18 de julio de 2012
El mes pasado un diente prehistórico que sobresalía de una gran roca que llevaba años en un laboratorio permitió encontrar un tesoro escondido: el esqueleto completo de un homínido.
Escáneres posteriores revelaron que la roca contenía fósiles de dos millones de años que podían pertenecer a la especie . Según afirmó el jueves el antropólogo, se trata del «esqueleto más completo de un ancestro humano encontrado hasta ahora».
Los huesos son prácticamente invisibles desde fuera, y fueron descubiertos gracias a que un técnico se dio cuenta de que había un pequeño diente en una roca que trajeron desde una cueva sudafricana en 2008 hasta el laboratorio de la Universidad de Witwatersrand, en Johannesburgo.
Y resultó que el diente no era más que la punta del iceberg.
Un escáner CT reveló la presencia de otros huesos en el interior, incluyendo partes de una mandíbula, un fémur, costillas, vértebras y posiblemente huesos de la mano y el pie.
«Gracias a estos modernos escáneres pudimos ver en la roca los huesos más completos de un homínido jamás descubiertos», comenta Berger.
Los científicos creen que los fósiles forman parte de los restos perdidos de Karabo, un esqueleto parcial de Australopithecus sediba perteneciente a un niño que el equipo de Berger descubrió con anterioridad.
«Pueden ser restos del esqueleto de Karabo o de otro completamente distinto», declaró Berger, de la Universidad de Witwatersrand, a National Geographic News.
«Cuantos más huesos, mejor»
El Australopithecus sediba se suma a la lista de los primeros ancestros humanos, y es uno de los más enigmáticos.
Estudios muestran que la especie poseía una curiosa mezcla de rasgos primitivos y humanos. Por ejemplo, creen que podía permanecer en posición erguida y caminar, pero a la vez pasaba tiempo en los árboles.
Además, tiene un cerebro relativamente grande y manos ágiles, lo que sugiere que quizá fueran capaces de construir objetos con herramientas de piedra.
Sin embargo, quedan muchas preguntas por responder acerca del Australopithecus sediba, que según el paleontólogo Scott Simpson podrían ayudar a resolver los nuevos restos.
«Por ejemplo, seguimos trabajando en la forma de su caja torácica, pues todavía no está claro cómo evolucionó ésta en los homínidos», añade Simpson, de la Case Western Reserve University (Ohio, Estados Unidos), que no participó en el estudio.
En su opinión las vértebras también constituyen un hallazgo muy valioso, ya que son frágiles y suelen degradarse con facilidad.
«El mundo lo descubrirá con nosotros»
En los próximos meses, las vértebras y demás huesos serán poco a poco liberados de la roca en un laboratorio del Centro de Visitantes Maropeng, en Gauteng (Sudáfrica), que Berger y su equipo están construyendo con la ayuda de National Geographic Society, de la que forma parte National Geographic News.
«La audiencia podrá ver la excavación online e interactuar con los científicos», afirma Berger.
«El mundo podrá participar en directo mientras llevamos a cabo el descubrimiento», añade.
El grupo están también coordinando con distintos museos de todo el mundo para crear puestos virtuales donde los visitantes puedan ver la excavación y controlar las cámaras y microscopios que se instalarán en el laboratorio.
Berger es de la opinión de que al menos algunos de los huesos de la roca pertenecen a Karabo, porque el diente que sobresalía parece encajar en la parte izquierda de una mandíbula visible en la roca, que a su vez parece que encaja con un trozo de mandíbula encontrado previamente.
Sin embargo, es posible que los restos pertenezcan a un Australopithecus sediba completamente distinto. Basándose en hallazgos anteriores, «sabemos que al menos tenemos seis individuos», afirma Berger.
«Incluso es posible que se trate de dos cuerpos distintos. Parte de la diversión de este proyecto es que cuando lo descubramos, el mundo lo descubrirá con nosotros».