7 de febrero de 2013
Chicos, ya hay un motivo más para sudar la camiseta: hacer ejercicio mejora el volumen de esperma.
Según un nuevo estudio, los aficionados a la combinación sofá-tele tienen menor conteo que los que hacen ejercicio moderado o intenso todas las semanas.
El conteo de esperma mide la calidad del semen, que en Estados Unidos ha disminuido por razones descocidas en las últimas décadas. El conteo bajo de esperma está relacionado con la fertilidad, el cáncer de próstata y de testículo y problemas cardiovasculares, de ahí que los científicos siempre se hayan interesado por encontrar formas de mejorar la calidad del esperma, que pasan por cambiar las costumbres cotidianas.
«Sabemos muy poco acerca de cómo el estilo de vida puede afectar la calidad del semen», afirma la directora del estudio Audrey Jane Gaskins, estudiante de doctorado de la Escuela de Salud Pública de Harvard.
La conclusión de que dos comportamientos habituales, hacer deporte y ver la televisión, «pueden afectar la calidad del esperma es impactante», añade.
Resultados sorprendentes
Para el estudio, Gaskins y sus colegas pidieron a 189 jóvenes, la mayoría estudiantes de la Universidad de Rochester, que rellenaran un formulario sobre su actividad física, dieta, estrés y otros aspectos de su estilo de vida. Después, entregaron una muestra de semen.
Los resultados mostraron que el conteo de aquellos hombres que afirmaron hacer ejercicio más de 15 horas a la semana registraron un conteo de esperma 73 por ciento más alto que aquéllos que hacen deporte menos de 5 horas a la semana; y los que ven más de 20 horas de televisión registraron un conteo 44 por ciento menor que los que la ven muy poco o nada en absoluto.
Son diferencias muy llamativas, según Gaskins, cuyo estudio fue publicado el 4 de febrero en el British Journal of Sports Medicine.
El equipo también tuvo en cuenta el tabaco y el sobrepeso, dos causas de bajo conteo de esperma, como factores en su estudio.
Se desconoce por qué los hombres que llevan vida sedentaria producen menos esperma, aunque según Gaskins hay dos teorías. Una es que el ejercicio produce más enzimas antioxidantes que evitan que un proceso natural llamado estrés oxidativo dañe las membranas de las células del cuerpo. Ese posible daño puede impedir la creación de nuevas células espermáticas.
La otra teoría es un poco más polémica: cuando los hombres ven la televisión, el escroto se aplasta contra su cuerpo, con lo que aumenta su temperatura y posiblemente impide la producción de nuevo esperma.
Algunas investigaciones han mostrado que si la temperatura del escroto aumenta de 1 a 2ºC por encima de la temperatura normal del cuerpo se ralentiza la producción de esperma. Sin embargo, otros estudios demuestran que la temperatura del escroto no tiene nada que ver con la producción de esperma.
A moverse, chicos
Según los expertos, el estudio plantea otras cuestiones sobre el conteo de esperma.
Según Phillip Mucksavage, urólogo del Hospital de Pensilvania que no participó en el estudio, el esperma de los hombres sedentarios no mostró cambios en su estructura ni su capacidad para nadar, dos indicadores de su calidad, algo que podría parecer extraño.
Aunque hay menos espermatozoides, «éstos tienen muy buen aspecto».
Mucksavage añade que los resultados del estudio serían más contundentes si hubieran descubierto que otras actividades sedentarias, como leer libros o estar ante el ordenador, tienen el mismo efecto en el conteo de esperma que ver la televisión.
Es más, según T. Mike Hsieh, urólogo de la Universidad de California, el estudio no contiene implicaciones sobre la fertilidad, una de las razones que preocupa a los hombres en relación con el conteo de esperma.
Y es que, en su opinión, una sola muestra de semen no es suficiente para medir la fertilidad, se necesitan más muestras y análisis de sangre.
«No significa que si dejas de ver la televisión pasarás de no fértil a fértil», añade.
Sin embargo, todos los expertos están de acuerdo en una cosa: hay que hacer deporte.
Said Hsieh: «Podría utilizar los resultados del estudio para motivar a mis pacientes para que se levanten del sofá y hagan ejercicio».