentar de forma constante.
Nadie sabe si se producirá pronto un repunte en EE.UU., porque la variante BA.2 no suele reinfectar a las personas que contrajeron la versión anterior de Ómicron, según un estudio danés publicado el mes pasado, que aún no ha sido revisado por los expertos. "Es complicado predecir la propagación futura en este caso porque depende de cuánto se haya propagado la BA.1 y de cuánta "madera" le quede al fuego para arder", dice Jetelina, de la Universidad de Texas.
"Hay que tener la máscara preparada por lo que está pasando hoy, pero también por lo que pueda pasar mañana", dice. "La mascarilla te ayuda a adelantarte a esta enfermedad".
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.