La peste fue una de las enfermedades más mortíferas de la historia, hasta que se encontró la cura

Conocida como la Peste Negra, la temida enfermedad se propagó rápidamente durante siglos, matando a millones de personas. La infección bacteriana sigue existiendo, pero puede tratarse con antibióticos.

Por Jenny Howard
El triunfo de la muerte, de Pieter Bruegel

Infierno en la Tierra, la pesadilla representada por el pintor flamenco Pieter Bruegel en su El triunfo de la muerte de mediados del siglo XVI refleja la agitación social y el terror que siguieron a la peste que asoló la Europa medieval. Considerada por la mayoría una plaga del pasado, la bacteria de la peste sigue apareciendo de vez en cuando e incluso algunos países la han investigado como arma biológica.

Fotografía de Image courtesy Museo del Prado, Madrid

Este artículo se publicó el 6 de julio de 2011, ha sido modificado el 16 de enero de 2025

La peste es una de las enfermedades más mortíferas de la historia de la humanidad, sólo superada por la viruela. Se trata de una infección bacteriana que afecta principalmente a los roedores y a las pulgas asociadas a ellos. Los brotes de peste son las epidemias más notorias de la historia, lo que incluso hace temer su uso como arma biológica.

En la actualidad, siguen apareciendo casos esporádicos de peste en todo el mundo, hasta en Estados Unidos o China, donde en recientemente se han notificado algunos casos en la región de Mongolia Interior. Pero la enfermedad ya no es tan mortal gracias a que puede tratarse con antibióticos cuando se dispone de ellos.

Esto es lo que hay que saber sobre la peste, incluyendo cómo se propaga, la diferencia entre peste bubónica y neumónica o pulmonar, las pandemias de peste más infames de la historia y por qué no es tan raro ver casos modernos de la enfermedad.

Etapas de la peste

Durante cientos de años, la causa de los brotes de peste fue un misterio rodeado de supersticiones. Pero las agudas observaciones y los avances de los microscopios ayudaron a desvelar el verdadero culpable. En 1894, Alexandre Yersin descubrió la bacteria responsable de la peste: Yersinia pestis.

Y. pestis es una bacteria extraordinariamente virulenta con forma de bastón. Inutiliza el sistema inmunitario de su huésped inyectando toxinas en las células de defensa, como los macrófagos, encargadas de detectar las infecciones bacterianas. Una vez inutilizadas estas células, la bacteria puede multiplicarse sin obstáculos.

Muchos pequeños mamíferos son huéspedes de la bacteria, como ratas, ratones, ardillas listadas, perritos de las praderas, conejos y ardillas. Durante un ciclo enzoótico, la Y. pestis puede circular a tasas bajas dentro de las poblaciones de roedores, en la mayoría de los casos sin ser detectada porque no produce un brote. Cuando la bacteria pasa a otras especies, durante un ciclo epizoótico, los seres humanos se enfrentan a un mayor riesgo de infectarse con la bacteria de la peste.

Durante mucho tiempo se pensó que las ratas eran el principal vector de los brotes de peste, debido a su íntima conexión con los seres humanos en las zonas urbanas. Los científicos han descubierto más recientemente que una pulga que vive en las ratas, Xenopsylla cheopis, es la principal causante de los casos humanos de peste. Cuando los roedores mueren a causa de la peste, las pulgas saltan a un nuevo huésped, le pican y transmiten Y. pestis. La transmisión también se produce por la manipulación de tejidos o sangre de un animal infectado por la peste, o por la inhalación de gotitas infectadas.

La peste bubónica, la forma más común de la enfermedad, se refiere a los reveladores bubones (nódulos linfáticos dolorosamente inflamados) que aparecen alrededor de la ingle, la axila o el cuello. Las llagas de la piel se vuelven negras, lo que le ha valido el apodo de "peste negra" durante las pandemias. Los síntomas iniciales de esta fase temprana incluyen vómitos, náuseas y fiebre.

La peste neumónica, el tipo más infeccioso, es una fase avanzada de la peste que se traslada a los pulmones. Durante esta etapa, la enfermedad se transmite directamente, de persona a persona, a través de partículas en suspensión en el aire expulsadas por la tos de los pulmones de una persona infectada.

