¿Estás seguro de que sabes cómo se transmiten los piojos?
Con la vuelta al cole, aumenta el número de casos de piojos. Pero el ser humano lleva milenios enfrentándose a estos parásitos, y puede que siga haciéndolo indefinidamente.
Los piojos son unos de nuestros parásitos más antiguos y han evolucionado junto a nosotros: el tamaño de sus garras está perfectamente adaptado para agarrar y trepar por nuestro pelo.
La punta de los lápices están afiladas, las mochilas cargadas de libros y el WhatsApp del grupo de padres echa humo. Pero la vuelta al cole no es sólo un momento importante para los más peques. Estos días, una población invisible se prepara para el bufé de su vida: los piojos.
Así es: para disgusto de los padres, el comienzo de la escuela también trae consigo un pico de casos pediculosis o infestacion por piojos. La mitad de los niños españoles de entre 3 y 12 años tuvo estos parásitos en los tres años antes de la COVID. Aunque se trata de parásitos relativamente benignos, la pediculosis pueden causar molestias, picores, infecciones y, en casos extremos, paranoia y delirios relacionados con los insectos.
A pesar de años de datos y millones de casos, no hemos sido capaces de erradicar los piojos. Desde funcionarios de salud pública hasta biólogos evolutivos, los expertos describen nuestra histórica relación con los piojos y qué hacer si tienes problemas con estos parásitos.
(Relacionado: Malas noticias: las garrapatas pueden volar)
¿Qué son los piojos y cómo se contagian?
Los piojos, uno de los parásitos más antiguos que conocemos, han coevolucionado con los humanos durante milenios, perfeccionando su comportamiento para adaptarse al nuestro.
"Llevan millones de años en este viaje, los hospedadores y los parásitos", afirma David Reed, vicerrector de la Universidad de Florida (Estados Unidos) y experto en genética de mamíferos y sus parásitos. Dice que esto es evidente en el tamaño de sus garras, que se correlacionan con el diámetro de los cabellos humanos, por lo que están perfectamente adaptadas para agarrar y trepar por las hebras. "Están ligados a nosotros y evolucionan de forma que les permite tener más éxito sobre los humanos".
Cuando los humanos modernos empezaron a vestirse hace unos 170 000 años, los piojos se dividieron en dos categorías: los de la cabeza y los del cuerpo. Como subespecies únicas, los piojos de la cabeza y del cuerpo son independientes entre sí y no se mezclan ni se reproducen. Mientras que los piojos del cuerpo se encuentran en la ropa, los de la cabeza son insectos totalmente parásitos que viven exclusivamente en la cabeza humana y dependen por completo de sus huéspedes para sobrevivir. Necesitan alimento constante (nuestra sangre) y pasan la mayor parte de su vida muy cerca del cuero cabelludo para alimentarse y poner huevos.
Un grabado publicado en 1810 en un libro sobre vendedores ambulantes muestra a una familia prestando un servicio de desprendimiento de piojos en Roma. Antes de la llegada de los potentes pediculicidas artificiales (insecticidas que atacan a los piojos), esta familia realizaba un servicio público necesario e importante al eliminar los piojos del cuero cabelludo.
Por espeluznante que parezca, los piojos no son los supervillanos que se cree que son. “No tienen ni una mínima parte de los atributos que la gente cree que tienen”, afirma Richard Pollack, entomólogo especializado en salud pública de la Escuela de Salud Pública de Harvard (Estados Unidos). Los piojos son físicamente incapaces de saltar y no vuelan ni desarrollan alas. En realidad, dice Pollack, se propagan casi exclusivamente por contacto directo de cabeza a cabeza, e incluso esto es lento y limitado. “La única forma de que un piojo se transmita por el aire es si lo coges y lo lanzas al otro lado de la habitación”.
Entonces, ¿qué hay de las advertencias de que se pueden coger piojos al compartir cepillos de pelo, sombreros, cascos y auriculares? Según Reed, en teoría es posible, pero muy poco frecuente. Los estudios han demostrado que los piojos no se contagian bien a través de fómites (objetos como peines que pueden transmitir agentes infecciosos). Incluso si un cepillo de pelo compartido se utiliza casi inmediatamente, añade, “no parece que tenga un alto potencial para ayudar a la transmisión”. La misma lógica se aplica a muebles como butacas de cine, alfombras y pupitres escolares, afirma Pollack. Aun así, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. (CDC, por sus siglas en inglés) recomiendan lavar o poner en cuarentena las camas, sofás, sábanas, cepillos de pelo y ropa que hayan estado expuestos a los piojos. En España, las autoridades sanitarias también avisan en sus folletos informativos que "los cepillos, gorras y cintas de pelo no deben compartirse y [en caso de infestación] deben [...] sumergirse en agua hirviendo durante 10 minutos o guardarse en bolsas cerradas durante 12-15 días".
