Nuevas pistas para detectar a tiempo la encefalopatía traumática crónica
Los investigadores observaron a 130 boxeadores y luchadores de MMA durante varios años. ¿Qué descubrieron? Los cambios en el volumen cerebral y las capacidades cognitivas pueden predecir la aparición de la encefalopatía traumática crónica (ETC).
Jermell Charlo (pantalón dorado) pelea contra Austin Trout (pantalón blanco) en su combate por el título superwélter del CMB en el Staples Center el 9 de junio de 2018 en Los Ángeles, California. Charlo ganó por decisión.
Todavía no es posible diagnosticar en vivo la encefalopatía traumática crónica, más conocida como ETC. Sin embargo, para muchas personas, especialmente deportistas, la amenaza es real.
De hecho, 1 de cada 3 ex jugadores de la NFL afirma creer que padece este trastorno neurodegenerativo causado por múltiples conmociones cerebrales o golpes en la cabeza, según un estudio publicado el 23 de septiembre. Entre otros síntomas, estos jugadores "eran más propensos a reportar baja testosterona, depresión, inestabilidad del estado de ánimo, dolor, síntomas cognitivos y más lesiones en la cabeza reportadas".
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La ETC se desarrolla con el tiempo, y los síntomas suelen comenzar en la mediana edad. Puede desarrollarse en atletas que compiten en deportes de contacto, como el fútbol, el hockey sobre hielo, el boxeo y las artes marciales mixtas. También puede aparecer en personas con antecedentes de traumatismos craneoencefálicos repetidos, como el personal militar y las víctimas de violencia machista.
Sin embargo, la ETC sólo puede diagnosticarse después de la muerte mediante una autopsia, lo que dificulta el estudio de su evolución y de los tratamientos más eficaces.
Ahora los investigadores están empezando a descubrir algunos de los primeros signos y síntomas probablemente asociados a la ETC. En un estudio reciente, publicado en la revista Neurology, los investigadores analizaron una cohorte de 130 luchadores profesionales, incluidos boxeadores y artistas marciales mixtos en activo y recientemente retirados.
Un estudio revolucionario
Durante los últimos seis años, el boxeador de peso medio Austin No Doubt Trout ha viajado anualmente a la Clínica Cleveland de Estados Unidos para someterse a una serie de pruebas (resonancias magnéticas, evaluaciones de la memoria y el equilibrio, y análisis de sangre) realizadas como parte del Estudio sobre la salud cerebral de los deportistas profesionales.
Trout, que es uno de los cientos de boxeadores profesionales en activo y retirados inscritos en el estudio, participó para ayudar a sus compañeros y porque quiere comprender el impacto que una carrera profesional en el boxeo ha tenido en su salud cerebral y su riesgo de desarrollar encefalopatía traumática crónica (ETC).
Para Trout, criado por una madre soltera en Nuevo México (Estados Unidos), el boxeo ha sido un salvavidas. En sus comienzos, el deporte le ofreció estructura, comunidad y un propósito, en una época en la que lo necesitaba desesperadamente. "No me importaba la policía, no me importaban mis profesores, pero sí me importaba no defraudar a mi madre y, más tarde, a mi entrenador", dice Trout, de 39 años. "Necesitaba esa estructura en mi vida".
A medida que Trout fue madurando como atleta, hasta convertirse en profesional, el boxeo se convirtió en su carrera. Le permitió mantener a su familia y avanzar en el deporte. Ganó el título de peso medio ligero de la Asociación Mundial de Boxeo en 2011 y ha competido contra algunos de los nombres más importantes del boxeo, como Saúl 'Canelo' Álvarez, Miguel Cotto y Jermell Charlo.
Sin embargo, como bien sabe Trout, el boxeo a menudo conlleva un alto daño colateral que se manifiesta más tarde en la vida, uno del que todavía se sabe muy poco. "La historia con los boxeadores es siempre que acaban siendo violentos borrachos, arruinados y mendigando", dice Trout. "Me alegró formar parte de algo muy proactivo para los luchadores".
Durante un periodo de seis años, los investigadores realizaron un seguimiento de los cambios en el funcionamiento cognitivo y la estructura cerebral de los luchadores. De los 130 participantes profesionales, 50 de ellos cumplían los criterios del síndrome de encefalopatía traumática (SET) que es la presentación clínica propuesta de la sospecha de ETC. Los deportistas que cumplían los criterios del SET mostraban un patrón de deterioro de las capacidades cognitivas y cambios en la estructura cerebral, que incluía la reducción de algunas zonas del cerebro y la inflamación de otras.
