Terapias avanzadas
¿Qué es la medicina personalizada? Profundizando en las terapias génicas y celulares.
Terapias génicas
Se estima que, a nivel mundial, millones de personas padecen más de 10.000 enfermedades raras causadas por la mutación de un único gen. La gran mayoría de las enfermedades raras tienen una base genética y suelen presentarse en la infancia. Por ello, contar con pruebas como el cribado neonatal o un diagnóstico genético lo más temprano posible es muy importante, porque el tiempo cuenta. En esencia, las enfermedades genéticas se producen cuando se sustituye, se elimina o se duplica una parte crítica o una sección completa del ADN. Estos cambios se denominan mutaciones genéticas y, si bien algunas de éstas pueden ser inofensivas, otras pueden causar patologías graves que incluso se transmiten a futuras generaciones.
Las terapias génicas tienen como finalidad tratar o prevenir una amplia gama de enfermedades genéticas suprimiendo, reemplazando o aumentando los genes mutados con copias funcionales. Los nuevos genes se transfieren a las células utilizando transportadores conocidos como vectores, que a menudo se fabrican a partir de virus modificados e inactivados. El objetivo es permitir, mediante la terapia génica de administración única, un efecto terapéutico duradero. Este tipo de terapias ofrecen un valor para los pacientes, la sociedad y también para los sistemas sanitarios como opción individualizada de tratamiento transformador. Un tratamiento potencialmente curativo y de una sola dosis que proporciona una respuesta duradera para pacientes que actualmente no tienen otras opciones de tratamiento.
Sección sagital de una retina.
Células ganglionares de la retina sensibles a la luz.
En el ámbito de la oftalmología, existen enfermedades raras de la visión como la Amaurosis Congénita de Leber (LCA) o la Retinosis Pigmentaria, que suponen la principal causa de ceguera infantil y juvenil. Estas enfermedades están causadas por la mutación de diferentes genes, entre ellos el gen RPE65, y para las que hasta el momento no había ningún tratamiento. Sin embargo, la investigación ha hecho posible la primera terapia génica para una enfermedad de la retina. Por otra parte, hablar de terapias génicas supone hablar también del abordaje de patologías neurodegenerativas como la atrofia muscular espinal (AME), una enfermedad en la que Novartis Gene Therapies ha hecho posibles avances muy significativos. La AME es una enfermedad genética rara y devastadora que lleva a la debilitación progresiva de los músculos, la parálisis y, si no se trata en sus formas más severas, conduce a la muerte o la necesidad de ventilación permanente a la edad de dos años en más del 90% de los casos. El avance en el tratamiento de esta enfermedad llega con la primera terapia génica para la atrofia muscular espinal (AME) de dosis única, aprobada por las autoridades sanitarias españolas. Una terapia destinada a pacientes sintomáticos con AME tipo 1 con 2 y 3 copias de SMN2 hasta 9 meses de edad, y pacientes presintomáticos con 2 copias SMN2 hasta 6 semanas de edad y posibilita reducir la carga a largo plazo de la AME en pacientes, familias, pero también en el sistema sanitario, al poder reemplazar tratamientos administrados de forma crónica durante toda la vida del paciente por terapias de una sola administración.
Terapias celulares
Las terapias celulares tienen como objetivo tratar enfermedades mediante la restitución de ciertos conjuntos de células, o utilizando células para transportar una terapia a través del cuerpo. Más concretamente, las terapias celulares de tipo CAR-T individualizadas usan el sistema inmune del paciente para luchar contra ciertos tipos de cáncer. Y es que, durante décadas, los investigadores han estudiado varias formas de utilizar el propio sistema inmune humano para combatir diversas enfermedades. Precisamente, las terapias CAR-T autólogas se descubrieron gracias a la innovación y perseverancia de estos investigadores científicos.
Actualmente, la terapia celular CAR-T se está estudiando para el tratamiento de muchos tipos de cáncer, derivando incluso a pacientes con enfermedades de la sangre tales como: leucemia linfoblástica aguda (LLA) pediátrica y de adultos jóvenes, así como linfoma difuso de células B grandes (LDCBG). Debido a su éxito de aplicación, la terapia inmunocelular CAR-T se ha convertido ya en un referente de la medicina personalizada, transformando el abordaje y el pronóstico de los pacientes con enfermedades hematológicas agresivas y con altas tasas de recaída.
Entre sus principales beneficios y ventajas, respecto a la medicina tradicional y los tratamientos genéricos, encontramos que se trata de un tratamiento potencialmente definitivo, que re-define la esperanza de vida de pacientes que no cuentan con mucho tiempo. Además, no solo genera muchos menos efectos secundarios en la calidad de vida del paciente, sino que es posible que éstos no necesiten otro tratamiento después de la terapia celular CAR-T, especialmente si han logrado una remisión completa (RC).
Células CAR-T atacando el tumor objetivo.
Pero, ¿cómo funciona exactamente una terapia CAR-T?
Las células T del paciente se extraen y reprograman fuera del organismo para reconocer y combatir las células cancerígenas y otras células que expresan un antígeno determinado. Al contrario que los productos de moléculas pequeñas o biológicos tradicionales, las terapias CAR-T autólogas se fabrican específicamente para cada paciente mediante un complejo proceso y por ello exigen un cambio de paradigma a la hora de planificar la fabricación, la logística y la administración.