El corredor de cetáceos del Mediterráneo, área marina protegida a nivel internacional
Qué es, dónde está, por qué es tan importante y en qué consiste el corredor de cetáceos del Mediterráneo y por qué será área marina protegida a nivel internacional.
El mar Mediterráneo alberga infinidad especies y entre ellas, poblaciones de cetáceos, algunos considerados amenazados. Precisamente entre la costa de la Comunidad Valenciana, Cataluña y las Islas Baleares se encuentra una zona de paso migratorio del segundo animal más grande que existe en el planeta, el rorcual común, hacia sus áreas de cría y alimentación en el norte del Mediterráneo.
Pero no solo eso, también es hábitat y zona de alimentación para una gran diversidad de especies de cetáceos (cachalote, delfín mular, delfín listado, delfín común y especies de cetáceos buceadores de gran profundidad como el calderón gris, el calderón común y el zifio de Cuvier) y para otras especies de fauna marina (como la tortuga boba, diversas especies de aves, etc.)
El territorio marino del Mediterráneo español es un espacio de altísimo valor ecológico, por eso, el Gobierno español y el Convenio Internacional de Barcelona han reconocido la importancia del enclave y la necesidad de protegerlo.
Proyecto Mediterráneo
En 2004 se comenzó a desarrollar el denominado Proyecto Mediterráneo para la identificación de las Áreas de Especies de Interés para la Conservación de los Cetáceos en el Mediterráneo Español, fruto del Convenio entre el entonces Ministerio de Medio Ambiente y las Universidades de Valencia, Barcelona y Autónoma de Madrid. Entonces se identificó este espacio como un área de especial interés por ser una ruta migratoria de cetáceos, pero el proyecto se quedó aparcado hasta 2015.
Hace dos años, organizaciones ambientalistas como Alianza Mar Blava, una plataforma en defensa del Mediterráneo, OceanCare y NRDC lo reactivaron recabando apoyos institucionales a favor de la declaración de ZEPIM (zonas especialmente protegidas de importancia para el Mediterráneo).
Gobiernos e instituciones políticas (el Parlamento y el Gobierno de las Islas Baleares, la Generalitat de Cataluña y la Generalitat de Valencia, los Consells Insulares de Mallorca, Menorca, Formentera e Ibiza, y los Ayuntamientos de Barcelona, Valencia, Palma de Mallorca, Ibiza y Mahón, entre muchos otros) apoyaron la iniciativa, al igual que el Congreso de los Diputados, pero también organizaciones sociales y la comunidad científica con la declaración suscrita por 39 científicos marinos de renombre internacional y 36 organizaciones internacionales de conservación marina, las cuales representan en conjunto a millones de socios globalmente.
«La Alianza Mar Blava ha tenido un papel crucial en este proceso, ya que hemos insistido al Ministerio de Medio Ambiente para que se reabriera el Proyecto Mediterráneo, no solo por la protección de los ecosistemas y la fauna marina sino porque su protección implicará la imposibilidad de llevar a cabo varios proyectos de prospecciones de hidrocarburos que diversas compañías petroleras han solicitado en esta área», ha explicado Carlos Bravo, biólogo y portavoz de Alianza Mar Blava.
Convenio internacional de Barcelona
En 1975, casi una veintena de países mediterráneos de Europa, del Magreb y de Oriente Próximo adoptaron el Plan de Acción para la protección y el desarrollo de la cuenca del Mediterráneo (PAM), el primer acuerdo regional del Programa de Naciones Unidas para el Medioambiente (PNUMA).
Y para darle validez jurídica se adopta, un año después, el Convenio para la protección del mar Mediterráneo contra la contaminación, más conocido como Convenio de Barcelona, con el que se pretende prevenir la contaminación causada por vertidos desde buques y aeronaves de hidrocarburos y otras sustancias perjudiciales.
En este mes de diciembre, representantes de los Estados ribereños del mar Mediterráneo se han reunido en la 20ª Conferencia de las Partes (COP 20) del Convenio de Barcelona, en Tirana (Albania), donde han decidido otorgar protección internacional al Corredor de Migración de Cetáceos de la demarcación marina levantino-balear declarándolo Zona Especialmente Protegida de Importancia para el Mediterráneo (ZEPIM).
Una propuesta presentada por el Gobierno español que previamente anunció la aprobación de un Real Decreto para declarar como Área Marina Protegida el Corredor de migración de cetáceos del Mediterráneo.
«Sin embargo, el Convenio de Barcelona no ha podido culminar el proceso y su declaración queda supeditada a la publicación de este Real Decreto en el BOE», añade Carlos Bravo, «que ahora está en el proceso de consulta pública y después se elevará a Consejo de Ministros, por lo que no se espera que sea posible antes de marzo».
