6 de mayo de 2014
Tres nuevos estudios han demostrado que inyectar en ratones de edad avanzada sangre de ratones jóvenes puede hacerles recuperar algunas capacidades físicas y mentales perdidas con la edad. De este modo, se han observado efectos rejuvenecedores en la fuerza muscular, resistencia, memoria y sentido del olfato.
El estudio publicado en Nature Medicine, dirigido por Saul Villeda (de la Universidad de California) y Tony Wyss-Coray (de la Universidad de Stanford), continúa el trabajo de investigaciones anteriores que sugirieron que la sangre joven puede estimular el crecimiento de células madre cerebrales y neuronas y que inyectar sangre de ratones de edad avanzada en ratones jóvenes puede tener el efecto contrario, dañando sus habilidades cognitivas.
Este equipo unió los sistemas circulatorios de ratones viejos y jóvenes a través de un procedimiento quirúrgico llamada parabiosis. Así, observaron que los ratones de edad más avanzada unidos a los jóvenes desarrollaron nuevas conexiones entre las células nerviosas del cerebro que los conectados a ratones mayores. Éstos, al recibir la sangre de los jóvenes, produjeron proteínas asociadas a la neuroplasticidad (o plasticiad neuronal), la habilidad del cerebro para organizarse en respuesta a una experiencia. Los ratones jóvenes tenían tres meses de edad, y los mayores, dieciocho.
Igualmente, el equipo inyectó directamente plasma de ratones jóvenes en ratones viejos. A lo largo de tres semanas, los ratones viejos recibieron ocho inyecciones y después recordaron cómo encontrar una plataforma sumergida en un laberinto mejor que los que no habían recibido las dosis.
Aunque se desconoce todavía el componente de la sangre joven responsable de estos efectos, al calentar el plasma antes de la inyección los expertos comprobaron que no se daban los efectos esperados, y puesto que las proteínas se desactivan con el calor, parece que la responsable es una proteína.
«Cuando leí sobre la investigación me quedé maravillado», afirma Rudolph Tanzi, catedrático de neurología de la Universidad de Harvard, que no participó en el estudio. «No me lo podía creer, y ahora que hay estudios similares de laboratorios importantes, no tenemos más remedio que creerlo».
Uno de los estudios publicados en Science, de un equipo de Harvard, señala que tanto conectar los sistemas circulatorios como inyectar una proteína aislada de sangre joven en ratones viejos rejuvenece y fortalece los músculos. Esta mejora fue comprobada de formas distintas, según informa Amy Wagers, una de las autoras de la investigación. El ADN de las células madre de los músculos de edad avanzada se recuperaron, las mitocondrias se transformaron en versiones más sanas y los ratones fueron capaces de correr en las ruedas más tiempo que los demás.
La proteína utilizada, llamada GDF11, ya era conocida por ayudar a reducir los fallos cardíacos; sin embargo, ahora se ha observado que tiene efectos similares en otros tejidos, especialmente en el cerebro y los músculos.
En el segundo estudio de Science, otro equipo de Harvard, liderado por Lida Katsimpardi, también transfirió GDF11 de ratones jóvenes en viejos, a través de inyecciones o uniendo sus sistemas circulatorios. Observaron después las células de la zona subventricular, un área del cerebro relacionada con el olor. Así, la sangre joven mejoró la circulación de esa región, estimulando la producción de nuevas células nerviosas. El sentido del olfato de los ratones mejoró, revirtiendo la pérdida de esa capacidad asociada a la edad.
Según algunos expertos, todavía es pronto para recomendar transfusiones de sangre humana en personas mayores. Muchas preguntas siguen en el aire: ¿Se darán los efectos rejuvenecedores si la sangre proviene de donantes jóvenes? ¿Estamos ante la solución contra enfermedades como el Alzheimer?