¿Qué es el kratom? Esta es la verdad sobre el controvertido suplemento de moda
El kratom, promocionado como estimulante energético y potenciador del estado de ánimo, es muy popular en de EE. UU. y aumenta su consumo en España ¿Por qué lo incluye las autoridades sanitarias en la lista de "medicamentos preocupantes"?
Un trabajador comprueba una muestra de hojas de kratom molidas en unas instalaciones de Kalimantan Occidental, Indonesia. Las hojas del árbol del kratom (Mitragyna speciosa) se utilizan desde hace mucho tiempo como estimulante suave y con fines medicinales en el Sudeste Asiático, pero los expertos advierten de que los suplementos derivados de la planta que se venden en Estados Unidos pueden tener propiedades muy diferentes.
El kratom podría ser el producto herbal más popular del que nunca has oído hablar.
Casi dos millones de estadounidenses consumieron kratom en 2021, según la Encuesta Nacional sobre Uso de Drogas y Salud de la Administración de Servicios de Salud Mental y Abuso de Sustancias. Aunque está prohibido en siete estados, el kratom es omnipresente en gasolineras, tiendas de conveniencia y tiendas online de Estados Unidos.
En España, el Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones (OEDA) en su informe anual de 2023 lo incluye entre lo que denomina "nuevas sustancias psicoactivas (NSP)" que define como "aquellas que imitan el efecto de drogas ilegales". En España, este tipo de sustancias son cada vez más conocidas y consumidas por los más jóvenes.
Procedente de las hojas de un árbol asiático, el kratom produce efectos débiles similares a los opiáceos. Se promociona como un estimulante energético, un euforizante que mejora el estado de ánimo y puede aliviar la ansiedad o la depresión, y un tratamiento para el dolor crónico. Pero, ¿funciona realmente? ¿Es seguro?
"Es asombrosa la escasa información que existe sobre él, teniendo en cuenta la cantidad de gente que lo consume", afirma Peter Grinspoon, médico del Hospital General de Massachusetts y de la Facultad de Medicina de Harvard en Estados Unidos.
Las hojas y las infusiones de kratom se utilizan desde hace siglos en el Sudeste Asiático, pero los productos que se consumen en Estados Unidos son muy distintos y, a menudo, mucho más potentes.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA, por sus siglas en inglés) clasifica el kratom como "droga preocupante", citando la adicción y efectos secundarios como convulsiones, toxicidad hepática y, en casos raros, incluso la muerte. Otras reacciones adversas al consumo de kratom pueden ser somnolencia, confusión, vómitos o taquicardia. Sin embargo, al no tratarse de un alimento, suplemento dietético o fármaco, el kratom tiene un estatus regulatorio nebuloso y puede venderse en muchos lugares a personas de tan sólo 13 años.
En esta incertidumbre subyace la falta de investigaciones revisadas por expertos. "Realmente no tenemos un conocimiento científico de la seguridad o la eficacia del producto", afirma Christopher McCurdy, profesor de química medicinal de la Universidad de Florida (EE. UU.) que ha estudiado el uso del kratom durante más de una década.
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¿Qué es el kratom y qué efectos tiene en el organismo?
El árbol del kratom (Mitragyna speciosa) es una planta perenne de la familia del café que se cultiva en el Sudeste Asiático, donde las hojas frescas se mastican como estimulante suave y las infusiones se preparan como medicina para tratar el dolor, la diabetes, la diarrea y otras dolencias, incluida la abstinencia del opio.
En EE. UU., el kratom se vende en forma de polvo seco que se suele preparar en té o tomar en cápsulas. También se venden gominolas y dosis de kratom líquido, a menudo de muy alta potencia.
Entre los numerosos compuestos químicamente activos del kratom se encuentra la mitraginina, que actúa sobre los mismos receptores analgésicos que estimulan opiáceos como la heroína, la morfina y el fentanilo.
Otro compuesto clave es el alcaloide 7-hidroximitraginina, que tiene efectos similares a los opiáceos mucho más potentes. Las plantas de kratom contienen cantidades muy pequeñas de 7-hidroximitraginina, pero las cantidades varían enormemente en los suplementos de kratom, algunos de los cuales están adulterados con niveles artificialmente altos de este compuesto más adictivo.
El kratom también se une a los receptores de serotonina, que regulan el estado de ánimo y la ansiedad, e influye en la liberación de dopamina. Según McCurdy, estos sistemas también pueden ayudar a reducir el dolor, por lo que resulta difícil determinar qué compuestos actúan realmente. "No entendemos exactamente cómo actúan juntos", afirma.
El kratom es un estimulante en dosis bajas pero, paradójicamente, en dosis más altas induce somnolencia o reacciones sedantes más parecidas a las producidas por los opiáceos.
Hojas de kratom dispuestas en bolsas de plástico para su venta en el mercado Din Dang de Bangkok. El Gobierno tailandés legalizó esta hierba parecida a los opiáceos en 2021; en Estados Unidos, varios estados han introducido medidas para regular su venta.
¿Tiene realmente el kratom beneficios para la salud?
Las encuestas de McCurdy y sus colegas muestran que la mayoría de los consumidores de kratom creen que alivia la ansiedad o el dolor crónico y que no lo consumen de forma abusiva. "Dicen que toman dos o tres gramos de polvo por la mañana y por la noche y que les ayuda a funcionar o les da energía", afirma McCurdy; "por supuesto, no podemos decir si realmente funciona porque no tenemos estudios científicos que lo demuestren".