Según el procedimiento legal internacional, el organismo de Naciones Unidas podría incluir el corredor de cetáceos como ZEPIM inmediatamente después de aprobarse el Real Decreto, o esperar a la siguiente Cumbre que será dentro de dos años, «pero sea cual sea la decisión, ya tiene la protección aunque sea dentro de un régimen de protección preventiva», concluye el experto biólogo, «suficiente para detener y prohibir los sondeos acústicos petrolíferos y la exploración de nuevos yacimientos de hidrocarburos».
Relacionado: Tres nuevas reservas marinas protegerán más de 750.000 kilómetros cuadrados de océano
Los peligros que acechan a las ballenas
Todas las especies que viven y recorren las aguas mediterráneas tienen ya varios estatus de protección en varios regímenes de conservación nacionales e internacionales. Pese a ello, este valioso espacio está amenazado por varios proyectos de prospecciones petrolíferas cuya superficie de actuación prevista se solapa con la del propio corredor, por lo que esta declaración llevará al archivo de todos los proyectos y las solicitudes de permisos de investigación de hidrocarburos que afecten a este espacio protegido.
La zona a proteger, que se declara «Área Marina Protegida», ocupa una superficie estimada de 46.262,82 kilómetros cuadrados, un área del tamaño de la comunidad autónoma de Aragón, y comprende la totalidad del espacio marino, incluidas las aguas en las que está integrado, el lecho, el subsuelo, la columna de aire suprayacente y los recursos naturales existentes dentro de los límites geográficos establecidos por el Gobierno español.
No es casualidad que esta zona del Mediterráneo haya sido recientemente identificada como un «punto caliente de ruido submarino» según el estudio científico internacional Overview Of The Noise Hotspots In The Accobams Area en el que se analizaron las actividades que causaban ruido antropogénico en el mar Mediterráneo.
Y es que durante la búsqueda de nuevos yacimientos de gas y petróleo, los equipos para los sondeos acústicos utilizan cañones de aire comprimido que disparan «burbujas» de aire a alta presión. La explosión de la burbuja produce un fuerte sonido que penetra hasta 7.000 metros en el suelo marino. Las ondas acústicas emitidas son unas 10.000 a 100.000 veces más ruidosas que el motor de un avión a reacción. Esta información proporciona a los geólogos detalles de las formaciones rocosas situadas debajo del lecho marino, como si se tratase de una ecografía.
Las explosiones se realizan de forma continua a lo largo de las 24 horas del día, los siete días de la semana, durante un periodo total de unos cuatro meses. Los pulsos de aire comprimido producen daños fisiológicos irreversibles en cetáceos, tortugas, peces e invertebrados, e incluso la muerte. Y eso es lo que está ocurriendo en el corredor de cetáceos del Mediterráneo.
Según el borrador del Real Decreto del Ministerio de Medio Ambiente, «los efectos sobre los cetáceos que se asocian al ruido submarino son la interferencia en la comunicación y cohesión social, la interrupción de actividades vitales como la alimentación, la reproducción, o la migración, el abandono de hábitats esenciales, cambios en los patrones de natación y buceo, o el impedimento para la detección de predadores o de otros peligros (presencia de embarcaciones o de artes de pesca, etc.), y la desorientación y varamientos masivos. Algunos de estos efectos fisiológicos y de comportamiento derivados del ruido se han apreciado también en tortugas marinas, pudiendo comprometer la supervivencia de estos reptiles marinos».
Sigue leyendo: Las vaquitas marinas, a punto de extinguirse
Proyectos de exploración de hidrocarburos
En la actualidad, hay varios proyectos en marcha y otras tantas solicitudes. Son los permisos de investigación de hidrocarburos (PIH) «Nordeste 1» a «Nordeste 12» solicitados en el golfo de León por la compañía Capricorn Spain Ltd (filial española de la petrolera Cairn Energy) y PIH el denominado «Medusa», solicitado por cuatro compañías petroleras frente a las costas de Tarragona, así como el proyecto de sondeos acústicos de la compañía Spectrum Geo Limited en el mar Balear (el cual cuenta ya con una Resolución de archivo del Ministerio de Medio Ambiente, MAPAMA).
Una vez que se incorpore con pleno derecho el corredor de cetáceos en el Convenio de Barcelona, se iniciará un plazo de tres años para elaborar un Plan de Uso y Gestión, donde deberá ponerse en marcha un plan de gestión general para reducir los niveles de ruido submarino.
Mientras tanto, la protección preventiva se activará a partir del próximo mes de marzo, lo que permitirá que la vida marina de esta zona del Mediterráneo vuelva a recuperar los niveles de calidad necesarios no solo para su conservación, sino para su recuperación y crecimiento.
Galería relacionada: Corales propuestos para ser protegidos