29 de noviembre de 2012
En las montañas del Tíbet, existe un hongo que se adhiere a las larvas de polilla enterradas en el suelo. Infecta y poco a poco consume a su huésped desde dentro, anulando su cerebro y haciendo que la oruga adquiera una posición desde la cual el hongo pueda crecer y tener esporas de nuevo.
Suena como algo salido de la ciencia ficción, pero para los enfermos chinos y los tibetanos (nómadas recolectores), este parásito llamado cordyceps significa esperanza y dinero, mucho dinero. Mercados chinos venden el "gusano de oro" o "seta tibetana" paracurar enfermedades, desde cáncer hasta asma pasando porla disfunción eréctil, por precios que pueden llegar hasta los 50.000 Dólares de EE.UU. por libra. Los pacientes, siguiendo las prácticas medicinales tradicionales, preparan la oruga infectada en el té o la mastican cruda.
Ahora, la medicina tradicional tiene cada vez más respaldo científico. Un nuevo estudio publicado en la revista ARN determina que cordicepina, un producto químico derivado del hongo de la oruga, tiene propiedades anti-inflamatorias.
“La inflamación es normalmente una respuesta beneficiosa a una herida o una infección, pero en enfermedades como el asma ocurre muy rápido y en un grado muy alto", dijo la coautora del estudio Cornelia de Moor H. de la Universidad de Nottingham. "Cuando la cordicepina está presente, inhibe la respuesta fuertemente."
Y lo hace de una manera nunca vista anteriormente: Inhibe poliadenilación del ARN. Eso significa que logra que se detenga la inflamación a nivel celular genético, lo que podría ayudar en la creación de nuevos medicamentos para el cáncer, el asma, la diabetes, la artritis reumatoide y la enfermedad cardiovascular, sobre todo en los pacientes que no responden bien a los medicamentos actuales.
Del gusano a la pastilla
Pero puede que a estas nuevas medicinas aun les quede un largo camino por recorres, pues la ciencia de los hongos parásitos se encuentra todavía en sus primeras etapas, y ninguna medicina disponible actualmente utiliza cordicepina como un anti-inflamatorio. La única manera que un paciente puede gozar de sus beneficios es a través del consumo de setas silvestres cosechadas.
De Moor advierte en contra de esta práctica. "No puedo recomendar tomar medicamentos recolectados en el medio silvestre", dice ella. "Cada muestra puede tener una dosis completamente diferente, y tratándose de setas, un solo bocado te puede llegar a matar."
Hoy en día el 96 por ciento de oruga hongo cosecha del mundo proviene de la alta meseta tibetana y la cordillera del Himalaya. Los hongos de esta región son de la subespecie sinensis Ophiocordyceps, localmente conocido como yartsa gunbu ("hierba de verano, gusano de invierno"). Si bien muy valorado en la medicina tradicional china, estos hongos tienen niveles relativamente bajos de cordicepina. Lo que es más, crecen solamente en elevaciones de entre 10.000 y 16.500 pies y no pueden ser cultivados. Todo lo cual hace que yartsa gunbu sea muy costoso para los consumidores chinos: Una única oruga infectada por hongos puede costar 30 Euros.
Un gusano feliz
Por suerte para los investigadores y para los consumidores potenciales, otra rara especie de hongo de la oruga, la Cordyceps militaris, puede ser cultivado llegando incluso a producir niveles más altos de cordicepina.
De Moor dice que no hay que disuadir a los recolectores de tibetanos, muchos de los cuales consiguen un año de salario en apenas unas semanas, encontrando y vendiendo yartsa gunbu. La prueba científica de la eficacia de la cordicepina sólo aumentará la demanda de los hongos, lo que podría resultar peligroso. "Con el cultivo, se podría lograr el nivel de control de calidad que falta en la naturaleza", dice De Moor.
"Definitivamente hay algo de verdad en alguna parte de ciertas tradiciones medicinales a base de hierbas, si usted busca lo suficiente", dice De Moor. "Pero los curanderos antiguos probablemente no se darían cuenta de la tasa de mortalidad del 10 por ciento como resultado de las hierbas medicinales. En el mundo científico, eso es completamente inaceptable". Si quieres estar seguro, añade, " hay que esperar a la medicina".
Las antiguas tradiciones médicas chinas también utilizan huesos de tigre como una cura para el insomnio, marfil de elefante en los iconos religiosos, y los cuernos de rinoceronte para disipar las fiebres son controvertidas pero populares. Estos recursos permanecen en la demanda, independientemente del progreso científico y el peligro de extinción para los animales, que siguen siendo asesinados con el fin de satisfacer esa demanda. Gracias al cultivo de yartsa gunbu se podría remplazar la caza de algunas especies, pues los gusanos y los hongos se reproducen con más facilidad que los grandes mamíferos.