¿Por qué está aumentando el cáncer de estómago en mujeres jóvenes?
Un escáner corporal frontal utiliza radioisótopos para visualizar tejido canceroso en el estómago (rojo) y el intestino delgado (amarillo).
Hace más de una década, Shria Kumar, gastroenteróloga e investigadora de la Universidad de Miami (Estados Unidos), empezó a notar algo inquietante. Cada vez acudían a ella pacientes con cáncer de estómago mucho más jóvenes de lo habitual y muchas de ellas eran mujeres. Es una tendencia que continúa hoy en día.
La comunidad científica está tratando de averiguar por qué ocurre esto, pero la primavera pasada obtuvieron la confirmación de que el fenómeno es real, al menos, en Estados Unidos. Examinando registros exhaustivos de cáncer en múltiples estados del país, los investigadores llegaron a la conclusión de que el cáncer de estómago ha ido aumentando a un ritmo mayor en las mujeres más jóvenes. A lo largo de casi dos décadas, las tasas entre las mujeres menores de 55 años aumentaron un 3%, el doble que entre los hombres jóvenes. Esto ocurre cuando las tasas de las personas mayores estaban descendiendo. El aumento en las mujeres jóvenes se está produciendo principalmente entre mujeres blancas no hispanas, un grupo tradicionalmente menos propenso a desarrollar la enfermedad que las mujeres negras, las hispanas y las asiáticas.
En EE. UU., los hombres mayores de 55 años siguen constituyendo el grueso de los pacientes con cáncer de estómago, pero el aumento en mujeres jóvenes ha sido especialmente preocupante porque su enfermedad tiende a ser más virulenta.
"Estos tumores están más avanzados en el momento del diagnóstico y son más agresivos", lo que conlleva peores pronósticos, afirma Kumar.
La tasa global de supervivencia a cinco años del cáncer de estómago en EE. UU. es del 36 por ciento. Esta cifra ha ido descendiendo en los últimos años, sobre todo entre los descendientes de asiáticos y de negros. Pero para las personas diagnosticadas después de que el cáncer se haya extendido (un escenario probable para las personas más jóvenes con tumores más agresivos) la tasa de supervivencia es de sólo el 6,6 por ciento.
El aumento de los cánceres de estómago es similar al de otros cánceres gastrointestinales en personas jóvenes, como el de páncreas y el colorrectal, motivo por el que hace unos años se redujo la edad recomendada por las autoridades sanitarias estadounidenses para la realización de colonoscopias de los 50 a los 45 años (aunque los 50 años aún siguen vigentes en las recomendaciones sanitarias españolas).
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¿Por qué ocurre esto?
Existen varias teorías sobre la causa de este repunte, pero no una comprensión definitiva de por qué está ocurriendo. "Esa es la pregunta para la que nadie tiene una buena respuesta", afirma Michael Cecchini, oncólogo médico del Centro de Cánceres Gastrointestinales del Centro Oncológico de Yale (en Estados Unidos).
Srinivas Gaddam, gastroenterólogo del Centro Médico Cedars-Sinai de Los Ángeles y autor principal del estudio de seguimiento, cree que el estilo de vida y los cambios ambientales de las últimas décadas pueden estar afectando a las mujeres jóvenes.
"El entorno que ve tu estómago es todo lo que tomas en tu cuerpo", dice Gaddam. Las mujeres jóvenes beben y fuman más, lo que puede influir. O quizá se hayan introducido nuevas sustancias químicas en el sistema alimentario. Incluso las toxinas que respiramos pueden llegar al estómago si los pulmones las expectoran y uno se las traga, señala.
Las mujeres más jóvenes a las que se diagnostica cáncer de estómago suelen recibir la noticia con sorpresa. Camilla Row, que entonces tenía 39 años y era madre de dos niños pequeños en Los Ángeles, recuerda que pensó: "Ni siquiera sabía que se podía tener cáncer de estómago".
Pero Row no fue la única que no consideró esta posibilidad. Sus médicos también pasaron por alto los síntomas. Durante los dos años anteriores, mientras experimentaba sensaciones recurrentes de ardor y punzadas en el estómago, tres médicos le diagnosticaron enfermedad por reflujo gastrointestinal y le recetaron antiácidos. Cada vez que Row intentaba dejar de tomarlos, le sobrevenía un dolor intenso. Sólo después de llamar llorando a su médico de cabecera fue remitida a una endoscopia que le diagnosticó cáncer.
Además de la acidez y el dolor abdominal, otros síntomas del cáncer de estómago son náuseas, pérdida de peso y vómitos de sangre. Pero como la fase inicial suele ser silenciosa, este tipo de síntomas indican probablemente que la enfermedad está avanzada.