C. Michael White, distinguido profesor de práctica farmacéutica de la Universidad de Connecticut (EE.UU.), está de acuerdo: "Los datos sobre el uso del kratom para la ansiedad, para el estado de alerta, para reducir la fatiga o para cualquier otro propósito son muy escasos".
Aunque ningún ensayo clínico aleatorizado y controlado ha evaluado rigurosamente el alivio del dolor en pacientes, algunas investigaciones sobre el kratom se muestran prometedoras para el alivio del dolor a corto plazo. Sin embargo, algunos consumidores crónicos de kratom experimentan un aumento del dolor y la sensibilidad cuando dejan de tomarlo.
"Nunca sugeriría a nadie que usara kratom como analgésico porque los beneficios no están establecidos, hay muchas otras opciones y existen riesgos reales", dice White.
El consumo de kratom es frecuente entre quienes padecen un trastorno por consumo de opiáceos. Aunque no hay ensayos aleatorizados y controlados que demuestren su utilidad para el tratamiento de la adicción, White afirma que muchas personas argumentan que el consumo de kratom les ayuda a mantenerse alejados de opiáceos ilícitos más peligrosos.
"Aquí es donde el kratom realmente puede tener un papel en nuestro sistema de salud", dice White; "si tienes acceso a un tratamiento contra la adicción, definitivamente prueba primero las opciones probadas. Sin embargo, si no puedes permitirte el tratamiento, no estás dispuesto a salir del armario y admitir que tienes una adicción, o no te están proporcionando un tratamiento suficiente y recaerás en el consumo ilícito de opioides, el kratom es probablemente una opción mucho mejor".
"Parece mucho menos probable que el kratom mate a alguien que otros opioides", añade; "porque es un estimulante del sistema nervioso central y no un depresor".
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¿Es el kratom seguro?
Aunque las infusiones de kratom y otros productos de hoja fresca se consumen con seguridad desde hace mucho tiempo en el Sudeste Asiático, los estudios han demostrado que los usuarios occidentales suelen consumir cosas muy distintas, con enormes variaciones desconocidas en la cantidad de ingredientes químicos activos.
"Hay una gran variedad de productos que se denominan kratom, pero yo lo comparo con la gama que va de una Miller Light a Everclear", afirma McCurdy, comparando una cerveza de 4,2º con un licor de más de 90º de alcohol; "Sabemos que hay un espectro que va de lo seguro a lo tóxico, pero no sabemos dónde está el punto de ruptura".
El material de hoja seca que se vende en cápsulas o en polvo a granel, utilizado para hacer tés o simplemente consumido entero, tiende a ser menos potente, señala McCurdy. Otros suplementos de kratom se elaboran a partir de hojas que han sido procesadas, refinadas o manipuladas para producir extractos que proporcionan una dosis química más alta con un mayor riesgo de efectos negativos.
Luego, en el extremo, hay suplementos de kratom que, según McCurdy, son esencialmente productos sintéticos de 7-hidroximitraginina. "Algunas cosas que se comercializan como kratom están tan alejadas de la planta que son básicamente productos farmacéuticos", advierte McCurdy. Es más fácil que se consuman en exceso, a veces con graves consecuencias, otras veces por personas que esperan que les proporcione un subidón eufórico. "Por desgracia, no funciona así", afirma; "de repente tienes una gran cantidad de exposición en tu sistema y podrías estar de sopetón en urgencias experimentando efectos secundarios muy negativos".
Algunos productos de kratom tampoco están etiquetados, por lo que los compradores no pueden saber su potencia, y como el kratom no está regulado ni probado, puede estar adulterado con plomo y otros metales pesados, o incluso con otras sustancias químicas, advierte la FDA.
"En mi opinión, es el Salvaje Oeste, y el comprador debe tener cuidado", afirma McCurdy.
¿Es adictivo el kratom?
En comparación con opiáceos fuertes como la morfina, la heroína y la oxicodona, el riesgo de volverse adicto al kratom es relativamente bajo; sin embargo, la FDA advierte de que las personas pueden volverse adictas después de tomarlo durante largos periodos de tiempo para el dolor, la ansiedad o para aumentar el estado de ánimo o la energía.
"Empiezas tomándolo voluntariamente, pero llega un momento en que necesitas tomarlo sólo para sentirte normal", dice White; "luego, si no lo tomas, en lugar de volver a tu estado normal te sientes peor".
Algunas investigaciones, incluido un ensayo de dosis única ascendente realizado recientemente por la FDA, sugieren que tomar kratom en dosis razonables puede hacer poco daño a corto plazo, dice McCurdy, cuyo equipo colaboró en la investigación. Pero la investigación sólo incluyó una dosis única, y no se conocen bien las posibles consecuencias del consumo a largo plazo.
Numerosos estados tienen legislación pendiente para limitar las concentraciones de mitraginina o 7-hidroximitraginina en los productos de kratom, imponer restricciones de edad sobre quién puede comprarlos y exigir que los productos se etiqueten y analicen.
A Grinspoon le parece una medida sensata. "En un mundo perfecto habría un suministro seguro y regulado, porque realmente creo que puede ser útil para la gente", afirma.
"Pero también creo que el kratom muestra algunas de las grandes lagunas de un panorama regulador que pone en riesgo a mucha gente", añade; "muchos de los que lo toman son jóvenes, y ahora mismo es como una especie de experimento incontrolado".
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.