¿Miedo a una intoxicación alimentaria? Estos son los cuatro virus estomacales más comunes (y cómo evitarlos)

Este verano, en Estados Unidos se han retirado del mercado unos tres millones de kilos de productos cárnicos debido a un brote de listeria. Esto es lo que debes saber.

Por Tatyana Woodall
Publicado 8 ago 2024, 15:24 CEST, Actualizado 9 ago 2024, 9:21 CEST
Micrografía electrónica de transmisión de una bacteria Listeria en un tejido

Una micrografía electrónica de transmisión (MET) realzada en color muestra una bacteria Listeria en un tejido. Es el microbio responsable de infectar a decenas de personas y de matar a dos este verano.

Fotografía de Science Source

A medida que suben las temperaturas, aumenta también el riesgo de contraer una intoxicación alimentaria.

Aunque en España, por ahora, la situación es de relativa tranquilidad, en Estados Unidos las temperaturas récord de este verano ya han provocado un brote de intoxicación alimentaria muy sonado. Desde mayo, las autoridades estadounidenses investigan un aumento de casos de listeria relacionados con fiambres en lonchas que, hasta el momento, han provocado decenas de enfermos y varias muertes.

Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, en los últimos años en España la media de brotes de intoxicaciones alimentarias ha pasado de 400 a 600 casos anuales debido, sobre todo, al aumento de las temperaturas.

Las enfermedades transmitidas por alimentos son tan comunes que es probable que los casos reales no se diagnostiquen, afirma Geetika Sood, profesora adjunta de medicina y experta en enfermedades infecciosas de la Facultad de Medicina Johns Hopkins ( Estados Unidos). Pero eso es bueno, explica: "Esto significa que la mayoría de las personas que contraen enfermedades transmitidas por alimentos no enferman lo suficiente como para tener que acudir al hospital o buscar atención médica. Suelen ser autolimitada".

Las personas sanas con síntomas leves de intoxicación alimentaria no suelen necesitar atención médica, y por lo general se recuperan en pocos días con la ayuda de mucho líquido. Pero las infecciones graves pueden llegar a requerir intervención médica.

Entre las medidas de prevención más eficaces se encuentran la limpieza a fondo (sobre todo de las manos y de los lugares donde se preparan los alimentos), cocinar bien los alimentos, evitar la contaminación cruzada mientras se cocina, y evitar los alimentos que hayan permanecido a temperatura ambiente durante más de dos horas.

Pero defender la cocina (y el intestino) de las bacterias nocivas puede ser todo un reto, incluso para los más expertos en la preparación de alimentos. He aquí algunos de los culpables más comunes y mortales que suelen contaminar nuestras comidas.

La E. coli puede enfermar a las personas de diversas maneras y, por si no lo sabías, ya ha hecho un aterrador debut en los Juegos Olímpicos de este año.

Normalmente, los depósitos de E. coli buena que residen en nuestros intestinos nos ayudan a digerir los alimentos, producen vitaminas y alejan a los microbios dañinos. Pero la E. coli invasora, que entra en el organismo por ingestión, puede causar estragos en comparación con sus primos más amigables.

Normalmente se contagia por no lavarse las manos o entrar en contacto con animales o ganado infectados, cultivos u otras personas. Además, la E. coli puede tardar entre tres y cuatro días en incubarse en el interior del organismo.

Las infecciones posteriores se distinguen por diarrea intensa, dolor de estómago y pérdida de apetito. Los brotes graves de la bacteria también han provocado otras enfermedades, como neumonía, infecciones del tracto urinario y sepsis. Algunas infecciones por E. coli secretora de toxinas son especialmente conocidas por provocar insuficiencia renal y muerte.  

La listeria, uno de los patógenos más mortíferos (y que pueden proliferar tanto en la naturaleza como en entornos húmedos como los desagües de las fábricas), es la tercera causa de muerte por enfermedades transmitidas por alimentos. La razón por la que la listeria es tan mortal es que a menudo cataliza otras infecciones bacterianas letales, como la meningitis.

La listeria es especialmente peligrosa para poblaciones vulnerables como niños, mujeres embarazadas, adultos mayores de 65 años y personas con sistemas inmunitarios debilitados. Las infecciones por listeria se han relacionado con leche cruda no pasteurizada, perritos calientes, salchichas secas, marisco ahumado y ensaladas, por nombrar sólo algunos ejemplos.

