El misterio de los terremotos de Santorini: ¿por qué tiemblan tanto las islas griegas?
Amorgos, Anafi y Santorini tienen un largo historial de terremotos, pero la causa de la reciente serie de seísmos tiene perpleja a la comunidad científica.
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La isla griega de Santorini es conocida por su emblemática arquitectura blanca, pero tiene una larga historia de erupciones volcánicas y terremotos. Desde finales de enero, Santorini y sus islas vecinas han sufrido una avalancha de seísmos que han obligado a muchos residentes a marcharse y al Gobierno a declarar el estado de emergencia.
Las islas griegas del Egeo suelen asociarse a un ambiente relajado y un paisaje tranquilo. Pero algunas de ellas, como Amorgos, Anafi y Santorini, últimamente se han visto asediadas por un enjambre interminable de intensos terremotos.
En los últimos días, los habitantes de la región se han visto sorprendidos por temblores de magnitud 5,3, y más de dos tercios de los habitantes de Santorini han decidido voluntariamente abandonar la isla. Las autoridades han ordenado el cierre de las escuelas y disuadido de celebrar grandes reuniones en lugares cerrados, y se ha pedido a la población que se mantenga alejada de la costa y de las escarpadas laderas de la isla.
Aunque se ha declarado el estado de emergencia, el Primer Ministro de Grecia, Kyriakos Mitsotakis, ha instado a la calma. En una reciente reunión sobre la crisis, declaró que "el Gobierno confía en la ciencia", pero señaló que la comunidad científica se enfrenta a un “fenómeno extremadamente desconcertante”.
La cacofonía de seísmos inusualmente potentes, superpuesta al barroco y desordenado rompecabezas geológico de la región, tiene a los investigadores desconcertados. "No tengo claro por qué se repite esta secuencia de terremotos", afirma David Pyle, vulcanólogo de la Universidad de Oxford (Inglaterra): "Es un auténtico rompecabezas".
Aunque Santorini es en sí misma una isla volcánica parcialmente sumergida y aún activa, el consenso actual es que la causa de estos seísmos es cualquier cosa menos volcánica. Su origen parece estar relacionado con un proceso tectónico extraño y difícil de predecir, que podría remitir rápidamente o intensificarse peligrosamente.
La situación evoluciona constantemente, y las cosas podrían empeorar o (esperemos) mejorar. Por ahora, "no hay motivos para el pánico", afirma Jonas Preine, geofísico del Instituto Oceanográfico Woods Hole: "Pero seguro que hay motivos para preocuparse".
Historia sísmica y volcánica de Santorini
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Nea Kameni, un islote volcánico deshabitado, se encuentra en la caldera inundada de Santorini, parte de la cadena de volcanes de la isla griega y sus alrededores.
El mar Egeo no es ajeno a terremotos y erupciones. Al sur y al oeste de Grecia se encuentra la profunda Fosa Helénica, donde un antiguo trozo de densa corteza oceánica está siendo engullido por el manto subyacente. Este descenso no es tranquilo, sino caótico, y la continua tensión sobre la corteza superior está separando Grecia en múltiples direcciones.
Este pandemónium tectónico ha provocado la formación de zonas de fallas en forma de telaraña y una miríada de volcanes, tanto bajo el agua como sobre ella. La comunidad científica, consciente de estos peligros, permanece muy vigilante.
Santorini (una gigantesca caldera magmática con dos pequeñas islas volcánicas anidadas en su centro sumergido) tiene una oscura y peligrosa historia volcánica que se remonta 650 000 años. En 1560 a.C. se produjo una gran explosión que acabó con toda una civilización, en 726 d.C. se produjo una explosión importante y en 1950 hubo un pequeño estallido. Oficialmente, se sigue considerando un sistema volcánico activo. Y no está solo: en 1650 también se produjo la explosión de un volcán submarino cercano llamado Kolumbo que generó una serie de altos tsunamis y una nube letal de gases tóxicos.
Aunque sólo ha sido ahora cuando la actual tempestad sísmica ha copado la atención de los medios, lo cierto es que lleva ya algún tiempo produciéndose. “Comenzó a finales del año pasado, empezó a haber algo más de sismicidad, pero nadie se dio cuenta”, explica Isobel Yeo, vulcanóloga submarina del Centro Nacional de Oceanografía de Southampton (Inglaterra).
A finales de enero, se produjo un profundo repunte en la potencia y frecuencia de estos seísmos; en los últimos días se han producido casi mil al día. “Debe de ser una experiencia horrible”, dice Pyle.
(Relacionado: ¿Cuáles son las causas de los terremotos?)
Por qué son extraños los seísmos actuales
Los terremotos no se producen en un solo lugar. Aunque los temblores comenzaron en Santorini, el foco sísmico se desplazó rápidamente mar adentro.
El patrón de los seísmos tampoco se parece al de una secuencia sísmica clásica. A menudo, una falla se rompe y produce su seísmo más fuerte, la sacudida principal, a la que sigue (normalmente) una serie de réplicas cada vez más débiles. Pero en este caso, no hay una sacudida principal clara.