Aunque cualquier persona, independientemente de su edad o higiene, puede infectarse con piojos, estos parásitos son más frecuentes entre los niños en edad escolar que pasan tiempo en estrecho contacto unos con otros. Y a diferencia de los piojos del cuerpo, los de la cabeza son más una molestia que una amenaza para la salud, según el Departamento de Salud Pública de California (CDPH, por sus siglas en inglés) en Estados Unidos. Los piojos pueden causar una infección localizada si el rascado excesivo introduce bacterias en una herida abierta, pero los bichos en sí no propagan enfermedades ni son portadores de patógenos humanos, afirma el CDPH. En cambio, los piojos del cuerpo, que suelen encontrarse entre personas que viven hacinadas en condiciones insalubres con acceso limitado a duchas y ropa limpia, son vectores habituales de enfermedades bacterianas, como el tifus, la fiebre recurrente y la fiebre de las trincheras.
Sin embargo, los expertos coinciden en que los peligros de transmisión no son como para que los niños no vayan a clase. Los CDC de EE. UU., la Academia Americana de Pediatría y la Asociación Nacional de Enfermeras Escolares estadounidense (NEAE) ya no recomiendan enviar a casa a los alumnos con piojos.
Una vez iniciado el tratamiento, los niños pueden volver a clase, independientemente de que las liendres (huevos) sigan siendo visibles. Según el CDPH, no sólo los índices de contagio en las aulas son bajos, sino que “la teoría actual sugiere que la exclusión de un niño de la escuela puede afectar negativamente a su bienestar emocional, social y académico y, a menudo, estigmatiza al niño innecesariamente”. En España, las distintas consejerías de Sanidad también recuerdan que no es motivo para faltar a clase.
(Relacionado: El síndrome de Ekbom: el caso de las personas que creen estar infestadas de parásitos)
¿Mayonesa para los piojos? Los tratamientos más efectivos contra los piojos
Según Pollack, la única forma segura de protegerse de los piojos es afeitarse la cabeza. “Sin pelo, es imposible que un piojo permanezca en el cuero cabelludo. Se deslizará como lo haría un conejo sobre una bola de bolos”.
Dejando a un lado los peinados espectaculares, la mejor prevención es evitar el contacto directo cabeza con cabeza, aunque Pollack afirma que “la inmensa mayoría de la gente nunca tendrá piojos”. Afortunadamente, para los desafortunados, hay muchos tratamientos eficaces.
El primer paso es confirmar que hay piojos vivos y no simplemente huevos. Si es así, Pollack recomienda lubricar el pelo con acondicionador y peinarlo a fondo con un peine para piojos para eliminar los bichos y las liendres. Aunque la primera ronda debería eliminar un buen número de parásitos, aconseja peinar cada pocos días hasta que no se encuentren piojos vivos. Estarás seguro de que han desaparecido si no ves ninguno en dos semanas. Si el pelo no se peina con facilidad o la infestación es persistente, los champús o lociones de venta sin receta deberían ser suficientes.
Los pediculicidas, insecticidas específicos para piojos que se administran por vía tópica en el cuero cabelludo, actúan paralizando y matando tanto a los piojos jóvenes como a los adultos. Los productos a base de piretroides fueron en su día los insecticidas favoritos, pero con el tiempo algunos piojos han empezado a desarrollar resistencia al fármaco, según John Clark, profesor emérito de toxicología de la Universidad de Massachusetts. Desde entonces, han aparecido nuevas opciones en el mercado. Los responsables sanitarios en España recomiendan el uso de "preparados de permetrina en forma de tópicos al 1% y las lociones de malatión en diluciones al 0,5%". Según Clark, la carrera armamentística contra los piojos continuará indefinidamente.
“Es un juego de números. Si todo el mundo utiliza el mismo producto y se usa varias veces, es cuestión de tiempo que se seleccione el piojo que tenga una mutación espontánea que [le permita] sobrevivir”, afirma.
(Relacionado: Cómo combatir los gérmenes estés donde estés)
Para quienes prefieran evitar los insecticidas, Clark recomienda productos que contengan compuestos de dimeticona, que asfixian a los bichos al interferir con su tráquea. La dimeticona ha demostrado ser muy segura y eficaz, y en algunos estudios ha matado más del 90% de los piojos vivos y de los huevos. El calor es otra opción no tóxica, aunque Clark pide precaución con los secadores personales, que “tienden a quemar el cuero cabelludo antes de que mueran los piojos”, dice.
En cuanto a los remedios caseros, los expertos recomiendan precaución. Aunque la mayonesa y la vaselina pueden matar algunos piojos, no son tan eficaces ni duraderos como los medicamentos autorizados, afirma Clark. En España, es tradición usar vinagre y todos los informes oficiales avisan de que su eficacia no está demostrada, aunque no lo desaconsejan tampoco. Y las sustancias más extremas (como el queroseno o la gasolina) son una receta para el desastre.
La buena noticia es que las probabilidades de una infestación persistente de piojos son bastante bajas. “Muchas de estas infestaciones nunca van a ninguna parte. Aunque no se descubran, si no se tratan, muchas de ellas simplemente desaparecen”, dice Pollack.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.