Contenido pagado por
El Kumano Kodo es una vía de peregrinación situada en la península de Kii, en la isla de Honshū, la más grande de Japón. Al igual que la senda jacobea en España, cuyo origen se remonta a la Edad Media, la ruta japonesa (surgida en el período Heian) está formada por diversas sendas y ramales que se dirigen a los tres santuarios principales de Kumano, siendo el más popular la ruta Nakahechi. Mientras que la Catedral de Santiago es una iglesia católica, el Kumano Kodo es considerada la cuna del sintoísmo, el culto original del país nipón que venera a los espíritus de la naturaleza, aunque también integra el budismo. Por tanto, en su recorrido conviven de forma armónica templos y santuarios de ambas religiones. Sus caminos atraviesan diversas zonas del suroeste de Japón y en su tramo final alcanza Wakayama, prefectura hermanada con Galicia.
Esta ruta japonesa, a pesar de enmarcarse en una religión diferente a la fe cristiana, se vinculó al Camino de Santiago en el año 1998 debido a sus valores y propósitos comunes. De hecho, aquellos peregrinos que completen ambas rutas hermanas, recogiendo los pertinentes sellos en su pasaporte mixto, pueden recibir el certificado e insignia de “Peregrino Dual”. Una iniciativa que denota el fuerte compromiso de ambas regiones por proteger y promocionar en todo el mundo su rico patrimonio histórico, cultural y espiritual.
La peregrinación crea lazos de unión, difunde ideas y hermana pueblos. Por eso, en la era de la globalización, la información y el transporte masificado, la gente sigue recorriendo los antiguos Caminos de Santiago y Kumano Kodo; tal vez en busca de una reconexión con el entorno natural, con otros individuos y con uno mismo. Debido a su valor intangible, ambas rutas han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
En el año 2023, se celebra el 25 aniversario de una hermandad que va más allá de todo culto o nacionalidad. MICHI es un proyecto documental liderado por Javier Corso, Explorador de National Geographic, que busca poner en valor la riqueza inmaterial que une Wakayama (Japón) y Galicia (España). Las imágenes nos muestran los muchos paralelismos que se dan a uno y otro lado del planeta a través de la conexión de las personas con el territorio; entendiendo cómo a través de su vocación y oficio vertebran y dan vida a la región. Se introduce así al espectador un paisaje único de la mano de personajes excepcionales, que uno podría encontrar en el camino si decidiera recorrer estas rutas de peregrinaje.
Una labor documental que tiene como fin comprender qué aspectos de la vida han permanecido inalterables y cuáles han mutado a lo largo de cientos de años, a través de las vidas de aquellas personas que profesan su amor por la tierra y sus tradiciones. Los ritos y costumbres sobreviven, en parte, gracias a la comprensión del individuo y la comunidad que las practica en cada época. Es así como la tradición preserva su esencia, evolucionando en la justa medida que le permita sobrevivir a los inexorables cambios de este mundo. Una colección de historias humanas que nos hablan de esperanza y perseverancia, de pasión y fe; evidenciando que nada representa mejor la hermandad existente entre España y Japón que las personas que velan y preservan sus caminos.
El Camino a Fisterra es la única de las rutas que no tiene su meta en Santiago, sino su origen. La Costa da Morte, donde se construyó en 1853 el Faro de Fisterra debido a sus embravecidas aguas, deviene una frontera natural para el peregrino, el final físico de su viaje. Aquello que antaño se consideraba el verdadero fin del mundo es hoy uno de los parajes más majestuosos de la costa europea occidental.
La denominada Daimon Gate es la puerta de acceso principal al monte Koya (Kōyasan), centro neurálgico del budismo shingon que fue fundado en el año 816 por el monje y Gran Maestro Kōbō- Daishi. Situada en la cordillera norte de la prefectura de Wakayama y reconstruida en el año 1705, durante el Período Edo, Daimon alcanza hasta los 25,1 metros de altura.
Fotografía de Javier Corso