En lugar de ello, la región ha estado siendo sacudida por una cornucopia de seísmos de magnitudes algo similares en la que, durante varios días, los seísmos parecían ser cada vez más fuertes. “Esto es muy inusual”, dice Preine.
Este patrón sísmico atípico se conoce como enjambre sísmico. Ocurren en varios lugares del mundo, pero cada uno es idiosincrásico. Por ejemplo, los enjambres de la península islandesa de Reykjanes están asociados a la migración de magma, y varios han terminado en erupciones espectaculares. Pero los enjambres bajo el Parque Nacional de Yellowstone, en Estados Unidos, no han culminado en ninguna actividad volcánica moderna.
En comparación con los seísmos clásicos, los enjambres “no siguen las reglas del juego”, afirma Hubbard. Y eso dificulta la previsión de su futuro.
¿Qué está causando estos terremotos?
Para poder especular sobre lo que podría ocurrir en los próximos días y semanas, primero tenemos que responder a una pregunta clave. “¿Estos terremotos están relacionados con la actividad volcánica o con la actividad tectónica?”, dice Preine.
En los primeros días de este enjambre, varios seísmos sacudieron la caldera septentrional de Santorini, el edificio hundido en forma de cuenco situado en el corazón de la isla. En un primer momento se temió que esto pudiera indicar el inicio de una nueva inyección de magma en la corteza, lo que podría generar nuevos seísmos dañinos o desencadenar una erupción.
Afortunadamente, los temblores centrados en la caldera fueron sólo temporales. “En estos momentos, la actividad sísmica se está concentrando hacia el noreste. No se está agrupando bajo ninguno de los volcanes que conocemos”, afirma Preine. Ahora, la mayoría de los seísmos proceden de la zona de la falla de Santorini-Amorgos, un fragmento de fondo marino entre las dos islas.
Estos seísmos marinos no muestran ninguna de las características del magma ascendente, ni van acompañados de los típicos signos previos a una erupción, como la hinchazón y deformación del suelo en las laderas de un volcán. “En este momento, se trata de actividad tectónica”, dice Yeo, lo que significa que es algo que ocurre en las fallas.
Los enjambres suelen asociarse al movimiento de fluidos, como agua o dióxido de carbono, a través de las fallas. Los fluidos que escapan de una falla e invaden otra pueden forzar su apertura y provocar su ruptura. “Pueden seguir desencadenando terremotos por el simple hecho de moverse”, afirma Judith Hubbard, científica especializada en terremotos de la Universidad de Cornell (en Nueva York, Estados Unidos).
(Relacionado: Cómo actuar antes, durante y después de un terremoto)
Predecir los riesgos futuros es complicado
Por ahora, la principal amenaza es un terremoto especialmente fuerte y los consiguientes corrimientos de tierra o tsunamis localizados que pueda provocar. “Puede que Santorini no esté a punto de estallar”, dice Yeo. Pero, añade, eso no significa que se pueda descartar un gran terremoto.
De hecho, esa es la razón por la que las escuelas están cerradas en Santorini y por la que se insta a la gente a evitar las costas: lo que se teme no es la actividad volcánica, sino el riesgo potencial de terremotos y tsunamis.
Este enjambre podría extinguirse de repente. “Pero sigue existiendo la preocupación de que pueda producirse una aceleración hacia un terremoto mucho mayor”, afirma Pyle. El 9 de julio de 1956, el terremoto de magnitud 7,8 de Amorgos (el mayor que ha sacudido Grecia en el siglo XX) y el tsunami resultante causaron daños infraestructurales en varias islas, matando a docenas de personas.
“Vivir con incertidumbre a medida que evoluciona la situación... es muy difícil para la gente, sobre todo cuando los edificios se desmoronan y la tierra tiembla”, afirma Amy Donovan, vulcanóloga e investigadora de riesgos naturales de la Universidad de Cambridge (Inglaterra).
Aunque un terremoto catastrófico es motivo de preocupación, no es lo único que causa inquietud. “Por el momento, creo que la mayor preocupación es si los seísmos empiezan a dirigirse más hacia la cadena volcánica”, dice Preine, incluido el cercano volcán submarino Kolumbo: “Siempre existe el riesgo de que se produzca algún tipo de acoplamiento”.
En otras palabras, “si se agita la cámara de magma, se podría desencadenar una erupción volcánica”, afirma Yeo. Por el momento, no hay indicios de que esto esté ocurriendo, pero es algo que los científicos vigilan de cerca.
En lugar de basarse en una red preexistente de sondas volcánicas y tectónicas, un equipo internacional de científicos (dirigido por investigadores griegos) está desplegando nuevos instrumentos, como sismómetros de fondo oceánico y sumergibles robóticos autopilotados, que exploran las profundidades en busca de cambios geológicos sospechosos.
Las autoridades griegas han comunicado el peligro al público de forma cuidadosa, rápida y transparente y “están gestionando la crisis muy bien”, afirma Pyle. Pero es inquietante que el futuro próximo no esté claro. “No estoy seguro de que haya una forma obvia de que los geólogos puedan decir: 'Este es el escenario más probable de cómo acabará'“.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.
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