¿Clonar al caballo ganador?

Por Redacción National Geographic
¿SERÍA POSIBLE CLONAR A PHELPS?
¿SERÍA POSIBLE CLONAR A PHELPS?

10 de agosto de 2012

Esta semana un caballo alemán llamado Sam obtuvo la medalla de oro en la competición individual en la competición individual de hípica en los Juegos Olíompicos de Londres. Su actuación fue espectacular y ahora algunos se preguntan si los criadores lo clonarán para tratar de recrearla.

En julio de 2012 la Federación Ecuestre Internacional levantó la prohibición que impedía a los caballos clonados y a su descendencia competir en los Juegos Olímpicos. Ahora, los criadores con más medios podrán intentar copiar a su caballo favorito para vivir un segundo momento de gloria. Sin embargo, la clonación no es fácil ni barata, y no garantiza que el caballo clonado vaya a tener el talento del original.

El primer caballo clonado con éxito, una yegua llamada Prometea, nació en 2003. En la actualidad solamente hay unos pocos centenares, creados la mayoría para la cría y no la competición.

Mientras que el proceso de clonación puede costar más de cien mil dólares, el semen de los mejores sementales para la fecundación en vitro puede costar decenas de dólares, una ganga en comparación. El problema es que la mayoría de los caballos para alta competición están castrados y las yeguas pueden tener como mucho 15 potros, si son especialmente fértiles.

Según Graeme Cooke, director del área de veterinaria de la Federación, el uso más común de los caballos clonados es perpetuar el material genético.  Así, el caballo original puede viajar y competir, y su copia se convierte en una máquina de crear potros.

En 2007 la asamblea general de la Federación decidió que clonar «era contrario al espíritu deportivo y no era justo», señala Cooke. Un factor clave al tomar la decisión fue el precio del proceso, que desde entonces ha bajado.

Ya no es «una ventaja injusta»

Sin embargo, el organismo se replanteó su decisión recientemente. Tras analizar los caballos clonados, determinó que éstos eran copias de los originales en un 98 por ciento. Ya estaba ampliamente extendida la opinión de que los clones no son réplicas exactas, pero ese margen de error del 2 por ciento fue lo que llevó a la Federación a levantar la prohibición.

Además de ese 2 por ciento, se sabe que el entrenamiento, la alimentación y la relación con el jinete influyen enormemente en la actuación del caballo, por lo que no se trataba de abrir las puertas a caballos idénticos.

«Clonar no supone una ventaja injusta», afirma Cooke. En otras palabras, no se puede asegurar que el clon de un campeón vaya a actuar como tal.

Así, mientras que todos los caballos que han competido en los Juegos de 2012 han sido concebidos por el método tradicional, en 2020, por ejemplo, podría no ser así. Los caballos pueden ser elegidos para las Olimpiadas cuando cumplen 9 años, incluidos ahora los clonados.

¿Secretariat contra Secretariat contra Secretariat?

La clonación es un tema muy polémico en el ámbito competitivo. La American Quarter Horse Association no permite los ejemplares clonados, y tampoco el Jockey Club, que registra los purasangres en Norteamérica.

«Cualquiera puede clonar a Secretariat», declaró Dan Rosenberg, del rancho de purasangres Three Chimneys (Kentucky, Estados Unidos) a Yahoo! Sports. «Pero no todo el mundo puede criar un Secretariat».

«La clonación acaba con la diversión, con la intriga. ¿Dónde está la gracia en ver y apostar en una carrera cuando todos los participantes son clones de Seattle Slew? ¿Dónde está la gracia si todos los que participan en un torneo de golf son Tiger Woods?».

La Federación Ecuestre Internacional ha querido señalar que la clonación no es más que una técnica de cría, que nunca permitiría un proceso en el que se seleccionen ciertos genes para tratar de crear un súper caballo.

«No se puede poner freno al progreso», declaró David Morley, de la Hurlingham Polo Association, a la revista Horse and Hound en 2010. «Hay que vigilar la situación y asegurarse de que no es perjudicial para los caballos o el deporte».

Sin embargo, sólo porque ahora se permita la participación de caballos clonados en las Olimpiadas no significa que los vayamos a tener. Con más de 300 caballos compitiendo, los clonados tienen que luchar por llegar a lo más alto igual que los tradicionales.

«Es posible que nunca lleguemos a ver caballos clonados en los Juegos Olímpicos », afirma Cook. «Pero ahora existe la posibilidad. Depende de la suerte, como todo».

En cualquier caso, una cosa está clara: es muy poco probable que veamos nunca un equipo de natación formado por clones de Michael Phelps.

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