Si no se trata, la peste bubónica y neumónica puede evolucionar a peste septicémica, infectando el torrente sanguíneo. En estos casos puedes llegar a matar a casi el 100% de las personas infectadas.

Antes de que se descubriera la causa de la peste, se produjeron tres pandemias especialmente conocidas. La primera crisis bien documentada fue la peste de Justiniano, que comenzó en 542 d.C. Llamada así por el emperador bizantino Justiniano I, la pandemia mató hasta 10 000 personas al día en Constantinopla (la actual Estambul, Turquía), según los historiadores antiguos. Las estimaciones modernas indican que murieron entre 25 y 50 millones de personas antes de que la peste remitiera en el siglo VII.

Podría decirse que el brote de peste más infame fue el de la mencionada peste negra, una pandemia de varios siglos que arrasó Asia y Europa. Se cree que comenzó en China en 1334, se extendió por las rutas comerciales y llegó a Europa a través de los puertos sicilianos a finales de la década de 1340. Se calcula que mató a 25 millones de personas, casi un tercio de la población del continente en los primeros cinco años. La peste negra perduró durante siglos, sobre todo en las ciudades, y ha pasado a la historia como la peor pandemia conocida, dejando entre 75 millones y 200 millones de muertes. Hubo brotes como el de la Gran Peste de Londres (1665-66), en el que murieron 70 000 habitantes.

La causa de la peste no se descubrió hasta el brote mundial más reciente, que comenzó en China en 1860 y no terminó oficialmente hasta 1959. La pandemia causó unos 10 millones de muertes. Llegó a Norteamérica a principios del siglo XX a través de viajes en barco, y a partir de entonces se propagó a pequeños mamíferos por todo Estados Unidos.

La alta tasa de mortalidad durante estas pandemias hizo que los muertos fueran enterrados a menudo en fosas comunes excavadas rápidamente. La comunidad científica ha logrado, a partir de los dientes de estas víctimas de la peste, reconstruir un árbol genealógico de Y. pestis, descubriendo que la cepa de la peste de Justiniano estaba emparentada con otras cepas de la peste, pero que era distinta de ellas.

(Relacionado: La Peste Negra sigue causando estragos en la actualidad)

La peste en la sociedad moderna

La peste sigue existiendo en varias partes del mundo, apareciendo esporádicamente y siendo seguida activamente por la Organización Mundial de la Salud y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. La mayoría de los casos han aparecido en África desde la década de 1990.

Entre 2004 y 2014, la República Democrática del Congo registró la mayoría de los casos de peste en todo el mundo, con 4630 casos humanos y 349 muertes. Los científicos relacionan la prevalencia de la peste en la República Democrática del Congo con el ecosistema, principalmente el clima tropical de montaña. Más recientemente, la peste estalló en Madagascar en 2017, causando más de 2300 casos.

Estados Unidos, China, India, Vietnam y Mongolia son otros de los países en los que se han confirmado casos de peste humana en los últimos años. Dentro de Estados Unidos, cada año aparecen una media de siete casos de peste en humanos, que surgen principalmente en California y el suroeste del país.

Hoy en día, la mayoría de las personas sobreviven a la peste con un diagnóstico rápido y tratamiento antibiótico. Las buenas prácticas sanitarias y el control de plagas consiguen minimizar el contacto con pulgas y roedores infectados para ayudar a prevenir pandemias de peste.

La peste está clasificada como patógeno de categoría A, porque se transmite fácilmente entre las personas y puede provocar altas tasas de mortalidad si no es tratada. Esta clasificación ha contribuido a avivar los temores de que Y. pestis pueda utilizarse como arma biológica si es distribuida en forma de aerosol. Como pequeña partícula transportada por el aire, causaría la peste neumónica, la forma más letal y contagiosa.

Los hurones de patas negras, en peligro de extinción en Estados Unidos, contraen otra forma de peste, la peste selvática, de los perros de las praderas cercanas. La peste puede diezmar las poblaciones de perritos de las praderas, que son una fuente de alimento fundamental para los hurones de patas negras. Por fortuna, la comunidad científica ya ha empezado a administrar una vacuna para prevenir los brotes de peste en los perritos de las praderas y los hurones de patas negras.

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    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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