Descubren por primera vez sangre en el fósil de un mosquito

Por Redacción National Geographic
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17 de octubre de 2013

Según un nuevo estudio, los mosquitos ya daban guerra hace 46 millones de años. Efectivamente, unos científicos norteamericanos han descubierto sangre en el interior de un mosquito fosilizado en un trozo de pizarra bituminosa en el noroeste de Montana (Estados Unidos).

Los investigadores encontraron la «última cena» del mosquito al detectar la presencia de hemo, el pigmento que da a las células de la sangre su color distintivo, mediante la aplicación de diversas técnicas, como la espectroscopía de rayos X.

Se trata de un descubrimiento muy importante porque demuestra que «las moléculas orgánicas complejas sobreviven durante mucho tiempo», afirma Dale Greenwalt, colaborador del Museo Smithsonian de Historia Natural y director del nuevo estudio.

Hace 46 millones de años, durante el Eoceno, la Tierra era muy distinta, reinaba un clima cálido y suave. Tras la desaparición de los dinosaurios, vagaban por la Tierra lagartos, los primeros mamíferos y, no podían faltar, los mosquitos, molestando ya desde hace millones de años.

Un caso único

En cuanto a qué criatura formó parte del festín del antiguo mosquito, solo podemos especular. Según Greenwalt, el insecto pudo haber pertenecido al género Culiseta, lo que podría darnos alguna pista.

«Algunas especies de mosquito de este género que siguen viviendo hoy en día se alimentan de pájaros. El clima era entonces subtropical y en los bosques había pequeños primates similares a los tarseros que vemos hoy en Indonesia», señala Greenwalt, cuyo estudio ha sido publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences.

La hematofagia (alimentarse de sangre) es una práctica común entre los insectos. Desde las pulgas a las garrapatas, pasando por los mismos mosquitos, unas 14.000 especies la practican. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurría en Parque Jurásico, donde conseguían clonar dinosaurios a partir de la sangre encontrada en un mosquito fosilizado, encontrar un ejemplar que haya sobrevivido intacto durante millones de años son palabras mayores.

Para Greenwalt, «las posibilidades de encontrar intacto un mosquito lleno de sangre son infinitamente pequeñas, por lo que podemos decir que éste es un caso único».

Muy lejos de Parque Jurásico

Encontrar hemo en el interior del mosquito es una cosa, pero encontrar el ADN es una tarea mucho más difícil. Desgraciadamente, de momento no es posible clonar nuevas especies a partir de la sangre encontrada en antiguos mosquitos, como veíamos en Parque Jurásico.

«El ADN es algo mucho más frágil, y estudios recientes han demostrado que incluso después de unos pocos miles de años, se degrada por completo».

Y concluye Greenwalt: «¿Quién sabe lo que permitirán las nuevas tecnologías? De momento hay cosas que solo existen en el cine».

Los que soñaban con un velociraptor como mascota tendrán que esperar.

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