Los efectos de los rayos en el cuerpo humano

Por Redacción National Geographic
Johannesburgo es la autoproclamada «capital de los rayos», y ahora un equipo está tratando de descubrir ...
Johannesburgo es la autoproclamada «capital de los rayos», y ahora un equipo está tratando de descubrir los efectos de su impacto en humanos.

17 de diciembre de 2013

Científicos sudafricanos están llevando a cabo experimentos para tratar de comprender las reacciones del cuerpo humano al impacto de los rayos. Los resultados podrían ayudar a los profesionales de la medicina a aplicar un tratamiento adecuado a las víctimas y a informar mejor a la población.

En Sudáfrica, con una población de 50 millones, se registran unas 500 muertes y miles de heridos por impactos de rayos al año. Debido a su clima subtropical, en Johannesburgo llueve casi a diario en verano, factor que, junto a su altitud, la convierten en una ciudad especialmente vulnerable a los rayos.

Así, no es de extrañar que la Universidad de Witwatersrand de JohanesburgoIn cuente con un equipo de investigación de rayos desde mediados de los años 60 que, con el objetivo de disminuir el número de muertos y heridos, está tratando de averiguar lo que le ocurre al cuerpo humano al recibir el impacto de un rayo.

Según Patrick Randolph-Quinney, antropólogo forense de la mencionada Universidad, su equipo tiene pruebas concluyentes de que los rayos provocan la formación de grietas a través de la estructura celular de células óseas, lo que indica el paso de niveles extremos de energía. En su opinión, el patrón es diferente del creado por otros tipos de electricidad.

El científico espera que la investigación ayude a los forenses a determinar la causa de la muerte en caso de impacto de rayos, lo que supone un reto importante, ya que cada año hay 17.000 cuerpos sin reclamar en las morgues de la ciudad.

En cuanto a las consecuencias del impacto en heridos, tampoco se sabe demasiado, más allá de las complicaciones que pueden surgir, como pérdida de memoria, insomnio o depresión.

Para tratar de comprender mejor estos efectos, Harry Lee, estudiante de doctorado en ingeniería eléctrica de la misma universidad, está comparando la conductividad eléctrica de 56 tejidos humanos diferentes.

A pesar de que su investigación se encuentra en las fases iniciales, espera descubrir que la piel seca tiene un bajo índice de conductividad, lo que explicaría por qué las víctimas apenas muestran quemaduras externas.

Del mismo modo, el equipo está elaborando una lista definitiva de cuatro o cinco normas de seguridad con el fin de difundirla en los colegios y medios de comunicación.

Según Estelle Trengove, ha habido mucha falta de información en el pasado; la gente pensaba que si llevas zapatos con suela de goma o estás mojado, no te pasa nada.

También afirma que muchos sudafricanos creen que los rayos están relacionados con la brujería, por lo que insiste en la necesidad de contar con unas pocas normas que pueda entender toda la población.

Aunque todavía están trabajando en ello, irán en la línea de «no resguardarse bajo un árbol» o «cuando se acerca una tormenta, hay que refugiarse en un edificio consistente», algo que resulta particularmente difícil en la región, pues resguardarse en el interior no significa necesariamente estar en un edificio consistente. Por ello, el enfoque de las tácticas de educación tendrá que ser distinto al adoptado hasta ahora.

En cualquier caso, los científicos afirman que las historias más recientes sobre muertes por causa del impacto de rayos han fomentado la concienciación de la población, que está empezando a comprender los riesgos.

Para Ron Holle, meteorólogo de una empresa finlandesa que fabrica equipos de detección de rayos, la investigación científica sobre este tema debe centrarse en las particularidades de cada región: «En una economía basada en la agricultura, con trabajadores que pasan la mayor parte del tiempo al aire libre, los rayos siempre suponen un problema».

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