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Gérmenes, genes y dieta
En gran parte del mundo, el cáncer de estómago está muy extendido y es la cuarta causa de muerte por cáncer a nivel mundial. En EE. UU., las tasas son significativamente más bajas y representan poco más del 1% de los diagnósticos de cáncer. La Asociación Española Contra el Cáncer, califica este tipo de tumores como "poco frecuente en España, con una incidencia anual de cerca de 7865 casos (4863 varones y 3002 mujeres)".
Una de las razones principales es que la principal causa de la mayoría de los cánceres de estómago es la bacteria Helicobacter pylori, el mismo germen que provoca muchas úlceras estomacales. El H. pylori es endémico en muchas partes del mundo debido a los deficientes sistemas de saneamiento. Otros factores de riesgo conocidos de la enfermedad son una dieta a base de alimentos ahumados, salados o preparados; la obesidad; y antecedentes de tabaquismo, afirma Cecchini.
La genética también influye, sobre todo en los cánceres de personas jóvenes. Esto incluye a los afectados por el síndrome de Lynch, una enfermedad en la que las mutaciones en genes implicados en la reparación del ADN aumentan el riesgo de numerosos cánceres, como el colorrectal, el de intestino delgado, estómago, ovarios, páncreas y cerebro.
Una mutación en otro gen llamado CDH1 estaba detrás del cáncer de estómago de Courtney Zentz, una mujer de 42 años de West Chester (Pensilvania, EE. UU.). Su madre murió a los 54 años en 2006, cuatro meses después de que le diagnosticaran un agresivo y repentino cáncer de estómago. Hace cuatro años, Zentz decidió someterse a pruebas genéticas y descubrió que había heredado esta rara mutación.
La única forma de evitar el mismo destino que su madre era extirpar profilácticamente el estómago de Zentz, junto con la vesícula biliar y ambos senos, también con alto riesgo de cáncer. Zentz siguió este consejo, lo que llevó a los cirujanos a conectarle el esófago directamente al intestino delgado para que pudiera seguir comiendo, aunque en porciones más pequeñas. Las células extraídas y analizadas tras la operación revelaron que ya padecía cáncer de estómago en estadio 1.
"La muerte de mi madre me salvó la vida", afirma Zentz. También salvó a su hermano, que había heredado la mutación y se había sometido a una operación de extirpación de estómago.
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Los tratamientos siguen mejorando
Los tratamientos del cáncer de estómago suelen incluir cirugía, quimioterapia, radioterapia y/o inmunoterapia.
El cáncer de Camilla Row se descubrió cuando sólo se había extendido a unos pocos ganglios linfáticos cercanos. Al principio obtuvo buenos resultados tras una operación de extirpación de estómago seguida de quimioterapia. Sin embargo, tres años después, la enfermedad reapareció y se extendió a la membrana del abdomen conocida como peritoneo.
A Row le extirparon los ovarios y le administraron más quimioterapia intravenosa. A esto le siguió un tratamiento experimental conocido como quimioperfusión intraperitoneal hipertérmica, en el que los fármacos quimioterápicos se bombean directamente al interior del abdomen a una concentración 40 veces superior a la de la quimioterapia intravenosa. Los resultados que documentan la eficacia de esta técnica han sido dispares.
De momento, funciona. Row, que ahora tiene 45 años, se ha sometido a siete tratamientos en el centro oncológico City of Hope de Los Ángeles y actualmente no presenta signos de cáncer. Sabe que las probabilidades están en su contra, pero está decidida a mantener una mentalidad positiva.
"Podría ser uno de los seis por ciento que sobreviven a largo plazo", dice; "por eso rezo".
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No hay buenas herramientas de detección
A diferencia de la mamografía para el cáncer de mama o la colonoscopia para el colorrectal, actualmente no se recomienda ningún protocolo de cribado para la detección precoz del cáncer de estómago.
El cribado generalizado, que implicaría una endoscopia y la biopsia de cualquier lesión, no tiene sentido para todas las personas mayores de cierta edad en EE. UU. porque el cáncer no es lo bastante frecuente, afirma Kumar.
Kumar confía en que futuras investigaciones puedan determinar con precisión los subgrupos de personas de mayor riesgo que algún día podrían ser remitidas a pruebas anuales, del mismo modo que se insta a determinados ex fumadores a someterse a pruebas anuales de detección del cáncer de pulmón.
Hasta ahora, Kumar y sus colegas han identificado varios grupos más propensos, como las personas nacidas en Europa del Este, algunos países asiáticos como Japón (pero no Corea ni China), Ecuador, Honduras o Perú, junto con quienes tienen H. pylori y fuman.
Mientras tanto, dado que la incidencia está aumentando en los jóvenes, quienes tengan antecedentes familiares de cáncer gastrointestinal o experimenten síntomas persistentes deben consultar a su médico.
"El aumento de la incidencia en los jóvenes significa que debemos ser más conscientes y tomarnos en serio los síntomas, tanto los pacientes como los médicos", afirma Cecchini; "podrían indicar algo más que una simple molestia".
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.