"Lo realmente novedoso de este estudio es que muestra algunos cambios progresivos en el cerebro a lo largo de un periodo de tiempo", afirma Michael Alosco, investigador de neurología del Centro de ETC de la Universidad de Boston (Estados Unidos), que no participó en el estudio. A diferencia de estudios anteriores, que analizaban a atletas retirados, los investigadores llevaron a cabo mediciones detalladas en luchadores en activo, durante un periodo de tiempo en el que corrían un riesgo elevado de desarrollar ETC. "Es un estudio apasionante".
Para luchadores como Trout, estos estudios pueden ayudarles a comprender mejor sus riesgos relativos de desarrollar trastornos neurodegenerativos como la ETC.
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El precursor de la encefalopatía traumática crónica
En 2021, un grupo de investigadores propuso una serie de síntomas clínicos que se cree que están asociados al síndrome de encefalopatía traumática. Por ahora, el SET sólo se utiliza en investigación. "Ningún clínico debería diagnosticar a sus pacientes con SET", dice Kristen Dams-O'Connor, neuropsicóloga y directora del Centro de Investigación de Lesiones Cerebrales de Mount Sinai (Estados Unidos), que no participó en el estudio. "Se trata de criterios de investigación provisionales, para uso de los investigadores".
Se cree que los síntomas que caracterizan al SET son precursores de la ETC. En última instancia, los investigadores esperan que al identificar a los pacientes con síndrome de encefalopatía traumática, podrán diagnosticar y tratar definitivamente a los pacientes que están desarrollando encefalopatía traumática crónica. "La esperanza es que, con el tiempo, podamos introducir nuevas modificaciones en estos criterios para hacerlos más precisos y exactos", afirma Charles Bernick, neurólogo de la Clínica Cleveland y uno de los autores del trabajo.
Como señala Dams-O'Connor, muchos de estos trastornos neurodegenerativos se parecen, pero probablemente requerirán diferentes opciones de tratamiento. Para poder desarrollar terapias eficaces contra la ETC, los investigadores tendrán primero que identificar qué pacientes padecen ETC, frente a algún otro trastorno neurodegenerativo. Uno de los primeros pasos en este proceso es identificar a las personas con probabilidades de desarrollar encefalopatía traumática crónica, con el objetivo de seguir su evolución a lo largo del tiempo, para determinar qué diferencia un trastorno de otro.
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Patrón similar de cambios cerebrales
50 de los 130 luchadores profesionales mostraban un patrón similar de cambios cerebrales a lo largo del tiempo. Los cambios incluían variaciones en el volumen de ciertas regiones cerebrales y disminución de las capacidades cognitivas. En cuanto a los cambios en el volumen cerebral, los luchadores que cumplían los criterios del SET mostraron patrones similares en diferentes regiones del cerebro. Estos patrones pueden ayudar a los investigadores a definir el aspecto de la ETC en sus primeras fases y predecir qué luchadores corren más riesgo. "Es un sustituto de un proceso neurodegenerativo", afirma Bernick.
Aunque los luchadores que cumplen los criterios del síndrome de encefalopatía traumática no necesariamente estén desarrollando una ETC, afirma Kyle Womack, neurólogo de la Universidad de Washington (Estados Unidos), es muy probable que estén desarrollando algún tipo de trastorno neurodegenerativo.
El objetivo es identificar un biomarcador que pueda indicar que los problemas en desarrollo son ETC, en lugar de un trastorno similar, antes de que aparezca ningún síntoma. "La aparición de los síntomas es la punta del iceberg de lo que ha ido sucediendo a lo largo del tiempo", afirma Womack, que no participó en el estudio. "Si los síntomas ya se han desarrollado, entonces puede ser demasiado tarde".
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Se necesitan más estudios
Cuando se inició el Estudio sobre la Salud Cerebral de los Atletas Profesionales, se limitó únicamente a los luchadores profesionales. Ahora, a medida que el estudio avanzaba en la última década, se ha ampliado para incluir a otros atletas profesionales que compiten en deportes de contacto, como los deportes de motor y el rodeo. "En cuanto al patrón de impactos en la cabeza, no sabemos si hay diferencias en los resultados a largo plazo", afirma Bernick. Puede ser que los jugadores profesionales de fútbol americano sean más susceptibles a un tipo de trastorno neurogenerativo, en comparación con los boxeadores profesionales o los luchadores de MMA".
En el caso de Trout, sus seis años de pruebas no han mostrado indicios de deterioro de las capacidades cognitivas ni cambios en el volumen cerebral, lo que reconoce que le hace más afortunado que la mayoría. Mientras tanto, se ha pasado al boxeo sin guantes, con menor riesgo de lesiones craneales. También tiene previsto volver a la Clínica Cleveland en otoño, para seguir participando en el estudio. "La razón por la que he podido competir a este nivel, a mi edad, es mi defensa", dice Trout. "Muchos boxeadores reciben un golpe para encajar otro, pero yo soy lo contrario, voy a golpearte para que no me golpees".
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.