8 de noviembre de 2012
Decir que se trata de la ciudad más antigua de Europa siempre crea polémica, pero sea cual sea el lugar que ocupa Solnitsata en nuestra historia, está claro que este asentamiento búlgaro de 6.500 años de antigüedad tenía algo muy valioso que proteger.
Unos investigadores anunciaron la semana pasada el descubrimiento de unos muros de piedra de 3 metros de alto y 1,8 de grosor que rodeaban el asentamiento, lo que confirma su estatus de ciudad más antigua y la existencia de una moderna red comercial balcánica en la Edad del Cobre, según el jefe de la excavación Vasil Nikolov, arqueólogo búlgaro.
Mucho antes de que apareciera en Europa la primera rueda, es muy posible que ya se transportaran mercancías valiosas en los países balcánicos en animales de carga y carros. La sal, fundamental para conservar la carne, se unió al oro y el cobre como una de las mercancías más preciadas, y gracias a sus codiciadas salinas, Solnitsata-Provadia se convirtió en productor clave, fabricando bloques para abastecer la región.
La sal podría explicar la presencia de estos imponentes muros, que el arqueólogo David Anthony considera «poco comunes».
«Se pueden encontrar pruebas de fortificaciones en muchos asentamientos de este periodo, pero solían ser de madera. Solnitsata contaba con unos muros de piedra mucho más resistentes», afirma Anthony, del Hartwick College de Oneonta (estado de Nueva York, Estados Unidos), que no participó en la excavación.
En su opinión, resulta revelador que sus habitantes decidieran construir muros de piedra en una región poblada de árboles.
«Sin duda, nos dice mucho sobre el nivel de hostilidad de las comunidades en esa época», añade. Y sobre la riqueza de Solnitsata también.
¿La ciudad más antigua de Europa?
Los restos de cerámica de Solnitsata datan de entre 4.700 y 4.200 años a.C, unos mil años antes del comienzo de la civilización griega. La antigüedad de la ciudad, sus 350 habitantes y su posición en la Edad del Cobre como centro agrícola, militar e ideológico la han convertido en la ciudad más antigua de Europa, según Nikolov, cuyas conclusiones aparecen en el estudio publicado por el Instituto Nacional de Arqueología de Bulgaria.
Sin embargo, el arqueólogo John Chapman defiende que Solnitsata contaba solo con 150 habitantes, por lo que considera una exageración hablar de «ciudad».
Solnitsata «no difiere tanto de los cientos de teles de Bulgaria (montículos creados al construir nuevas estructuras sobre otras más antiguas) que conozco tan bien», afirma Chapman, de la Universidad de Durham (Reino Unido).
Anthony, del Hartwick College, también cree que considerarla la ciudad más antigua es exagerado.
«Cuando era estudiante trabajé en un asentamiento en lo que ahora es Serbia que era más antiguo», señala.
Por su parte, parece que Nikolov, con el que no hemos podido contactar, le quitó importancia a su propia afirmación la semana pasada al declarar que «no estamos hablando de una ciudad como las ciudades-estado griegas, de la antigua Roma o asentamientos medievales, sino de lo que los arqueólogos consideran que era una ciudad en el quinto milenio antes de Cristo».
El auge de las ciudades búlgaras
Sea o no una ciudad, lo que está claro, para Nikolov, es que Solnitsata y la recién descubierta fortificación demuestran que la sal ayudó a convertir el sur de Europa en una región extraordinariamente rica durante la Edad del Cobre.
Es una idea que ha sido corroborada por otras excavaciones recientes que sugieren que la zona era una especie de terreno de pruebas tecnológico y social en la época.
La región vivió no solo la invención de la metalurgia de cobre, sino el surgimiento de las primeras jerarquías sociales y la división entre ricos y pobres, gobernantes y gobernados. La prueba puede verse a unos 35 kilómetros de Solnitsata, en las 300 tumbas descubiertas hace 40 años cerca de Varna. De aproximadamente el mismo periodo que Solnitsata, este cementerio alberga el tesoro de oro más antiguo del mundo.
Posible relación
Según Nikolov, estas dos pruebas de la riqueza de la época, los muros de Solnitsata y el oro de Varna, podrían estar conectados.
Por ejemplo, es posible, según Anthony, que los habitantes ricos de Solnitsata fueran enterrados en Varna, aunque para establecer ese vínculo habría que analizar en profundidad los restos de cerámica encontrados en ambos sitios.
Y aún así, los resultados no serían concluyentes. «Este tipo de cerámica se utilizó durante mil años», afirma Chapman. «Por lo que aunque se parezcan no significa que sean del mismo periodo».
Para Anthony una cosa esta clara: «Al estudiar esta época descubres que comerciaban y transportaban mercancías en largas distancias. Si te fijas en el resto del mundo, es difícil encontrar una región en la que se llevara a cabo un sistema de comercio tan complejo en este periodo».