Los síntomas de una infección por listeria suelen comenzar a las pocas horas o días de haber ingerido alimentos contaminados, y pueden incluir fiebre, náuseas, vómitos, rigidez de cuello, fuertes dolores de cabeza y convulsiones. En mujeres embarazadas, la enfermedad puede presentarse como una gripe caracterizada por dolores musculares o fatiga, pero puede dar lugar a otras complicaciones, como abortos espontáneos o mortinatos.

Si bien la listeria no es contagiosa de persona a persona, puede resultar difícil deshacerse por completo del germen, y no sólo porque se propague fácilmente de los alimentos contaminados a las superficies cercanas. Aunque la congelación no mata la listeria, la lejía diluida puede acabar con ella en las superficies, y calentar los alimentos por encima de 73°C la matará en los alimentos.

El norovirus, un germen muy contagioso que provoca diarrea y vómitos intensos, ha infectado a numerosos grupos de personas en los últimos años. Lo que hace que este virus estomacal común sea extremadamente peligroso es su capacidad para propagarse con suma eficacia.

"Las bacterias tienen una personalidad propia que nos ayuda a identificar la enfermedad", explica Sood; "el norovirus tiende a ser muy repentino y muy grave".

La velocidad a la que se propaga el norovirus podría deberse a que el vómito se expulsa con tanta violencia que se convierte en aerosol, lo que hace que las partículas del virus pasen al aire en espacios reducidos.

La transmisión de este virus suele producirse por contacto directo de persona a persona, o cuando un individuo entra en contacto con alimentos contaminados (así como agua o heces que también hayan sufrido contaminación). Estos casos ocurren a menudo en espacios cerrados, como escuelas, cruceros, aviones o residencias de ancianos, ámbitos en los que la falta de una limpieza a fondo expone a las personas a un mayor riesgo de contraer y transmitir estas enfermedades.

Una vez infectada, la persona puede tardar entre 12 y 48 horas en presentar síntomas, que pueden presentarse en forma de calambres abdominales, náuseas o fiebre.

"La otra particularidad del norovirus es que tiende a permanecer en el ambiente durante periodos de tiempo muy, muy largos", afirma Sood. Por desgracia, una infección por norovirus puede seguir siendo contagiosa durante semanas después de que hayan desaparecido los síntomas, según la Asociación Médica Americana.

(Relacionado: Qué hacer si aparece moho en los alimentos)

Salmonela y 'Campylobacter'

La intoxicación alimentaria por salmonela suele deberse a que una persona ha comido o ha estado en contacto con alimentos en mal estado o poco cocinados. A pesar de lo común y conocida que es esta bacteria, puede ser mortal.

Este germen puede enviarte fácilmente al hospital, afirma Francisco Díez-González, director y profesor del Centro de Seguridad Alimentaria de la Universidad de Georgia (EE. UU.).

Los síntomas suelen aparecer entre seis horas y seis días después de entrar en contacto con la salmonela, e incluyen enfermedad gastrointestinal, fiebres altas y, en ocasiones, heces sanguinolentas. 

El virus se ha detectado en zoológicos de mascotas, granjas y guarderías, y se sabe que ha llegado a enfermar a personas por contacto entre animales y por comer verduras crudas en contacto con tierra, estiércol o agua contaminados. Otro tipo de infección bacteriana, denominada Campylobacter, tiene causas similares y una forma de contagio muy similar.

"Muchas de las enfermedades transmitidas por los alimentos que se producen en este país [Estados Unidos] no son las que se anuncian en los grandes brotes", afirma Díez-González. En cambio, la mayoría de las infecciones por salmonela se producen en el hogar, donde es responsabilidad del consumidor evitar una mala manipulación de los alimentos.

La mayoría de las personas sanas que contraen salmonela pueden recibir líquidos y recuperarse sin tratamiento. Otras pueden necesitar antibióticos para evitar que la infección se extienda de los intestinos al torrente sanguíneo.  

A medida que aumenta el número de personas que confían en los médicos y en la comunidad científica para mantenerse a salvo e informados sobre los brotes de salud pública, muchos expertos despositan sus esperanzas en que sus esfuerzos contribuyan a renovar la confianza de la población en el sistema sanitario en general.

"Hay mucha gente que realmente quiere que todo el mundo esté sano", afirma Sood. "Las instituciones de salud pública están trabajando realmente duro para tratar de proteger al público de todo tipo de amenazas de enfermedades infecciosas".

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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